Andrés Malamud es uno de los politólogos argentinos más reconocidos. Nacido en Olavarría en 1967 y afiliado al radicalismo, es investigador principal en la Universidad de Lisboa, en Portugal, donde vive desde 2002. Pero él define su residencia como “part time”, porque gran parte de su atención y su tiempo siempre están puestos en la política argentina. Uno de sus temas predilectos es la provincia de Buenos Aires: diagnostica su “hipertrofia” y plantea que dividirla podría ser una solución. Sobre este tema, la imagen del Presidente Milei y su mirada sobre diferentes figuras de la política nacional, Malamud dialogó con El Diario Sur en el marco del ciclo Charlas del Conurbano. La conversación completa se puede ver en el canal de YouTube de Extremo Sur.
Andrés Malamud: "Si Milei pierde su popularidad, pierde el cargo, salvo que gane la elección intermedia"
Es politólogo e investigador de la Universidad de Lisboa. Siempre en contacto con la Argentina, se dedicó a estudiar la provincia de Buenos Aires.
¿Cuál es tu diagnóstico estructural sobre la provincia de Buenos Aires?
El diagnóstico es hipetrofia, como un tenista que tiene su brazo hábil más desarrollado que el otro. Al tenista le sirve, pero la hipertrofia bonaerense no le sirve ni a la provincia ni al país. Lo que mejor funciona en las federaciones es el equilibrio. Si las entidades subnacionales son muy desparejas, lo que generás es una situación en la cual algunas se aprovechan de otras. La paradoja de la provincia de Buenos Aires es que con su tamaño excesivo son las otras las que se aprovechan de ella.
¿Y cómo se refleja ese “abuso” por parte de las demás provincias?
Primero en el indicador fiscal, que dice que la provincia contribuye con el 36% de la coparticipación y se lleva el 22, una diferencia de 14 puntos porcentuales, que es una enormidad. Está bien que los ricos les den a los pobres, el tema es que Buenos Aires no es rica: es la décima provincia en PBI per cápita y es la que más pobres tiene. Así que el hecho de que Buenos Aires aporte mucho más de lo que recibe es una injusticia. Le roban porque es impotente. La segunda razón es política: todos los gobernadores bonaerenses son liliputienses, enanos políticos, son los segundones que nombra el Presidente: Vidal lo era de Macri, Kicillof de Cristina, Scioli de Kirchner y podemos seguir para atrás con Ruckauf y Duhalde, que los puso Menem, de quienes fueron vicepresidentes. Así que el diagnóstico es muy simple: la dimensión excesiva de la provincia de Buenos Aires, esa hipertrofia, es tóxica, toda la provincia es más pobre, menos autónoma y tira el país para abajo. Porque al no ser el motor, es el lastre.
¿Y creés que dividir la provincia puede ayudar a mejorar la situación?
La solución ideal sería que se desarrolle tanto el interior que haga que todos los pobres en la provincia de Buenos Aires encuentren un horizonte productivo fuera de ella. Que de repente Vaca Muerta y las mineras en el noroeste y el desarrollo de la Patagonia y del Literal vuelvan a ser, como en el siglo XIX, el motor del desarrollo de la patria. Si el país se equilibra económicamente, entonces la población iría a buscar trabajo donde hay. Gobernar es poblar, decía Alberdi, el ídolo de Milei. Pero lo que hay que poblar es el interior, Buenos Aires ya está poblada.
Y con respecto a la división. ¿Seguís pensando que hay que dividir la provincia?
Sí, pero lo que yo pienso es irrelevante. Lo que importan son los datos: la asimetría es un dato, la hipertrofia es un dato. Y diferentes actores políticos de diferentes partidos, como Esteban Bullrich (PRO), Lucas Llach (UCR) y José Ottavis (peronismo), plantearon proyectos de división. La división es un procedimiento administrativo para equilibrar un desequilibrio demográfico y económico. Si les gusta otra solución, busquen otra solución…
¿Qué caracterización hacés del Conurbano?
El Conurbano es todo menos campo. Menos el campo, todo lo demás que tiene la Argentina lo encontrás en el Conurbano: industrias, servicios, pobreza y riqueza. Y no es una región particularmente violenta, ni en el contexto de la Argentina –Rosario es mucho más violenta- ni en el de América Latina. Hay un mito muy gorila que dice que el Conurbano es tierra de nadie, de violencia… Y es un lugar donde viven 13 millones de personas, claro que pasan muchas cosas, pero estadísticamente ninguna de ellas es muy representativa. No es la zona más violenta del país. Y tiene countries y tiene villas. El problema del conurbano es que no tiene gobernanza. No hay un teléfono donde vos llames al jefe del Conurbano y le digas el problema que tenés. Porque está dividido en 24, 28, 35 partidos (depende cómo lo cuentes) que carecen de autonomía.
¿Qué mirada tenés sobre la autonomía municipal?
Es una competencia que la Constitución Nacional establece y la Constitución Provincial ignora. Porque en 1994 se reformó la Constitución de la Provincia al mismo tiempo que la nacional y se hizo para que Duhalde concentre el poder, no para que lo distribuya. Y entonces vos elegís un intendente y un Concejo Deliberante pero las cuentas las auditan desde la Provincia unos burócratas grises que nadie conoce, que fueron elegidos a puertas cerradas en una legislatura a la que tampoco conoce el electorado. Y la Justicia tampoco existe a nivel municipal, los jueces son provinciales. Entonces el intendente y los concejales son electos por el pueblo pero están expuestos al capricho de la burocracia provincial. Esto significa que los municipios no pueden articularse entre sí para darse servicios. Hasta que no se conceda autonomía municipal en la provincia, vamos a tener dificultades para coordinar la gobernanza en zonas de gran concentración demográfica. También hay que hacer una división de la recaudación de tal manera que los municipios sean viables; así como están, no lo son.
“A Milei en el Conurbano lo veo bien pero empeorando”
En 2018 escribiste que era “impensable” la aparición de un outsider anti sistema en la política Argentina, como el caso de Milei, “salvo colapso económico o colusión entre gobierno y oposición que abra espacios en los extremos del sistema político”. ¿Qué pensás hoy de esta descripción a la luz del fenómeno Milei?
Yo escribo esto en 2018 diciendo que si no hay un colapso económico, no llega un outsider. Bueno, ocurrió algo peor, que fue una pandemia global y una cuarentena eterna. La consecuencia política de la pandemia hizo que muchos le adjudicasen al Gobierno –y a la casta que no se había rebelado ante ellos- la responsabilidad por lo que habían sufrido. Milei es un producto de la incompetencia, y del sufrimiento que fue provocado por un colapso catastrófico que fue mucho más que solo económico.
¿Cómo lo ves a Milei en el Conurbano?
Bien, pero empeorando. Mlei entra en el Conurbano de manera bastante exitosa. Salió tercero, no arrasó en el conurbano, pero hizo una elección muy digna en los dos sectores del espectro social, en las villas y los countries. Y ahora está perdiendo algún arraigo más en los sectores bajos que en los altos. Los sectores bajos son tradicionalmente del peronismo, pero están entrando organizaciones extra políticas e incluso extra religiosas. Militantes de organizaciones de base del Conurbano te dicen que donde antes llegaban los políticos con los punteros, después empezaron a llegar los evangélicos con los predicadores y ahora están llegando los narcos con los tranzas. Los organizadores de los sectores humildes de partes importantes de los conurbanos argentinos –no solo el bonaerense- son cada vez más las organizaciones criminales, y donde entran las organizaciones criminales, pierden los partidos políticos.
Se les presta cada vez más atención a los estudios de opinión pública sobre la imagen de Milei, ¿Por qué tienen tanta importancia en este contexto?
El nivel de popularidad de Milei importa mucho porque carece de escudo legislativo. No tiene el tercio en ambas cámaras que le asegura que no será destituido por juicio político. A falta de escudo legislativo, cuenta con un escudo popular. Los políticos no le hacen juicio político porque Milei tiene a la gente de su lado. Si Milei pierde a la gente de su lado, pierde el cargo. Salvo que gane la elección intermedia y se garantice el tercio de alguna de las cámaras. Por eso importa la popularidad, porque los presidentes impopulares que enfrentan escándalos de corrupción y crisis económica en América Latina, son destituidos cuando no tienen el escudo legislativo. Como él no lo tiene, se apoya en el pueblo.
Pingpong: ¿Qué consejo le darías a cada uno?
Javier Milei
“Levantar el cepo. No hay inversiones en cepo. Con cepo, no hay libertad”.
Papa Francisco
“Yo le diría que vuelva a la Argentina porque va a ser emocionante. Pero después de las declaraciones que está haciendo capaz que no le conviene venir. No hay manera de que no se politice su visita”.
Marcos Galperín
“Cualquier cosa que yo le pueda decir, lo haría perder plata”.
Cristina Kirchner
“Encontrar un sucesor. Es muy fácil de decir pero muy difícil de concretar. El problema de la sucesión se arregla con democracia. Ahí el que elija su sucesor va a ser el pueblo”.
Axel Kicillof
“Que ofrezca un proyecto para la Provincia de Buenos Aires. Hasta ahora, lo que ofreció fue una administración mediocre de una provincia inviable. Si quiere ser alguna otra cosa que gobernador, estaría bueno que demuestre que pudo ser un buen gobernador, cosa que no existe en la provincia de Buenos aires y alguien tendría que inventarlo”.
Mauricio Macri
“Rescatar a su partido. La supervivencia del PRO es fundamental para determinar su legado. Nadie se va a acordar muy bien de Macri por los cuatro años de Gobierno, pero se pueden acordar por siglos por un partido que lo sobrevive.
Martín Lousteau
“Ya es tarde. Le hubiera recomendado que no sea presidente del Comité Nacional de la UCR porque así va a causar daño a sí mismo y al partido que representa. Porque Lousteau representa el alma pequeña del radicalismo, que es el alma metropolitana. Y el radicalismo en este momento tiene mucha más representación en el interior”.
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