El costo de los alquileres de las viviendas en el Gran Buenos Aires continúa escalando y se consolida como uno de los factores que más presión genera sobre la economía familiar. De acuerdo con el Reporte Macroeconómico de octubre de 2025 elaborado por la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), el aumento interanual registrado en septiembre fue del 98,6% respecto del mismo mes del año pasado. Es decir, prácticamente el doble. A nivel mensual, la variación fue del 3,5%, un número que, aunque menor en comparación, se suma a un proceso de incrementos sostenidos.
El costo de los alquileres se disparó: subas anuales de casi 100% en el Gran Buenos Aires
Informes de la Universidad de Lomas y de la Universidad de San Andrés revelaron subas cercanas al 100% en los alquileres del Gran Buenos Aires.
El informe analiza la evolución del rubro “alquiler de vivienda” dentro del índice general de precios y ubica a este segmento entre los que más incidieron en el aumento de la inflación. Junto con los alquileres, las mayores subas se observaron en gastos de medicina prepaga, carnes y servicios gastronómicos. La tendencia muestra que el acceso a la vivienda se mantiene entre los consumos más difíciles de sostener.
Los alquileres registraron subas de hasta el 100%.
Uno de los puntos que refleja con claridad la situación es la dispersión de precios entre distintas zonas y barrios del Gran Buenos Aires. Según el relevamiento, Canning se posicionó entre las áreas con alquileres más elevados, alcanzando valores que llegan a los USD 2.000 mensuales. Algo similar ocurre en Olivos y Florida Oeste, donde la cercanía a vías de acceso rápido y a centros comerciales consolida una demanda sostenida.
En contraste, los valores más bajos se observaron en El Jagüel, donde se pueden encontrar alquileres cerca de los $500.000, y en Luis Guillón, alrededor de los $750.000. También se registraron precios inferiores al promedio en barrios como Villa Lynch, Gregorio de Laferrere y Boulogne Sur Mer.
A esa fotografía se suma otra investigación realizada por Mercado Libre en conjunto con la Universidad de San Andrés (UdeSA), que analizó la evolución de los valores de renta en distintas zonas de la provincia. Según ese estudio, durante los últimos doce meses los alquileres aumentaron en promedio más de 30%, pero con picos que superaron el 50% en algunos sectores del conurbano. Dentro de ese marco, el GBA Sur fue la región donde se registraron los incrementos más fuertes, especialmente en el mercado de casas.
El relevamiento señaló que, en octubre, el precio de los departamentos aumentó 2,1% mensual, mientras que el de las casas avanzó 4,4%. En la comparación interanual, los departamentos tuvieron subas del 42,1% en el GBA Sur, 34,7% en la Ciudad de Buenos Aires, 34,4% en el GBA Norte y 48,6% en el GBA Oeste. En el caso de las casas, los aumentos fueron todavía más marcados: 56,6% en el GBA Sur, 46,6% en el Norte, 55% en el Oeste y 44,3% en la ciudad.
“Sin respaldo familiar sería imposible”
En La Unión, Ezeiza, el caso de Yrina Viveros ilustra cómo estas situaciones se viven en lo cotidiano. Ella alquila desde hace cinco años y cuenta con el apoyo económico de sus padres, lo que le permitió sostener el contrato durante las últimas renovaciones. Sin embargo, señala que la economía actual hace más difícil reunir el dinero necesario mes a mes. En su edificio, asegura, dos vecinos debieron mudarse recientemente por no poder afrontar los aumentos.
Aunque su contrato fue renovado con aumentos pactados cada seis meses, seguir en el departamento depende del apoyo familiar. “No es que el alquiler sea caro para lo que es la zona, pero cuesta mucho más que antes reunir la plata”, señala. Observa que varios vecinos debieron mudarse por no poder sostener los incrementos. Yrina considera que el principal problema es la diferencia entre los precios y los ingresos: “Si los sueldos no suben, es imposible”.
“Ajustar significó dejar cosas simples”
En Monte Grande, la situación también se refleja en los relatos de quienes debieron reacomodar su forma de vivir para sostener el alquiler. Natalia Báez, de 38 años, tuvo que dejar el departamento en pleno centro de la ciudad cuando el valor mensual quedó por encima de la mitad de su sueldo. “Tuve que bajar de categoría y alejarme, aunque la ubicación me servía por el trabajo”, expresó. Finalmente, decidió alquilar con dueño directo para evitar gastos extras. Sin embargo, aun con ese cambio, afirma que su economía se volvió más ajustada y que cada mes requiere una planificación más estricta.
Natalia vive sola y asegura que los cambios no solo fueron habitacionales, sino también cotidianos. Explica que tuvo que dejar de lado gastos que antes formaban parte de su rutina, como salir a comer o comprarse ropa. “Tuve que elegir entre darme gustos o poder ahorrar y llegar a fin de mes”, sentenció. Aunque el dueño del nuevo departamento no aplicó aumentos tan fuertes, siente que en el último año otras subas —como alimentos, impuestos y servicios— impactan directamente en su presupuesto. Hoy su economía se resume en prioridades básicas: “Pagar impuestos, comer y pagar el alquiler”.
“Ya no vemos aumentos bruscos del 200%”
En las inmobiliarias observan que los aumentos de los alquileres de los inmuebles van al mismo ritmo que la inflación y en los últimos meses se estabilizaron. De cualquier manera, los precios siguen siendo elevados para aquellos jóvenes que quieren independizarse.
Según Valentina Bianco, integrante de Bianco Propiedades, en diálogo con El Diario Sur, los ajustes de precios se realizan de acuerdo al Índice de Precios al Consumidor (IPC), con incrementos mensuales que rondan entre el 1,8% y el 2,1%. “Nos manejamos siempre con el IPC. Está todo bastante estabilizado en ese sentido”, explicó Bianco. En los contratos comerciales, las actualizaciones se aplican cada tres meses; en viviendas, cada cuatro o seis.
La mayoría de los contratos se renueva sin sobresaltos. “Ya no vemos esos aumentos bruscos del 200% que complicaban a los inquilinos”, señaló. Incluso, en algunos casos, los valores se mantienen porque el precio vigente sigue siendo acorde al mercado.
Bianco también destacó que se observan movimientos dentro del mercado: familias que buscan viviendas más amplias o inquilinos que logran acceder a créditos y dejan de alquilar. “El contexto actual permite cierta previsibilidad, algo que hace un par de años era impensado”, concluyó.
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