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Impacto en la economía de la región por la situación de La Salada, que podrá volver a abrir

Finalmente, la Justicia decidió que la feria de La Salada podrá seguir funcionando. Miles de familias de la región afectadas en su economía durante el cierre.

Este jueves llegó el alivio para los miles de trabajadores que viven directa o indirectamente de la Feria de La Salada. Luego de una reunión encabezada por la fiscal Cecilia Incardona en la municipalidad de Lomas de Zamora, junto a autoridades nacionales, provinciales y municipales, se confirmó que la feria La Salada reabrirá sus puertas la próxima semana, con una fecha límite que se fijó para el 15 de junio.

En paralelo al encuentro, un nutrido grupo de feriantes se concentraba en la plaza Grigera frente al palacio municipal para exigir la reapertura del predio, cerrado desde el pasado 22 de mayo, cuando fue detenido Jorge Omar Castillo, conocido como el “Rey de La Salada”.

Tras el encuentro, representantes de los trabajadores de la feria anunciaron que se llegó a un principio de acuerdo que permitirá la reapertura bajo nuevas condiciones. Participaron también representantes de organismos como ARBA, ARCA y el Ministerio de Seguridad de la Nación, además del intendente local y enviados de otras áreas gubernamentales.

Aunque no se firmó aún la resolución oficial, se espera que la fiscal Incardona redacte un escrito para ser avalado por un juez. Hasta entonces, los feriantes deberán mantener una “tregua”: no realizar movilizaciones ni disturbios, y despejar la plaza en Lomas.

La lucha de los puesteros de La Salada

Durante toda la última semana y hasta la llegada del acuerdo por la reapertura del predio, los trabajadores de La Salada encabezaron varias jornadas de protesta tanto en Puente La Noria como en la Plaza Grigera. En esta última, El Diario Sur dialogó con varios de ellos para conocer su situación en el medio del conflicto.

Edith, de la cooperativa Ocean y fabricante de pantalones manifestó que “lo que estamos pidiendo es trabajo, defender nuestro trabajo. No estamos pidiendo ninguna otra cosa más al Gobierno”. Y agregó: “obviamente nos afectó mucho, tenemos familia, pagamos nuestro monotributo, pagamos todo lo que necesitamos pagar”.

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Nelly, puestera de La Salada.

Nelly, puestera de La Salada.

Ángela, del sector de comida de Punta Mogote, contó que tiene siete chicos, uno de ellos discapacitados y necesita el trabajo. “No dependo de nadie ni tampoco del Estado. No cobro ni plan de siete hijos, ni la asignación de los chicos porque a mí me gusta trabajar, es lo único que queremos trabajar y nada más”, puntualizó.

Nelly, de Urkupiña, subrayó en la protesta que “una clausura me parece demasiado arbitraria porque deberían fijarse en la gente que sí aporta, porque somos más del 80% que aportamos, que colaboramos con la comunidad”. “Hay mucha gente que trabaja el día a día, que vive vendiendo café, muchos que son changarines, porque no tienen otra cosa. Toda la gente es de Lomas de Zamora”, añadió.

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Ángela, trabajadora de La Salada.

Ángela, trabajadora de La Salada.

“En lo personal me afectó muchísimo. Creo que así como yo hay un montón. Alquilo, no tengo casa propia y no sé cómo lo voy a pagar”, aseguró, por su parte, Camila, de la cooperativa Ocean. “Somos conscientes de que La Salada es la fuente de trabajo de más de 30.000 personas. Es imposible que llegue alguien así de la nada y quiera cerrar vidas”, describió.

“Hay 20 provincias que dependen de nosotros. Hay clientes que tienen locales que llevan la ropa desde La Salada”, aseguró Camila. “Los propios periodistas que nos preguntan, la ropa que tienen en sus casas es nuestra, porque muchas veces la compran en tiendas conocidas y sale de la feria”, finalizó.

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Camila, otra de las trabajadoras de La Feria, durante la protesta en Lomas.

Camila, otra de las trabajadoras de La Feria, durante la protesta en Lomas.

"Nunca pensé que iba a pasar una cosa así”

Los puesteros que venden ropa en la calle en distintos puntos del país tienen como proveedores principales a las firmas que están dentro de la feria de La Salada, por lo que su cierre fue un golpe a todos aquellos que viven de la venta callejera, como sucede con algunos de los feriantes que trabajan en los alrededores de la estación de Monte Grande.

Una de ellas aseguró a El Diario Sur antes de que se confirmara el acuerdo por la reapertura de La Salada que no sabía cómo iba a hacer para seguir con su puesto, ya que la ropa la compraba en la feria de Lomas de Zamora.

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Los puesteros de la estación de Monte Grande.

Los puesteros de la estación de Monte Grande.

“Ya no se consigue mercadería por ningún lado, estoy llamando a los que tenía de proveedores y no los ubico. Dentro de poco ya no voy a tener mercadería”, señaló la mujer que revende prendas de La Salada.

“El otro día fui a La Salada a ver si los veía y nada, un desastre. Estoy viendo de buscar otro proveedor, pero se hace difícil”, planteó la vendedora. “No sé por qué molestan a la gente que está trabajando. Es una fuente de trabajo para muchos y afecta también a todos los que tenemos proveedores ahí”, señaló.

El panorama en la feria de Turdera

El cierre temporario de La Salada trajo incertidumbre en otras de las ferias de ropa de la zona, ante la nueva situación que se presentaba en el rubro. En ese marco, los puesteros de la feria de Turdera miraban con expectativa lo que sucedía en Lomas de Zamora, una negociación de la que dependía el trabajo de miles de personas.

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Mauro en la Feria de Turdera.

Mauro en la Feria de Turdera.

En ese contexto, El Diario Sur habló con algunos de los trabajadores de Turdera Outlet como Mauro, que tiene un puesto de joyas allí. “A mí me parece que esto va a reestructurar un poco las ferias y si se tienen que reubicar, por ahí nos favorece a tener más compañeros de trabajo acá en Turdera. Me parece que está bien que se regulen las cosas, pero por otro lado hubo muchos puesteros afectados que tienen todo en regla”, expresó.

“Yo creo que a algunos les va a ser favorable, pero a aquellos que usan a La Salada como proveedor los va a perjudicar. A mí particularmente no me afecta porque todo lo fabrico yo y no tengo proveedores de allá”, indicó y agregó que sostiene sus precios desde diciembre para mantener la clientela.

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Claudia, puestera de Turdera.

Claudia, puestera de Turdera.

Por su parte, Fernando, quien tiene un puesto de ropa de hombre, aseguró que el cierre de La Salada no lo perjudicó ya que se trata de “un año complicado” en materia de ventas. “Por lo que veo yo, en general, están todos igual”, señaló el hombre, a la espera de la llegada del Día del Padre, que es una de las jornadas de más trabajo para el negocio.

Claudia, otra de las puesteras de la feria, indicó que es fabricante de la ropa que vende y en ese sentido no la afectó el cierre de La Salada. “Me parece mal por la gente que trabaja. desde los que venden ropa hasta el carrero, los que venden comida. Es una fuente de trabajo”, completó.

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Fernando, en su puesto de Turdera.

Fernando, en su puesto de Turdera.

“Somos gente honrada y trabajadora”

Alberto Ledesma, vendedor en el Tren Roca, tiene 69 años y desde los 12 trabaja en el rubro de la venta ambulante. “Hay muchos prejuicios con respecto a la gente que vende en la calle o en los trenes. Somos gente honrada y trabajadora”, aseguró a El Diario Sur, respecto a la polémica por la venta callejera y el conflicto por la feria de La Salada.

El vecino de Llavallol continúa trabajando durante las mañanas en el ramal del Tren Roca que va desde Constitución a Ezeiza, donde vende sets de manicuría. “Estoy vendiendo lo mismo que antes, o sea estamos estancados en el último tiempo. Tendría que haber subido los precios pero no aumento porque sino sería peor”, puntualizó Ledesma.

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Alberto Ledesma, vendedor ambulante en el Tren Roca.

Alberto Ledesma, vendedor ambulante en el Tren Roca.

El hombre que continúa en los vagones del Tren Roca a pesar de estar jubilado, ya que solo cobra la jubilación mínima, vende los sets a $8.000, un precio mucho menor al que se lo puede conseguir en un comercio. “Los vendedores que somos más veteranos sabemos dónde comprar. Busco precios en Once, en Lanús o Liniers y ahí le compro a algún importador”, destacó.

“Creo con respecto a la situación actual que en vez de buscar una solución al conflicto, están más por el hecho de joder a los laburantes”, opinó Alberto sobre lo que sucedió en La Salada. “En la feria son todos trabajadores, el que quiere robar en estas circunstancias no se va a poner un puesto en La Salada”, concluyó.

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