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Falleció Mingo Araldo, reconocido comerciante de San Vicente

Estuvo durante décadas al frente de la despensa "Casi Todo", conocida como "Lo de Mingo". Tenía 74 años. Dolor entre los vecinos de San Vicente.

El reconocido comerciante de San VicenteMingo” Araldo falleció en las últimas horas y su partida genera un hondo pesar este domingo entre los vecinos. Tenía 74 años y padecía complicaciones de salud.

Domingo Salvador Araldo, apodado “Mingo”, estuvo durante décadas al frente de la despensa “Casi Todo”, ubicada sobre la calle Rivadavia al 100. El negocio era conocido por todos en San Vicente como “Lo de Mingo”. Pocos años atrás cambió de dueños, pero continúa funcionando.

Desde su almacén, Mingo generó vínculos de amistad y cordialidad con cientos de vecinos que le compraban a diario. También era frecuente ver a grupos de amigos que paraban a tomar y comer algo en la vereda de su local.

Se trataba de un negocio familiar y a Mingo siempre se lo podía ver acompañado de su esposa Ana, y también junto a sus hijas y nietos.

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Mingo junto a su esposa Ana, cuando todavía estaban al frente del almacén en San Vicente.

Mingo junto a su esposa Ana, cuando todavía estaban al frente del almacén en San Vicente.

En una entrevista con El Diario Sur en 2016, el comerciante había dicho: “Lo más lindo para mí es la gente del pueblo, el trato cercano de todos los días. Gracias a Dios y a los clientes, nunca nos faltó trabajo y pudimos progresar. La clave está en tener buena mercadería”.

En esa misma nota, Mingo había repasado los diferentes trabajos que tuvo a lo largo de su vida. Fue pastelero, trabajó en una fábrica de autopartes y tuvo una panadería en Chascomús. También fundó las primeras canchas de pádel de San Vicente, en el lugar donde ahora se encuentra el supermercado Día sobre la avenida 25 de Mayo.

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También había contado: “Hay clientes que aunque supiera que no me van a poder pagar, yo les daría fiado igual. Una vez una mujer empezó a sacar fiado sin parar, cada vez más. Le tenía que dar de comer a los hijos y no podía pagar. A tal punto que se tuvo que ir de San Vicente. No supe más de ella y me olvidé del tema. Pero a los dos años volvió. Tenía anotado todo lo que me debía: y me pagó en dólares”.

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