La polémica estalló y a muchos les puso los pelos de punta. O, mejor dicho, los cuernos de punta. Días atrás se dio a conocer un ranking elaborado por la app de citas Ashley Madison que sostiene que San Vicente es la quinta ciudad con más infieles del país, en términos proporcionales. La noticia, tomada por Clarín y por eldiariosur.com, generó cientos de comentarios y decenas de memes en las redes sociales, y también gestos de desconfianza que se infiltraron entre las sábanas de los sanvicentinos. ¿A mí también me estarán engañando?
Polémica en San Vicente por el ranking de infieles: qué opinan los vecinos
Una app de citas para casados publicó el ranking de las ciudades con más engaños y San Vicente quedó demasiado arriba. Reacciones de vecinos, una hipótesis de El Diario Sur y la mirada de una psicóloga.
Lo primero que hay que decir es que el ranking fue elaborado por Ashley Madison, que es una aplicación de citas al estilo Tinder pero que que está dedicada específicamente al nicho de los y las casadas. Hay que pagar para usarla y tiene medidas de privacidad más estrictas, para proteger a los y las “patas de lana” de ser descubiertos por sus parejas. Desde la plataforma, que en su marketing hace una oda al amor libre, no especificaron los datos que tomaron para elaborar la lista de la discordia. Lo que cabe sospechar es que, en realidad, calificaron las ciudades donde más usuarios de la app hay en relación a su población.
¿Arriesgamos una teoría sobre por qué esa app está en tantos celulares de San Vicente? Es evidente que en un pueblo como el nuestro, donde los miembros de la comunidad se conocen mucho entre sí, para quienes estén en una relación estable resulta “un quemo” sumarse a Tinder. En las apps de citas tradicionales, configuradas por geolocalización, lo que uno ve es una colección de vecinos y vecinas, demasiadas caras conocidas. Para un infiel sanvicentino suena como una opción suicida. Por otro lado, por su cercanía a la gran metrópoli, se puede pensar que entre nosotros haya más predisposición a entrar en una app que en, o sea, digamos, Venado Tuerto, provincia de Santa Fe, donde seguro también se conocen todos con todos, pero no figuran en el ranking de Ashley Madison.
En las calles, ante el micrófono y la cámara de El Diario Sur, las reacciones de los vecinos fueron variopintas. “Yo soy todo legal”, se atajó un joven en la plaza Moreno. Otro hombre maduro se desentendió: “No entiendo de qué me estás hablando”. Algunas mujeres recogieron el guante. “Es verdad lo que dice ese estudio. No me tocó a mí, pero conozco mucha gente que ha sido infiel. Acá todo se sabe”, comentó una vecina, mientras que otra fue más escéptica: “Obvio que hay gente infiel, pero no creo que ocupemos esa lugar en el ranking. Viví toda la vida acá y no es para tanto. Nos hicieron mala fama. Creo que en otros lados hay más infieles que acá”. Todos estos comentarios y otros más se pueden chequear en el Instagram de El Diario Sur, donde se publicó un video los testimonios. ¿Será verdad que de los cuernos y de la muerte nadie se salva?
Las infidelidades en el consultorio de una psicóloga de San Vicente
La psicóloga de San Vicente Anabella Spala hace una separación entre aquellos infieles “compulsivos”, que reinciden una y otra vez, y los “deslices”, que están “relacionados al impuso sexual, que todos tenemos, sobre todo en las parejas de muchos años”. Trazada esa distinción, la profesional, que sigue la rama de la terapia cognitica conductual, dice que la infidelidad es un tema frecuente en su trabajo en consultorio y en el Hospital Ramón Carrillo, y que aparece tanto en hombres como en mujeres, aunque en ellas suele haber más inhibición para “confesar” ante el terapeuta un engaño a su pareja.
Spala está especializada en jóvenes. En este segmento de la población, observa un posible aumento de las infidelidades, a la par de la mayor prevalencia de los problemas de salud mental, ampliamente registrados en todo el mundo. “Hay tantos jóvenes que tienen autoestima baja, trastornos alimenticios, distorsión de la imagen corporal, inseguridades… Eso lleva a preguntarse si uno puede ser deseado por otros, y quizás a sentirse validados cuando son infieles”, explica la profesional. En tanto, en casos de patologías más graves, Spala dice que la infidelidad puede aparecer como una manifestación de un trastorno de personalidad, caracterizado por las dificultades para mantener relaciones estables.
A la hora de caracterizar algunos perfiles, Spala derriba el mito de que los hombres son más infieles que las mujeres. Y agrega que la infidelidad está vinculada a personalidades extrovertidas. “Los infieles son gente que busca sensaciones nuevas, que se aburre fácilmente. También en muchos casos genera excitación hacerlo a escondidas, el miedo a ser descubiertos”, advierte la profesional.
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