Jorge Alberto Delledonne, pediatra por más de 35 años en el hospital Ramón Carrillo, fanatico de Estudiantes, vecino de Alejandro Korn, abuelo y hoy dibujante por hobbie, hizo un recorrido por su carrera en conversación con El Diario Sur por el Día del Médico. Delledonne contó sobre el inicio de su carrera, su paso por el hospital de San Vicente, su vocación en la salud pública y su presente.
San Vicente: El doctor Jorge Alberto Delledonne y una vida dedicada a la pediatría
Qué es de la vida del histórico doctor Jorge Alberto Delledonne, quien se desempeñó como pediatra del hospital de San Vicente por más de 35 años
El pediatra Delledonne, histórico médico de Alejandro Korn, recordó cómo llegó a una profesión que lo acompañó durante más de tres décadas. “Yo soy nacido en La Plata, criado en La Plata y estudié en La Plata”, comenzó. En su familia había médicos y, según contó, durante sus estudios pensó en instalarse en Mar del Plata para trabajar con un tío traumatólogo a quien quería “muchísimo”. Sin embargo, su camino cambió cuando un compañero lo llevó por primera vez al Hospital de Niños: “ Yo le decía ‘no, dejate de jorobar’. Y tenía razón: una vez que fui, nunca más abandoné a los chicos”.
Recordó que al principio trabajar con chicos le generaba temor, pero la experiencia diaria lo transformó: “Es difícil porque al principio tenés miedo. Pero una vez que te relacionas con los chicos, sabés cómo manejarte”. En esa etapa, entre la sala y las guardias, llegaba a atender “3000 o 4000 chicos por año”, lo que lo llevó a perder el miedo y afianzarse en la especialidad.
Jorge contó que arribó al distrito por casualidad: “Me enteré que buscaban un pediatra para reemplazar a una médica de San Vicente que se iba a Europa”. Viajaba desde La Plata para cubrir las guardias hasta que finalmente decidió radicarse en la zona. “El primero de diciembre de 1985 vine a vivir a Alejandro Korn”, recordó. Vino con su esposa Diana y su primer hijo de 8 años, Mariano. La diferencia con la capital provincial fue inmediata: “En La Plata hay tantos médicos que hay dos pediatras por cuadra. Acá hacen falta”. También destacó la relación con los vecinos: “Acá la gente es muy buena”.
Su trayectoria en el Hospital Ramón Carrillo de San Vicente comenzó en 1979 y se extendió hasta 2014. “Tuve 35 años y 3 meses en el hospital. Una vida”, afirmó. Recordó especialmente a sus compañeros, entre ellos al cirujano Juan Soria, de quien dijo: “Era muy buena persona. A las tres de la mañana lo llamabas y en cinco minutos estaba ahí”.
Delledonne describió cómo cambió la atención con el paso del tiempo: “Cuando yo entré atendíamos 30 o 40 chicos por día. Después llegó un momento en que se atendieron más de 200 chicos en un día”. También recordó que en los años de mayor actividad se llegó a registrar “1500 partos en un año”.
Su vocación por la salud pública
El médico expresó su compromiso con el sistema público: “La salud pública es importantísima. Tendrían que darle más manija”. Contó que su vocación nació al ver la realidad social en el Hospital de Niños: “Me conmovió ver a los chicos pobres. A veces no tenían zapatillas”.
Se diferenció de la práctica privada: “La salud privada no es mala, pero es otra cosa. Nada que ver”. También cuestionó la modalidad de atención remota que se instaló durante la pandemia: “La telemedicina para mí no existe. ¿Cómo podés examinar a un chico por teléfono? Es imposible. Toda la vida te enseñan que tenés que escuchar y ver vos mismo”.
Relató múltiples anécdotas de sus años como pediatra. La relación con las familias fue un aspecto central de su labor. “El pediatra es como el médico de cabecera de antes. Atendés familias enteras”, dijo. Incluso relató anécdotas de pacientes que lo reconocen a décadas de haber sido atendidos: “Voy por la calle y la gente me saluda y a veces no sé ni quién es. Me dicen: ‘Vos atendiste a mi hijo cuando nació’”. La salida de la profesión no modificó su vínculo cotidiano con la gente: “Las madres no se olvidan”.
También, contó cómo fue convertirse en padre: “Cuando nació Mariano fue una emoción muy grande. Pero yo estaba recién empezando con la pediatría. Cuando nació mi segunda hija Ana Julia dije: No, ya estoy práctico, porque ya voy a muchos partos, y fue la misma emoción. Y cuando nació mi tercer hija María Belén, pasó lo mismo. Yo veía partos casi todos los días, pero no sé, era algo especial”.
Sobre su relación con los chicos sostuvo: “Los chicos o te quieren o te odian. Y te lo manifiestan directamente”. Entre risas aclaró que por suerte a él lo querían. El fútbol también ocupaba un lugar frecuente en las consultas: “A los varones les preguntás en qué cuadro son y el 90% enseguida empieza a hablar. Es increíble la influencia del fútbol”. Delledonne también es futbolero, es hincha de Estudiantes de La Plata y recordó que fue un primo de su papá quien lo llevó por primera vez a la cancha.
Jubilación y vida personal del Dr. Delledonne
Tenía 69 años al momento de jubilarse y aseguró que, de no haber sido por la pandemia, hubiera continuado: “Yo quería seguir”. Hoy tiene 76 años y cinco nietos. Tras su retiro, dedica su tiempo a actividades que siempre le interesaron. “Intento bailar tango”, contó. También dibuja, pinta y juega al ajedrez con uno de sus nietos. Contó que empezó a dibujar durante una enfermedad: “Tuve hepatitis. Un día no sabía qué hacer y empecé a dibujar. Después, cuando me recuperé, estudié dibujo. Es maravilloso”.
Además, es un apasionado de la música y la radio: “Estudié clarinete. Me gustan todos los instrumentos de viento”. También disfruta del jazz, blues, tango y voces femeninas estadounidenses: “El jazz es improvisado. Por eso me gusta el tango también”.
Delledonne explicó que la pediatría nunca fue un trabajo más: “Te despertás pensando en el paciente, si va a andar bien o mal. A veces no podes dormir”. Y recordó que, aunque la tarea podía ser dura, también la disfrutó profundamente: “La vida del hospital es muy especial. Es muy linda”.
Su pasión por la salud inspiró a su familia, su primer hijo Mariano Delledonne hoy es medico y se desempeña como Director de Atención Primaria de San Vicente, y su primera nieta Eugenia, de 18 años, seguirá el mismo camino profesional.

