Desde hace cuatro años, el cerebro de Tamara Simontacchi, vecina de Turdera, funciona como si estuviera dividido en dos partes. “Una es la de pediatra, que se preocupa mucho, y la otra es más positiva porque sabe que no hay mejor lugar para Salvador que mis manos”, explicó a El Diario Sur en referencia al impacto que tuvo en su vida la llegada de su hijo, quien tiene síndrome de Down.
Es pediatra de niños con síndrome de Down en Adrogué y fue mamá de uno: "Nada fue casualidad"
Cuatro años atrás, Tamara, pediatra oriunda de Turdera, se convertía en mamá de Salvador, quien daría sentido no sólo a su carrera, sino a su vida entera.
Tamara estudió pediatría y se especializó en el neurodesarrollo, por lo cual su carrera la llevó a tener una gran cantidad de experiencias y conocimientos sobre el síndrome de Down. Lo sorprendente es que la decisión de hacer esta carrera fue previa al nacimiento de “Salvi”, como les gusta llamar a su hijo.
“Para mí su llegada fue una sorpresa, fue comenzar a vivir en carne propia lo que yo vivía en el consultorio con los papás”, contó la vecina. Y continuó: “Todo el mundo me empezó a decir que él no podía estar en mejores manos, y me lo empecé a creer”.
Sobre cómo vivió los primeros meses siendo mamá, comentó: “Tuvimos que pasar por el duelo del niño esperado, pero yo recordaba las cosas que le decía a los papás y me las decía a mí, pero con fuerzas porque yo siempre me anticipaba a lo que iba a pasar, porque lo estudié”.
En Adrogué y Burzaco
Además, expresó: “Creo que llegó acá porque necesitaba de mí como mamá y de Sergio como papá, porque él desde siempre tuvo mucha curiosidad por los chicos con síndrome de Down, cada vez que veía a alguno decía que sentía algo en el pecho que no entendía”.
En esa línea, Tamara sostuvo que, cuando Salvador nació, todo para ella “cobró sentido”, igual que para Sergio, su marido: “Salvi llegó y a él se le llenó ese vacío en el pecho que sentía y no podía explicar”.
Tamara tiene 44 años y trabaja en el Hospital Lucio Meléndez, ubicado en Adrogué, y El Hospital Dr. José María Jorge, de Burzaco. “Lo que más me gusta de mi trabajo es el contacto con la familia, dejar tranquilos a los papás y convencerlos de que se puede”, aseguró.
“Somos fuertes, no nos va a pasar nada. Se los digo a todos los papás, esto se sobrevive y con felicidad, y hasta lo volverían a elegir, porque de todo aprendemos”, concluyó la vecina.
Vivir más lento
Al hablar acerca de su día a día acompañando a su hijo Salvador, Tamara Simontacchi enfatizó en la importancia de “vivir más lento y disfrutar todo”.
“Veo que muchas familias no les dan valor a los logros de sus hijos porque están acostumbrados a ir rápido, pero para nosotros que Salvi sume otro color a su vocabulario o aprenda a decir ‘caca’ son motivos de fiesta, y así lo vivimos”, señaló la vecina.
Y continuó: “Uno vive a las corridas, pero es necesario ir lento y esperarlo cuando se distrae y ve una mariposa, porque eso también es enseñanza para él”.
Salvador asiste a la salita de cuatro del jardín N°902, donde ya tiene su grupo de amigos. “El gordo es divino, es muy simpático y curioso, y va logrando un montón de cosas”, destacó su mamá.
Sin embargo, aclaró: “Le cuesta comunicarse porque no arma frases, pero dice palabras y yo lo entiendo. También tiene sus cuestiones de salud, hay que operarlo del corazón y los oídos dentro de poco, pero ya estamos acostumbrados a estos desafíos, todo va ‘viento en popa’”.
Aquellos que quieran conocer más sobre el pequeño y su vida, pueden hacerlo a través del Instagram @salvadorysumundoup.