La estética se define como la ciencia de lo bello y se le agrega el arte. Sabemos que el arte requiere del desarrollo de nuestro lóbulo prefrontal, o sea las funciones cerebrales superiores. Estos valores de lo bello cambian dependiendo de cada cultura, sociedad, tiempo histórico e incluso fracciones de la sociedad. Lo bello tiene que ver con opiniones de lo que para cada uno es bello y produce sensaciones y emociones sean positivas o negativas. Y haciendo todo este preámbulo lo quiero conectar con algo muy cotidiano. Una sensación diaria que tengo cuando voy caminando especialmente por donde vivo. Observo las calles todas rotas, las veredas rotas, los pastos de la vereda altos, desaliñados, papeles tirados. Observo como grandes y niños tiran los papeles en la calle y mi sensación es como si hubiera caído un meteorito. Todo roto, despintado. Ya sé que muchos opinan que hay cosas más urgentes como la desnutrición infantil o llegar a fin de mes sin embargo si tomamos la teoría de las ventanas rotas donde se han hecho estudios muy serios que refieren que el delito es mayor en zonas donde hay suciedad, desorden y crece el maltrato. La teoría de las ventanas rotas es simple y dice que si en un edificio aparece una ventana rota y no se arregla pronto, inmediatamente el resto de las ventanas acaban siendo destrozadas por los vándalos. ¿Por qué? Porque se está transmitiendo el mensaje: aquí nadie cuida de esto y está abandonado. La bola de nieve del abandono, el maltrato, la injusticia, la pereza o la mentira tiende a crecer rápidamente cuando hay signos externos que lo muestran y no son reparados con celeridad. La no reparación inmediata de un daño emite un mensaje a la sociedad: la impunidad se permite. Si dejamos que el abandono, el deterioro ganen la partida entonces el desorden, el daño, el incivismo, el abuso y toda forma de degradación tenderá a propagarse rápidamente. Conclusión: hay que arreglar la ventana rota cuanto antes.
Estética del cambio
Por Mónica Dreyer.
26 de febrero de 2023 - 07:41