En lo que quizás sea el peor error de marketing en la historia de la industria farmacéutica, dentro del maletín habitual de la psiquiatria existe un grupo enorme de fármacos -todos distintos, con distintos mecanismos de acción, distintos efectos terapéuticos y distintos usos – al que se los conoce como “antipsicóticos”.
"Las pastillas me dicen que soy psicótico": Salud mental y psiquiatría, por el Dr. Matías Varela
Esquizofrenia, trastorno bipolar, depresión, trastornos de ansiedad, insomnio, trastornos alimenticios, las alteraciones conductuales dentro de la Enfermedad de Alzheimer, trastornos por consumo problemático, trastornos de la personalidad, enfermedades que generan movimientos anormales…son solamente algunos de los cuadros que pueden en algún momento mejorarse con el uso de algún “antipsicótico”. El nombre, siendo generosos, les queda corto.
A la vez, despierta una pregunta totalmente válida pero no por eso menos inquietante. Si yo voy al traumatólogo, y me receta un antiinflamatorio, puedo deducir que mi problema es la inflamación. Ahora, si el psiquiatra me indica un antipsicótico, ¿es porque sufro de psicosis?
La respuesta es un rotundo no. Existen dentro del grupo de los antipsicóticos fármacos que no solo pueden ser muy útiles para el tratamiento, por ejemplo, un trastorno depresivo; sino que ese mismo fármaco puede a la vez ser completamente inútil en el tratamiento de la psicosis.
Como siempre, la indicación del fármaco adecuado responde a las individualidades de cada paciente, su situación personal y las características de su cuadro.
Así que no, las pastillas no te están diciendo que seas psicótico. Pero la tostadora…
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