El 13 de junio de 2022, El Diario Sur registraba un fenómeno llamativo: en los comercios de la región abundaban los cartelitos hechos a mano pegados a las vidrieras que anunciaban la búsqueda de empleados. En las tiendas de la calle Alem de Monte Grande, la peatonal Laprida de Lomas de Zamora o la avenida Sarmiento de San Vicente, la escena se repetía. La mayoría eran puestos en negro y con sueldos de entre 30 mil y 40 mil pesos, lo que actualizado por inflación nos da entre 284 mil y 379 mil pesos, de acuerdo al sitio calculadoradeinflacion.com. Los ingresos de los planes sociales estaban bastante cerca, y con contraprestaciones menos exigentes.
Un ida y vuelta entre inflación y empleo
Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).
Corrían los vientos finales del último gobierno kirchnerista, con Massa ingresando al Ministerio de Economía para tratar de salvar la gestión de Alberto Fernández. Tras la pandemia, la emisión monetaria continuaba y el dólar y la inflación se desbocaban (y lo seguirían haciendo cada vez más, llevando a la Argentina al borde del ataque de nervios). El consumo no se desplomaba y los sueldos eran baratos de pagar. Sobraban las ofertas de empleo, aunque fuera con condiciones y salarios precarios.
“Hoy eso se cortó”, me dijo esta semana el titular de la Cámara de Comercio e Industria de Lomas, vicepresidente de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) y presidente de la Federación Económica Bonaerense, Alberto Kahale, en el marco de una “Charla del Conurbano” que publicaremos el próximo domingo. “Hoy los comerciantes solo buscan un empleado cuando se les va uno, e incluso muchas veces tratan de arreglarse sin reemplazarlo”, sostuvo Kahale, que tiene 76 años y vivió las mil y una crisis argentinas.
Esta percepción está corroborada por los datos y las encuestas. Para la mayoría de los argentinos, la inflación dejó de ser su mayor preocupación y ahora parece como tópico principal el del empleo: no solo el temor a perderlo, sino la necesidad de salir a buscar más ingresos ante el deterioro del poder adquisitivo.
En un estudio de la consultora Casa Tres en septiembre, el 62% de los consultados manifestó tener miedo de perder su empleo o que alguien de su familia lo pierda. En julio, ese valor era del 54% y desde entonces se mantuvo en ascenso. Ante la pregunta “¿es más importante bajar la inflación o evitar la pérdida de empleo?”, apenas el 36% de los encuestados eligió la inflación y el 58% señaló su preocupación por el desempleo, dos cifras que solían ir a la inversa.
“El temor a perder el empleo incide profundamente sobre el metro cuadrado de los argentinos, incluso operando en la resignación de consumos, que es otra de las cuestiones que vemos en nuestros estudios”, sostuvo ante Perfil Mora Jozami, analista de opinión pública de Casa Tres. Y agregó: “Esto tiene mucho que ver con los niveles de irascibilidad que va mostrando la sociedad con el transcurrir de los meses del Gobierno de Milei”.
Milei se sostiene con la opinión pública como principal bastión de apoyo y sigue con una imagen positiva firme del 45%. La caída que tuvo dos meses atrás ante la consideración social quedó matizada por una recuperación, lo que confirma que se mantiene en la senda de la competitividad electoral de cara a 2025 (comicios que serán claves para mejorar su situación en el Congreso).
Si enfrente tiene a personajes como Sergio Massa o Cristina Kirchner (o sus adláteres) que serán relacionados con la palabra inflación, para el Gobierno será una victoria fácil. Si algún candidato opositor, en cambio, tiene un pasado libre de “pecados” inflacionarios y logra que lo identifiquen con el concepto empleo, podrá ser una batalla más interesante.
Leé también: Serrat contra la fórmula “ira más algoritmo”