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Por un 2025 con matices

Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).

Hacia un lado y el otro de la grieta, recibí una cantidad mayor a la habitual de comentarios por la columna de opinión de la semana pasada. El tono era, en líneas generales, poco edificante. De ninguna manera cuento esto para victimizarme, sino porque me parece una reacción sintomática de los tiempos que corren. La columna estaba trazada en dos partes: en la primera reconocía logros objetivos de la gestión económica del gobierno, como la baja de la inflación, la reducción parcial de la pobreza y el superávit fiscal; en la segunda hacía referencia los constantes intentos del oficialismo por instalar en la conversación pública temas que puedan dividir a la sociedad, como es el caso del aborto. Nada del otro mundo.

Sin embargo, hay gente que puede considerar como una mentira flagrante la reproducción de datos del INDEC avalados por las principales consultoras privadas, y otro grupo, como es el caso del Presidente Milei, que no tolera la mínima disidencia con la ideología oficial. No hablamos solo de críticas genuinas al Gobierno o un encono más que justificado con, digamos, el Kirchnerismo, sino de unas anteojeras para ver la realidad demasiado cerradas. Nadie está exento de sesgos, todos los tenemos. Pero el éxito de los discursos binarios, que son los que mejor funcionan en las redes sociales, exacerban esos sesgos.

Por eso, mi deseo político para este 2025 es que todos –y me incluyo de verdad- hagamos un esfuerzo para salir de nuestro propio termo. Hay que revisar críticamente los discursos, sí, pero también hay que darse la posibilidad de creer que puede haber honestidad intelectual en lo que el otro dice, incluso si está en otra vereda ideológica. Desde la pintura del mundo que hace el Milei del 2024 o el Kirchnerismo del “vamos por todo”, solo ellos encarnan la verdad “del pueblo”, mientras que del otro lado solo hay intereses, de “la casta” hoy, de “la corpo” ayer. Es un clásico del populismo.

Desde estas miradas no parece posible celebrar la restitución de la identidad del nieto 138 por parte de las Abuelas de Plaza de Mayo y, a la vez, reconocer que el equilibrio fiscal es una condición necesaria para mantener una macroeconomía ordenada. Podrían ser dos consensos de la sociedad argentina, pero no lo son.

El 2025 será un año electoral con el oficialismo subido a un tren ganador gracias al dólar barato y la inflación controlada. ¿Puede haber lugar en la campaña para conversaciones honestas y matizadas? Lo más probable es que el tono exacerbado y cruel que propone el Gobierno siga dominando la agenda, con la oposición sin mejores ideas que subirse a ese golpe por golpe. Debajo de todo ese ruido, quizás quede algún intersticio para la moderación, aunque suene a un volumen más bajo y no esté de moda.

Gracias por la compañía en 2024 y espero que sigamos juntos en 2025. ¡Feliz año!

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