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La economía, la batalla cultural y la tribuna española

Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).

El Gobierno de Javier Milei entiende que la principal misión que le entregó la sociedad en las elecciones de 2023 es la de bajar la inflación. En ese camino, el Presidente da algunas muestras de pragmatismo. Se permite posponer los aumentos de las tarifas de gas y de luz, atento a las encuestas sobre la clase media y también al traslado a precios, sacrificando ajuste fiscal. También toma medidas “kirchneristas”, como el enfrentamiento judicial con las prepagas para que retrotraigan sus aumentos. Y ataca a los economistas “chantas” (en palabras de Milei), que piden una devaluación del 50%, con un dólar a 1.500 pesos para estimular la liquidación de la cosecha gruesa del campo. Ninguno de estos problemas es nuevo: los vienen sufriendo todas las administraciones.

En ese contexto, el Gobierno salió a festejar el 8,8% de inflación que midió el Indec para abril (literalmente Milei publicó una foto abrazado a Nicolás Caputo y escribió “goool”). El número es altísimo para las economías familiares y en cualquier país normal significaría una situación de pánico. Pero ante la serie de 25% en diciembre, 20,6% en enero, 13,2% en febrero y 11% en marzo, confirma el camino descendente, sin espiralización. La inflación mayorista, que mide la variación promedio de los precios que importadores y productores venden en el mercado interno, dio 3,4% en abril, el número más bajo en 16 meses.

La pregunta pasa por ver hasta qué punto es sustentable este modelo. La consultora Scentia publicó un informe en el que se refleja una caída del 15,4% de las ventas en hipermercados en abril. Eso muestra que el ajuste en las economías familiares llega al punto más sensible. Por otra parte, de la mano de la suspensión de la obra pública, la construcción registra una caída del 42%, mientras que la Unión Industrial Argentina (UIA) marcó que en marzo la actividad de las industrias bajó un 17,2%. El consumo, la construcción y la industria son las tres patas más importantes del sector privado, mientras que en el público, con la motosierra pasando por el Estado, las jubilaciones y los planes sociales, el deterioro es todavía más profundo. Con la caída de la actividad, también cae la recaudación vía impuestos, lo que corre más lejos las metas fiscales y obliga a un mayor ajuste. Nadie explica de dónde puede salir la famosa recuperación en V que modifique el panorama.

En el plano de la “batalla cultural”, el Gobierno apostó esta semana por confrontar con “los planeros”, específicamente las organizaciones sociales de la izquierda trotskista del Polo Obrero. Se conocieron casos de extorsiones a beneficiarios de planes sociales, comedores truchos en los que se recibía alimento que no se destinaba a su fin y hasta se encontraron miles de dólares en la casa de una dirigente del Polo Obrero que dijo que provenían de una herencia. Todo esto es celebrado por el Gobierno, que busca mezclar la parte con el todo para llevar agua para su molino. ¿Será viable el sueño de “terminar con los intermediarios” para los planes sociales y que se termine la dependencia de los beneficiarios con estructuras políticas?

Parece bien elegido el enemigo en días en los que el oficialismo no puede ofender a “la casta” porque tiene que cuidar los votos de los senadores en plena negociación por la Ley Bases. Si bien La Libertad Avanza tendría garantizada la aprobación en general de la ley, el poroteo artículo por artículo es muy parejo, y hasta podría conformarse una alianza entre el peronismo y sectores del radicalismo para voltear algunos artículos como el Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI), que otorgaría condiciones demasiado favorables a empresas extranjeras sin beneficios claros para el país. En ese caso, el gobierno va a estar obligado a negociar.

Mientras tanto, en España, Milei reconoció que la principal motivación de su controversial viaje de Estado tiene que ver con sentimientos personales. “Cuando yo era un ser despreciable que nadie me quería, el único que me abrazó fue Santiago Abascal. Por lo tanto, era un imperativo moral participar del evento del próximo domingo”, dijo en relación al líder de VOX, la agrupación de ultra derecha que organiza un encuentro con líderes de todo el mundo de la misma sintonía. Hay que darle la razón al Presidente: no se trata de un fenómeno barrial.

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