El Gobierno de Javier Milei es el más personalista desde el regreso de la democracia. Y no es poco decir en un país que depositó sus esperanzas sucesivamente en caudillos como Alfonsín, Menem y los Kirchner y también llevó a la Presidencia a un hombre que era “dueño” de su propio partido, como Mauricio Macri. El kirchnerismo tiene grandes antecedentes de excesos en sus recursos retóricos, siempre financiados con fondos públicos, como la película sobre Néstor Kirchner de 2012. Pero ninguno tuvo el grado de culto al líder que se vio en el tráiler de la serie que narrará la campaña presidencial que llevó a Milei a la presidencia.
El culto al líder
Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).
El adelanto del documental que se estrenará en exclusiva por X, la red social de Elon Musk, fue dado a conocer desde los canales oficiales de la Casa Rosada. Allí se presenta a Milei como “el fenómeno que cautiva al mundo” y se muestran fragmentos de actos y discursos del Presidente desde que se propuso “sacar a patadas a los zurdos de mierda”. Siempre se lo ve en planos contrapicados que buscan agigantar su figura.
Esta megalomanía no es solo una modalidad (exitosa) de comunicar sino que también se aplica a la hora de gobernar. No hay lugar para las disidencias en el Gobierno. Los funcionarios que se apartan un milímetro del discurso oficial se van. Así que todos se ven en la obligación de sobreactuar mileísmo, cueste lo que cueste. Un ejemplo: la polémica que generó el ministro de Justicia Mariano Cúneo Libarona al hablar en contra de la diversidad sexual (desconociendo justamente las leyes argentinas que debería defender) se dio por repetir textual una frase de un discurso de Milei, como el mismo Cúneo reconoció después.
A la lista de expulsados por el oficialismo se sumaron esta semana dos legisladores: Lourdes Arrieta se tuvo que ir de la bancada de La Libertad Avanza en Diputados por haber denunciado la visita a los represores en la cárcel de Ezeiza; a Francisco Poltroni lo echaron del bloque del Senado porque se opone a que Ariel Lijo sea juez de la Corte Suprema.
Todo esto podría parecer absurdo si se toma en cuenta que es un gobierno con una cantidad exigua de legisladores en ambas cámaras del Congreso, que ni siquiera tiene gobernadores propios. Pero se explica por la subestimación y el desprecio manifiesto por las instituciones de la república, como el Poder Legislativo. Milei dio su discurso inaugural de espaldas al Congreso. Y desde las cuentas de X que se atribuyen al asesor Santiago Caputo se publica que los diputados y senadores oficialistas solamente tienen “becas” en el Congreso gracias a Milei, por lo que no tienen derecho a mantener ningún criterio propio por fuera de la línea del partido.
Mientras tanto, todo este grado de agresividad está cruzado por internas en lo más alto del poder y que se entrecruzan con la oposición. Es un momento en el que florecen las alianzas tácticas, similares a las Uniones Transitorias de Empresas (UTE) que implican fusiones temporales para un determinado trabajo. La vicepresidenta Victoria Villarruel y el ex Presidente Mauricio Macri, ambos enojados con Milei porque se sienten destratados, podrían estar “en el mismo barco” de bloquear la candidatura de Lijo a la Corte. Un sector del peronismo encabezado por el senador formoseño Carlos Mayans llegó a fantasear con la idea de un juicio político a Milei y llevar así a Villarruel a la Presidencia. Cristina Kirchner pidió “una pericia psiquiátrica” para quienes jugaban con esa idea, y a la vez podría estar en un entendimiento con el oficialismo de Milei para avanzar con el pliego de Lijo.
Son cruces y alianzas inesperadas que solo reflejan intereses de las élites políticas. Con los altos índices de aprobación que tiene la imagen de Milei, hay pocos abocados a la tarea de tratar de representar a la otra mitad del electorado, la que no comulga con las ideas del Presidente.
Leé también: Ni tan fuerte ni tan débil