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La estrategia de huir hacia adelante

Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).

Acelerar a fondo en las curvas y levantar cortinas de humo cuando la visibilidad ya es baja. Esa parece ser la estrategia del Gobierno de Javier Milei, que este viernes, en medio de la conmoción por el asesinato de la niña platense Kim -y de una seguidilla de homicidios en el conurbano por la inseguridad- planteó la amenaza de intervenir la provincia de Buenos Aires (¡!) y le pidió al gobernador -electo y reelecto por los bonaerenses- que renuncie a su cargo.

El tuit bomba de Milei logró el efecto buscado: una montaña de indignación en boca de personajes de la política que van desde Martín Lousteau a Máximo Kirchner, pasando por abogados constitucionalistas y periodistas reflexivos. A todos los eventuales defensores de la institucionalidad Milei logra identificarlos con “la casta” y se erige como su antagonista. A la política tradicional le queda el discurso de la preservación del orden republicano y a Milei el de la lucha contra la inseguridad, un tema que está al tope de las preocupaciones de los argentinos.

El truco es evidente, desprolijo y miserable -hay una familia que llora porque le mataron a su hija-, pero al oficialismo, al menos por ahora, con el dólar barato y la inflación a la baja, le funciona. Esa combinación le permite instalar temas en la agenda pública y mantener a su núcleo duro de votantes en estado de permanente confrontación, especialmente en las redes. En esta lógica, las discusiones de fondo -como la inseguridad estructural, el desfinanciamiento de las fuerzas policiales o la falta de coordinación entre Nación y Provincia- quedan desplazadas por el espectáculo de la pelea política, donde Milei siempre se posiciona como el protagonista absoluto.

Esta columna se escribe antes del discurso presidencial de Apertura de Sesiones del Congreso, por lo que el “escándalo” por el amague de intervención a la provincia más importante del país puede quedar viejo -o no, quizás Milei decida profundizar el tema ante los legisladores. En cualquier caso, lo que queda claro es que el Gobierno implementó una estrategia de “huir hacia adelante” después de la crisis por la presunta estafa con la criptomoneda que promocionó Milei.

Tras aquel sacudón, que puso en duda el carácter moralista que exhibe el Presidente, se encadenaron el insólito voto argentino en la ONU que traiciona a la invadida Ucrania, el ataque con halo kirchnerista al grupo Clarín por la compra de Telefónica y -lo más delicado- el nombramiento por decreto de dos jueces en la Corte Suprema, sin acuerdo del Senado como establece la Constitución. En esa fila se engarza la agresión a la Provincia, a la que Milei le cortó apenas asumió el Fondo de Fortalecimiento de Seguridad, que era un sostén fundamental para la Policía Bonaerense.

Desafortunadamente para los “ingenieros del caos” como el asesor Santiago Caputo, que juegan a diseñar estos escenarios para imponer su estrategia populista, estas jugadas tienen fecha de vencimiento. Y no todos los escándalos mueren con el siguiente escándalo. Este viernes el New York Times publicó nuevas revelaciones sobre supuestos pagos de empresarios del sector cripto para lograr reuniones con el Presidente. Solo cabe esperar que “El Loco” siga pisando el acelerador.

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