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Abandonados en el tren y la autopista: ¿No la ven?

Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).

Cada madrugada, mientras la mayoría de los despachos de los políticos todavía están vacíos, hay millones de personas que salen desde el Conurbano con rumbo a la Capital para pelear su lugar en la economía real. Un poco más de la mitad lo hace en transporte público y el resto en vehículos particulares. Esa masa diversa, constante y sufrida es parte del músculo laboral que más aporta al PBI argentino. Y hoy, entre embotellamientos cortazarianos en la Autopista Riccheri y demoras kafkianas en cada estación del Tren Roca, están abandonados.

Las responsabilidades son múltiples. Este miércoles, por ejemplo, decenas de miles de pasajeros del Roca quedaron a la deriva por un error en una obra del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. El viernes siguieron los problemas técnicos, en este caso por un “empalme”. Más allá de las anécdotas de la semana, los vecinos que viajan cada día reportan que las demoras, cancelaciones y la reducción de servicios se volvió moneda corriente. No es casual en el marco de la política de “motosierra” que aplica la administración de Milei en todo el Estado, incluido en un servicio estratégico como el del transporte que lleva a la gente a trabajar. En Trenes Argentinos hubo recortes que afectaron a la infraestructura, al personal y a las frecuencias (especialmente los fines de semana). Seguramente haya sido saludable la expulsión de los “ñoquis, si es que la hubo, pero la realidad objetiva muestra que los trenes funcionan peor que antes de Milei, y eso que la vara no estaba tan alta.

Algunos kilómetros en paralelo a las vías tenemos las Autopistas Riccheri y Dellepiane, para los ¿privilegiados? que van a trabajar en auto. A los ya históricos embotellamientos en cercanías a la General Paz se suman ahora congestiones en Dellepiane por obras del gobierno porteño que van a paso de tortuga. Los automovilistas pueden llegar a estar una hora y media para avanzar un par de kilómetros. Acaso en esos momentos deseen estar en el tren.

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El Tren Roca sufrió demoras durante varios días de esta semana.

El Tren Roca sufrió demoras durante varios días de esta semana.

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(Hago un paréntesis para reconocerle al Gobierno de Milei un logro: la reducción drástica de las protestas sociales en accesos como la avenida 9 de Julio o la Autopista 25 de Mayo. A los progresistas les caerá antipático, pero la reiteración de los piquetes era irracional e intolerable para los trabajadores afectados.)

Lo llamativo de todo este cuadro de transporte, que afecta a millones cada día, es que no tiene visibilidad en los medios de comunicación llamados “nacionales” -en realidad son del área metropolitana- aunque los perjudicados están entre su público objetivo. Tampoco es tema para la oposición: quizás porque hace demasiados años que se manejan con choferes y a la tarjeta SUBE la conocen por fotos.

Un ejemplo es el de Massa, que colonizó durante el gobierno del Frente de Todos la gestión de los trenes y algunos de sus funcionarios continúan en altos cargos con La Libertad Avanza; tal vez ese acuerdo le impida al líder del Frente Renovador referirse a lo mal que viajan los vecinos del Conurbano que él apunta a representar electoralmente.

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Los vecinos que viajan a Capital en auto no se sienten privilegiados debido al tráfico.

Los vecinos que viajan a Capital en auto no se sienten privilegiados debido al tráfico.

Es un lugar común decir en esta época que vivimos una crisis en el régimen de representación, con una mayoría de actores políticos que ya no encarnan ni expresan el mandato ciudadano que formalmente ostentan. Pero es muy difícil salirse de ese cliché cuando a ningún dirigente nacional o provincial se le ocurre reclamar algo tan simple como que los trenes funcionen para llevar a la gente a trabajar todos los días. Ni hablemos de presentar un plan para que las autopistas metropolitanas no sean una trampa de horas de vida perdida cada día. ¿A nadie le parece buena idea hacer política con esos temas? ¿Tan desconectados están?

Los que madrugan para ir a trabajar en tren o en auto no cortan calles como el Polo Obrero ni tuitean furiosos como las Fuerzas del Cielo. Solo quieren ir de casa a la oficina. ¿Están solos?

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