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Los chicos y el exceso con las pantallas, un drama que atraviesa a padres, docentes y autoridades

Padres y docentes evalúan alternativas ante la “invasión” del celular en el ámbito pedagógico. Muchos se rinden ante su presencia e intentan utilizarlo, otros apuntan a la prohibición como una solución.

“El celular ganó la batalla en las aulas”

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Tomás Migoni, profesor de Construcción Ciudadana.

Tomás Migoni, profesor de Construcción Ciudadana.

Cristian Dearmas, profesor de Historia y Ciencias Sociales, con casi dos décadas de experiencia en escuelas secundarias de Lanús, aseguró que los teléfonos celulares se transformaron en protagonistas indiscutibles de la escena escolar: desplazaron al pizarrón, la carpeta y hasta al manual.

En las aulas, la discusión sobre su uso sigue abierta. “Algunos docentes lo consideran un aliado pedagógico, otros insisten en prohibirlo y algunos optan por estrategias intermedias, como la “cajita” donde se guardan durante la clase”, destacó el docente, en diálogo con El Diario Sur.

Por su parte, su colega Tomás Migoni, profesor de Construcción Ciudadana en escuelas de Lomas destacó que “el celular como herramienta con fines pedagógicos es espectacular porque es una herramienta extraordinaria. Ahora, depende de cómo sea utilizado”.

Ambos docentes coincidieron en que los más chicos —de primer año, entre 12 y 13 años— todavía pueden ser convencidos con sanciones o reglas claras. En cambio, para los estudiantes mayores, el celular es “una extensión del cuerpo”, indicó Dearmas, inseparable tanto dentro como fuera del colegio.

El problema se complejiza con la brecha de acceso, manifestó el profesor de Lanús. “No es lo mismo tener celular que contar con datos móviles. Mientras algunos pueden participar de consignas que requieren conexión, otros se ven limitados a usar la cámara o el WhatsApp”, subrayó el profesor.

La otra cara de la moneda son los riesgos: desde problemas de concentración hasta el uso del teléfono para apuestas online en medio de clases o exámenes. Frente a este panorama, Dearmas plantea que la pelea está perdida y que la única alternativa es reconvertir el celular en recurso pedagógico. “Me hice amigo de todas las plataformas: TikTok, Instagram, memes, YouTube. Si no, no hay manera de que presten atención”, concluyó.

En este sentido, Migoni se diferenció y puntualizó que utiliza bastante poco el celular. “Intento generar debate y diálogo a través de la comunicación directa, pero apoyando con imágenes, con lectura de libros y fotocopias”, finalizó.

La mirada de especialistas frente a la crianza

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Ivana y Marian son vecinas de la región y licenciadas en Psicología.

Ivana y Marian son vecinas de la región y licenciadas en Psicología.

El uso excesivo de pantallas en la infancia genera cada vez más preocupación entre profesionales de la salud mental. Dos psicólogas de la región, Ivana Peralta —vecina de Canning, licenciada en Psicología y diplomada en Autismo y Síndrome de Asperger— y Marian Renoulin —licenciada en Psicología y profesora de Monte Grande—, advirtieron sobre los efectos que este hábito tiene en el desarrollo de los chicos y en la vida familiar.

Renoulin explicó que las pantallas están reemplazando espacios de crianza y aprendizaje que antes ocurrían en la interacción con adultos y pares. “Cuando el niño está frente a una pantalla no está aprendiendo, no está ajustando ni creciendo en el intercambio con otros”, señaló.

“Si el niño pequeño en su casa con su familia, con sus figuras de apego que lo quieren, no se ejercita en esto de los límites, de soportar la frustración, de incorporar los límites, de ser criado, de ser educado por su familia, llega al jardín con un déficit en este sentido y entonces tiene conductas compulsivas, falta de límites, dificultad para la simbolización”, remarcó.

Por su parte, Peralta remarcó que muchos chicos que llegan a terapia presentan problemas de conducta y dificultades en la escuela, y que suelen pasar varias horas frente a dispositivos electrónicos: “Son chicos que manejan a la perfección la play o el celular, pero tienen problemas de hábitos básicos o trastornos de sueño vinculados a los contenidos que consumen”, explicó. “Lo que consumen los chicos es parte de su nutrición diaria”, resumió.

La psicóloga de Canning recordó las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud: nada de pantallas para menores de dos años, una hora por día hasta los 12 y un máximo de dos horas desde esa edad en adelante. “He trabajado con familias donde la madre cuando le quiere retirar el celular al chico, estamos hablando de 10 o 12 años, el niño utiliza conductas disruptivas, pega o maldice a la madre por sacarle el celular. Es muy grave, como padres tenemos que estar atentos a estas situaciones y siempre consultar cuando algo no nos cierra”, concluyó.

La opinión de los padres de chicos ante la presencia del celular

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Los padres con opiniones contrapuestas sobre los celulares.

Los padres con opiniones contrapuestas sobre los celulares.

Padres de alumnos se mostraron a favor de restringir el uso de los celulares, tal como aprobó la Legislatura Bonaerense la semana pasada y hasta buscan implementarlo, dependiendo las circunstancias, en su propio hogar; mientras que otros apelan a la importancia de la tecnología y resaltan que deben poder usarse en cualquier lugar.

"Es una idea que considero positiva. El celular es una distracción permanente para los adultos, no nos permite concentrarnos, y en los chicos pasa igual. Por eso tienen que entender que es mejor aprender desde el principio que es necesario usarlo en determinados ámbitos", señaló Lucas, que tiene una hija en 3er grado en una escuela de Lanús.

En contraposición a esta idea está Florencia, que mientras espera a su hijo de 4to a la salida del colegio en Banfield, resalta que "ya estamos en un momento atravesados por las pantallas y la escuela no tendría por qué ser distinto a lo que pasa afuera". "Tal vez lo que sí debería ocurrir es concientizar, que los chicos entiendan que es una herramienta y no estar todo el tiempo con el teléfono", aclaró.

"Hay que evitar en mayor medida la exposición a las pantallas. Son muchas las consecuencias que pueden traer pero es una herramienta que no está mal de por sí", comentó Jorge, que tiene su hija en jardín, y ya prioriza qué pretende para cuando le toque llevarla a Primaria. "En mi caso, que mi nena es chica todavía, no deja de ser que en el celular o en la tele está viendo una historia y es lindo eso. Es un muy buen estímulo".

Ese estímulo, a veces, es necesario en medio del trajín del día a día. "Hay que poner mucha energía en entretener de una forma diferente y la verdad que hacemos lo que podemos porque trabajamos todo el día y es demasiado lo que nos reclaman y a veces hay que poner un rato la tele o el celular para tomar un mate y relajar", sentenció Karina, también con una hija en edad de jardín.

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