De un archipiélago del Sudesde Asiático al Conurbano Bonaerense, en la Llanura Pampeana, con barreras idiomáticas y culturales, pero con la fe como lazo común. Ese es el cambio que enfrenta el padre Windylle Macaranas, de 34 años, quien la semana pasada llegó como Vicario a la Parroquia de la Anunciación de Luis Guillón, directamente desde las Filipinas, su país natal. “Siento que estoy ante un gran desafío”, marcó el sacerdote ante El Diario Sur, en un diálogo en inglés, dado que todavía no habla español.
De Filipinas a Luis Guillón: la historia del nuevo cura de la región, que todavía no habla español
Windylle Macaranas tiene 34 años y llegó la semana pasada a Luis Guillón. Busca aprender español para integrarse a la comunidad.
La cuestión del idioma es por ahora la primera dificultad para el joven misionero de las Filipinas, donde la religión católica es dominante por herencia de la colonización española, pero su población habla lenguas nativas e inglés. Por ahora, Windylle se comunica en italiano con los padres Federico y Enrico, que son los otros dos curas de la Anunciación, de la que también depende el colegio homónimo.
Criado en el seno de una familia católica que asistía a misa todos los domingos, Windylle es oriundo de la pequeña isla filipina de Camiguin. Allí estudió la primaria y la secundaria y también fue monaguillo de su comunidad católica. Iba a estudiar biología marina, pero finalmente optó por ingresar al seminario, para lo que tuvo que trasladarse a Manila, la capital del país. Como parte de su formación, también estuvo en Roma, Italia, entre 2010 y 2016. A los 29 años se ordenó como sacerdote en la Iglesia de su pueblo. “Es hermoso y muy especial hacerlo ante la gente que te conoce”, contó.
¿Pero cómo fue que este joven sacerdote asiático llegó a la Parroquia de Luis Guillón, en Esteban Echeverría? “El padre general de mi Iglesia en Manila me dijo que existía esta comunidad en Argentina, donde estaban necesitando un sacerdote auxiliar. Al principio dudé y por la pandemia se pospuso el viaje. Pero después estuve de acuerdo con la decisión de nuestro padre general, porque es parte de nuestra formación obedecer a las misiones que se nos asignan”, relató Windylle en la entrevista, que se realizó en el templo de La Anunciación, con los ventiladores encendidos para paliar el calor agobiante de esta semana. A él las altas temperaturas no lo asustan porque son similares a las de su país.
En cuanto a las primeras impresiones, el recién llegado admite que se siente “raro” (“weird”, en su impecable inglés). “Estoy como mudo, no puedo hablar por la barrera idiomática, y tampoco conozco la cultura de la gente”, señaló. Con el correr de los días empezó a tener más conversaciones en inglés con otros miembros de la comunidad. “También noté que los domingos viene mucha gente a Misa, pero no tanta como suele haber en Filipinas. Uno de los desafíos que me propongo es colaborar para que la gente de acá vuelva a la Iglesia a orar y agradecer al señor”, sostuvo.
En relación a su visión de la tarea pastoral, Windylle apuntó que “ser sacerdote hoy en día es todo un desafío, porque hay que poder adaptar las enseñanzas de la Iglesia a los más jóvenes, para que puedan apreciarlas y seguirlas”. También mencionó al Papa Francis como un referente a la hora de “transmitir de forma efectiva el mensaje del Evangelio”.
Hasta ahora, al padre Macaranas el mate le resultó extraño, por tener que compartir la bombilla, el asado le gustó, y el dulce de leche, como a todos, lo fascinó. Todavía no pudo “explorar” Luis Guillón, pero su llegada ya generó una pequeña revolución en la comunidad de la iglesia y su escuela.
Un admirador de Francisco que pasó seis años en Roma
Windylle Macaranas pasó seis años en Roma, entre 2010 y 2016, como parte de su formación como sacerdote. Desde allí vio de cerca el comienzo del pontificado de Francisco y tuvo dos encuentros con él. “El Papa inició muchas reformas inconvenientes para los sacerdotes más tradicionalistas, que dicen que está trayendo división a la Iglesia. Pero eso no es verdad. Lo que está haciendo es abrir la Iglesia a la gente, que es lo que dice el Concilio Vaticano II”, sostuvo el sacerdote filipino. Y agregó que observa en Francisco “el espíritu de Jesús”.
“Nos lo mandó la Providencia”
Para el padre Federico Witzel, el cura de 52 años que actualmente está al frente de la Parroquia La Anunciación de Luis Guillón, la llegada del cura filipino Windylle Macaranas “fue obra de la Providencia”. Hasta ahora la parroquia era llevada adelante por Witzel y el padre Enrico Roncoli, de 84 años. Entre las tareas pastorales también se incluye al Colegio de la Anunciación, relevante para la localidad.
“Hace rato le veníamos pidiendo a los superiores un sacerdote más. Primero había complicaciones, pero después nos dijeron que Windylle había aceptado y bailamos en una pata. Estamos tratando de acogerlo de la mejor manera, y él ya se está integrando muy bien. Es una persona humilde y sencilla, ojalá podamos trabajar mucho tiempo juntos”, contó el padre Federico.
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