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Una bailarina de Ezeiza interrumpió sus sueños y regresó de la India por la pandemia

Rosario Abraham ejerció su profesión en varios lugares de la región de Asia y África, pero la emergencia del coronavirus la obligó a pegar la vuelta y tomó la situación como una experiencia de vida.

Rosario Abraham, es una vecina de Ezeiza que desde niña empezó a bailar Danza Árabe y a empaparse de la cultura de medio oriente. A través de los años fue perfeccionándose y en el 2013 se recibió de maestra de dicho baile.

A partir de entonces, comenzó a pensar en hacer un viaje al exterior para poder conocer otros países y sobre todo cumplir su sueño de visitar Egipto. Tal es así que en el 2018 le surgió una propuesta proveniente de la India para ejercer como maestra de Danzas Árabes en eventos.

La mujer que en ese momento tenía 30 años, no dudó en aceptar la oferta y emprendió su primer gran aventura en la cual, en un principio fue acompañada por dos amigas que posteriormente siguieron su rumbo. Allí descubrió que las condiciones laborales no eran las mejores y decidió trabajar como bailarina independiente bajo sus propias “reglas” ingresando en el mundo de los emprendedores.

A partir de este hecho, Rosario empezó a viajar por distintos países de la región como Bangkok, Sri Lanka, Nepal, Bahrein, Nueva Dehli y Egipto, cumpliendo finalmente su sueño de conocer el país árabe. A su vez, este recorrido le permitió cosechar muchos amigos y ejercer su profesión mediante contratos temporales, como suelen hacer miles de argentinos que recorren el mundo.

En febrero del 2020, la oriunda de Ezeiza regresó a la India y al poco tiempo se encontró con que la crisis de emergencia sanitaria por la pandemia del coronavirus ya había llegado al país asiático. “Me reuní con unos amigos en el F18, nombre del hostel donde nos hospedamos, y enseguida ya nos dejaron salir sólo para ir a comprar la comida”, explicó Rosario al tiempo que añadió: “Debo agradecer de haber llegado allí porque entre todos nos cuidamos como si fuéramos una familia e incluso el dueño del hostel nos ayudó muchísimo”.

“Debo agradecer de haber estado allí porque nos cuidamos como si fuéramos una familia”

Si bien, le tocó pasar la cuarentena en un lugar en el cual fue tratada cálidamente, la situación no fue tan sencilla. “En los supermercados antes de entrar siempre nos tomaban la fiebre y ponían alcohol en gel en las manos. Sólo entraban grupos de a cinco personas”, detalló y agregó sobre los controles de circulación: “En las calles siempre estaban los policías con un palo largo y sus armas verificando que la gente solo salga a hacer lo necesario, ya que es un país que tiene demasiados habitantes”.

El virus del Covid-19 se diseminó por toda la región por lo cual las autoridades cerraron las fronteras y las miradas apuntaron hacia los extranjeros que habían quedado varados. “Los hindúes tenían en mente que los extranjeros eran los que transmitían el virus por todo el país, sumado al problema que generó la pandemia en el sistema de salud de la India”, contó la mujer.

“En India respetaron a rajatabla la cuarentena, desde el principio comenzaron a utilizar tapabocas”

Asimismo, Rosario destacó el apoyo que recibieron los argentinos varados por parte de la Embajada Argentina en India, la cual los asistió en todo momento y les brindó ciertas cantidades de dinero para que pudieran comprar alimentos.

Rosario todavía no tenía en sus planes volver a la Argentina, pero dadas las circunstancias del coronavirus decidió ponerle una pausa a sus sueños y su aventura por Asia y África y luego de 2 meses de aislamiento en el exterior, el pasado jueves logró regresar a su casa en Ezeiza, mediante un vuelo de repatriación y ahora le tocará hacer la cuarentena nuevamente.

“Hoy por ya de vuelta en mi país y en la hermosa localidad de Ezeiza, donde viví toda mi vida, no voy a dejar de decir que viajar es un aprendizaje enorme, más allá de las complicaciones que puedan existir como por ejemplo esta pandemia que nos afectó a muchos viajeros en poder seguir nuestra ruta”, admitió Rosario.

Tal es así que las experiencias que fue sumando durante su viaje le dejaron una enseñanza de vida y ya piensa en el futuro “Traje conmigo hermosos recuerdos y sobre todo grandes amigos. Fue una experiencia gratificante como bailarina, poder brindar shows en diferentes países que espero cuando todo se normalice en unos meses volver a visitar”, afirmó y cerró: “El viajar es un placer, nunca hay que olvidar eso”.

LA ADAPTACIÓN EN EL PAÍS ASIÁTICO

El llegar a un país desconocido con otras costumbres y hábitos siempre suele requerir un tiempo para acostumbrarse y empaparse de la nueva cultura. “El primer tiempo en India no fue fácil, tienen una cultura muy distinta, comida y el trato de la gente. Adaptarse fue todo un proceso, pero sin imaginarlo término siendo uno de los países en los que más amigos coseché y que hoy ya lo siento como mi segunda casa”.

 

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