Una pareja de ciudadanos chinos que manejaba una planta de reciclaje de plástico en un antiguo galpón fabril ubicado en la calle Héroes de Malvinas al 2000, en Lanús, tenía a 12 empleados reducidos a la servidumbre. La mayoría eran provenientes de Santiago del Estero.
Todo comenzó con quejas de los vecinos de la zona, que comenzaron a notar olores nauseabundos, suciedad y ruidos provenientes del lugar, una fábrica clausurada que no contaba con habilitación para funcionar.
Tras llegar las autoridades al galpón, encontraron que la planta recicladora continuaba funcionando sin haber realizado los cambios solicitados para ser habilitada. Allí se hacía el picado del plástico para su posterior reciclaje. Con la continuación de la investigación, se descubrió el estado de servidumbre en el que estaban sus empleados.
Allí, en un sótano cerrado con rejas, había 12 personas, entre ellas un niño de 14 años, hacinadas y prácticamente reducidas a la servidumbre, con un sueldo de apenas $60 mil en total informalidad. La mayoría de ellas proviene de Santiago del Estero.
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Como si esto fuera poco, se halló un altar con aparente simbología nazi, colocado en honor a un perro, aunque los investigadores sugieren que podría tratarse de un culto budista, ya que esa religión también usa la esvástica entre sus representaciones.