14 mujeres son las encargadas de llevar adelante el bar “La Cruz del Sur”, un nuevo espacio inaugurado en el Hospital Interzonal Esteves. Algunas de ellas son internas del neuropsiquiátrico de Temperley y otras se encuentran en proceso de externación. Este nuevo espacio las hace sentirse útiles y les permite tener una salida laboral que corta con todo tipo de prejuicios.
Internas a cargo de un bar: el desafío de 14 mujeres en un neuropsiquiátrico de Temperley
Cinco atienden al público y otras nueve se encargan de la cocina. En una charla exclusiva con El Diario Sur, cuentan su experiencia y sus sensaciones en este novedoso proyecto inclusivo del Hospital Esteves.
El bar está destinado a pacientes, familiares y personal de salud. Rodeado de naturaleza en medio de un extenso predio, la tranquilidad y el silencio es la primera característica del lugar que tiene mesas adentro y afuera para degustar las ofertas dulces y saladas que preparan las propias internas.
Cinco mujeres se encargan de la atención al público y otras nueve están en la cocina. Deisy es la primera en hablar durante la recorrida de El Diario Sur. “Estoy en el hospital hace muchos años y estoy muy contenta de estar trabajando acá con las chicas. Atiendo, les pregunto qué quieren tomar y le cobro a la gente. Me siento bien y con entusiasmo acá. Con mis compañeras nos ayudamos entre todas atendiendo. La gente dice que está muy bien, les gusta el trabajo que hacemos”, le cuenta a este medio, y no dejar pasar la chance de invitar a los vecinos: “Vengan porque acá hay un barcito para tomar algo, afuera son caras las cosas y acá lo tenemos más barato”.
Cerca de ella está Patricia preparando alfajorcitos de maicena y no tardó en detallar todo lo que preparan: “Tenemos pastafrola de membrillo y de dulce de batata, budines de narana, vainilla, chocolate, marmolados, de manzana, torta de dulce de leche con coco y el famoso lemon pie, todo preparado por nosotras. También hay pizzetas, frutas para hacer licuados de banana, exprimidos de naranja y limonada, y empanadas”. Sandra también se suma a la charla: “Aprendí a hacer los alfajorcitos y hago promoción para que venga la gente a comer acá adentro”.
Todas trabajan articuladamente, bajo la supervisión de la psicóloga Nadia Percovich y la enfermera Sandra Marano, quien trabaja en la institución desde hace 26 años. “Me ofrecieron este proyecto de acompañar a las chicas en un bar, para enseñarles las formas distintas de manejarnos dentro de un trabajo. Acá estamos con una enfermería distinta, comunitaria, acompañando a las usuarias desde adentro y afuera y apoyando sus proyectos para tener iniciativa por sí mismas”, señala la profesional de la salud.
El proyecto del bar es parte de un programa inclusivo del Ministerio de Trabajo de la Nación. En este sentido, Deisy aclara un punto importantísimo: la inserción laboral. “Es para ser externadas también, porque algún día tenemos que salir de este lugar y podemos conseguir en otro lado un trabajo como este”, sentenció.
“La verdadera inclusión es la laboral”
La psicóloga Nadia Percovich es una de las profesionales que acompaña el proyecto de inserción laboral de las pacientes en el bar. En charla con El Diario Sur, remarca que “el bar es algo fundamental porque sirve muchísimo para la socialización, tanto de las mujeres que participan activamente trabajando como otras que están internadas aún y tienen un espacio para estar tranquilas y tomarse un cafecito”.
Nadia remarca que este espacio “sirve para trabajar atención al público, seguridad e higiene de los alimentos y manejo de dinero”, que son habilidades que las personas suelen perder cuando están internadas en un neuropsiquiátrico.
“Creemos que la verdadera inclusión es la laboral, porque el trabajo es lo que estructura la personalidad, entonces desde ahí apostamos a la recuperación de la persona en y con la comunidad. Deisy cuando está acá es una trabajadora atendiendo el bar, no es una paciente, y ese cambio es súper importante”, sostiene la psicóloga.