Leandro Fortunato, un vecino de Lomas de Zamora, se hizo famoso en los últimos días porque llegó a pie a Río de Janeiro a para ver la final de la Copa Libertadores entre Boca y Fluminense. Ahora está volviendo a Buenos Aires “a dedo” para reencontrarse con su gente.
La vuelta del vecino de Lomas que fue caminando a ver a Boca: está en Misiones haciendo "dedo"
Leandro, el vecino de Lomas que caminó más de dos mil kilómetros para ver a Boca, pudo llegar hasta la frontera con Argentina y pide ayuda para volver.
El hombre decidió hacer una travesía de más de 2400 km para ver al club de sus amores desde la ciudad santafesina de Santo Tomé. “Yo salí sin rumbo, estaba triste por mi separación y ahí es cuando Boca pasa a la final. Estando en Santa Fe se me dio por ir a pata”, cuenta Leandro en diálogo con El Diario Sur.
“Me han tratado muy bien en todas las estaciones de servicio, en el estadio, en la playa. En la playa me pidieron fotos, me regalaron camisetas del Flamengo”, manifiesta el hombre que fue muy bien recibido por los brasileños que iban conociendo su historia a través de los medios de comunicación.
Aunque el resultado del encuentro entre Boca y Fluminense no fue el que esperaba Leandro asegura que este viaje le sirvió para “aclarar la cabeza”. “Venía mal y me encontré con todo esto. Le doy gracias a la gente de Boca que colaboró mucho en esto y estoy orgulloso de todo el público bostero que vivió el partido en la cancha”, señala el vecino de la localidad de Ingeniero Budge.
Una vez que finalizó el partido llegó el momento de la vuelta. Dos días después del encuentro logró conseguir un pasaje en un micro que hacía el recorrido entre Río de Janeiro y Foz de Iguazú, en la frontera con Argentina. Una vez que cruzó el límite entre los países está intentando volver desde Puerto Iguazú “a dedo”, ya que se quedó sin dinero.
“Ahora estoy tratando de calmar a toda la familia, avisarles que estoy bien, que me quedé sin un mango por pagar el pasaje hasta acá”, relata Leandro. “Voy a ver si me voy caminando hasta la ruta y empezar a hacer dedo para poder llegar a Buenos Aires”, finaliza el hombre que ya está en el último tramo de su larga travesía.
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