Emilio Mendoza, el vecino de Banfield que en el marco de un viaje por Latinoamérica sufrió un naufragio en el medio del Mar Caribe, finalmente logró regresar a la Argentina este martes a la madrugada. Docente y de 40 años, Mendoza vivió la terrible experiencia el pasado sábado 18 de febrero, cuando estaba cruzando la frontera entre Panamá y Colombia. En ese momento perdió todas sus pertenencias, incluida la moto con la que realizaba la travesía por tierra, y fue rescatado por una tribu aborigen en el mar.
El docente de Banfield rescatado de un naufragio volvió al país y quiere seguir de viaje
Emilio Mendoza logró regresar a Banfield junto a su familia. Actualmente se encuentra intentando conseguir una nueva moto para continuar su aventura.
"Conseguí un pasaje de vuelta y me vine", contó Emilio a El Diario Sur y aclaró que llegó al país durante la madrugada. "Ahora estoy pensando más en frío los pasos a seguir", explicó.
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A pesar de que la experiencia del viaje casi le cuesta la vida, Emilio se encuentra pensando en cómo retomar su travesía: "En estos días tengo una reunión con el dueño de la marca de la moto con la que viajaba, tal vez en una de esas tengo un poco de suerte y puedo retomar el viaje con otra moto".
En cuanto al vehículo con el que se encontraba recorriendo los diferentes lugares de América Latina, se hundió junto a todas sus pertenencias durante el naufragio. "Me hablan de que capaz en mayo se puede sacar mi moto del fondo del mar, pero la realidad es que cada día que pasa sufre un deterioro más grande y a mí se me acaban las esperanzas", remarcó.
Emilio es profesor de historia y se encontraba viajando desde hace 4 años. Su objetivo de observar otros modelos educativos y a su vez volcar sus experiencias en el viaje en un libro que iba a escribir cuando regresara Argentina. En su Instagram, @xlasvenasdeamericalatinaenmoto, compartió las diferentes experiencias que atravesó en este tiempo.
El naufragio
“Cuando te dicen nos hundimos es un momento de shock. Fue un lapso de 10, 15 segundos en que se hundió el barco”, relató Emilio, en un diálogo con El Diario Sur. “En el agua había 6 personas, los primeros 40 minutos estuvimos buscando algo de donde agarrarnos. La embarcación llevaba mucha carga de productos de mercancías para supermercados y demás”, continuó sobre el inicio de la terrible experiencia que vivió.
“Nos agarramos a un cajón de pollo muy grande que flotaba bien, el agua nos empezó a dispersar cuatro quedamos en ese cubo y otros dos quedaron separados de dos puntas distintas. Tuvimos que aguantar el oleaje que solo parecía que nos bajaba 6 metros y nos subía 6 metros”, destacó.
Después vinieron casi 20 minutos en los que tuvo que sortear diferentes obstáculos que venían del propio barco hundido ya que el agua movía la mercadería que había en el buque – botellas, garrafas, pallets- que volvían todavía más peligrosa la estadía en el mar. “Fue la parte que más temí por mi vida. Estábamos en una zona de rompiente. La ola venía y te revolcaba por abajo del agua y después salías a flote con el chaleco”, aseguró Emilio.
En medio de esta situación, una comunidad indígena, los Kuna Yala, llegó hasta el lugar donde estaban los náufragos y los rescató. “Nos trajeron a tierra en una de esas embarcaciones típicas de documentales hechas de tronco cavado, con un motor atrás estuvimos en una aldea de 20 casas”, rememoró el docente.
Después de permanecer durante un tiempo en el poblado indígena los náufragos fueron encontrados por el SENAFRONT, organismo similar a la Prefectura Naval en Panamá, que los devolvió a la capital del país.