Hay pasiones que solo se pueden transmitir de padres a hijos. Y una de ellas es la del fútbol, que en el caso de la familia Lagomarsino está ligada a Los Andes, el club de la ciudad. Don Francisco le enseñó a su hijo Alfredo el amor por el Milrayitas, Alfredo a su hijo Pablo, y Pablo se lo está enseñando a sus hijas Ainara, Giovanna y Aitana. En la previa de un partido definitivo para Los Andes, El Diario Sur habló con un hijo y a la vez padre que celebra este día y continúa su herencia.
Cuatro generaciones de amor por Los Andes: así viven la definición del torneo
Francisco Lagomarsino le transmitió a su hijo Alfredo, Alfredo a su hijo Pablo y Pablo a sus tres hijas el fanatismo por Los Andes. Viven con alegría y nerviosismo este momento del club.
“Ansioso, nervioso, lo siento muy desde adentro”, es la primera respuesta de Pablo Lagomarsino a la pregunta “¿cómo estás?”. Sin dar explicaciones se refiere al poco tiempo que falta para que Los Andes juegue contra Cañuelas este lunes feriado en el estadio Eduardo Gallardón y defina si sale campeón del Torneo Apertura de la Primera B.
Pablo tiene 35 años, vive a la vuelta del Club Los Andes y es colaborador en la institución. Su abuelo Francisco fue socio vitalicio Nº248 del “Milrayitas”, y su papá Alfredo el Nº708. “Mi papá es uno de los últimos socios del número mil para abajo que quedan”, cuenta Pablo y explica que su familia ya formaba parte del club cuando la institución no tenía estadio y el equipo jugaba en la Plaza Libertad de Lomas de Zamora.
“Mi papá me empezó a llevar a la cancha en el año 93, yo era un bebé”, cuenta el lomense y agrega: “Mi viejo me contó muchas anécdotas de cuando el club era diferente, lo vio crecer desde cero, me nombra siempre equipos que vio que fueron muy grandes, vio a Los Andes en los años 60, un equipo al que le iba muy bien”. Así fue como desde chiquito Alfredo le compartió su pasión y Pablo se transformó en mucho más que un hincha. El vecino de Lomas empezó como fanático y hoy es parte del club como colaborador en la Subcomisión del Hincha.
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Pablo es papá de tres nenas: Ainara de 10 años, Giovanna de 7 y Aitana de 6. Las tres pequeñas son, y no por casualidad, hinchas de Los Andes. Pablo cuenta: “Cada vez que les hablo del club me vuelven loco, quieren venir todo el día, no se quieren ir de la cancha, me acompañan siempre. Cuando hay partido vienen y se quedan en la platea”.
El vecino de Lomas cuenta que hasta él mismo está sorprendido por el fanatismo de sus hijas que se niegan a usar ropa o inclusive productos de determinados colores. “Verde no porque es de Banfield, celeste no porque es de Temperley”, dicen las nenas si les regalan ropa de esos colores. Y la más pequeña de las tres, Giovanna, llegó a tirar una pasta de dientes a la basura porque era de color verde.
Pablo asegura que las buenas o malas rachas del club lomense afectan mucho el ambiente familiar. “Ahora que nos va bien se siente en casa”, cuenta el hincha de Los Andes que pasó un Día del Padre feliz y seguramente muy nervioso, contando las horas que faltan para la final del Torneo.