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Ayuno intermitente, ¿sí o no?: las miradas y recomendaciones de nutricionistas de la región

"El ayuno intermitente se usa en momentos de terminados, no debe realizarse todo el tiempo", dijeron profesionales locales.

El debate sobre si el ayuno intermitente ayuda a bajar de peso y si es o no perjudicial para la salud lleva tiempo inserto en la sociedad. Recientemente, investigadores de la Universidad de Cambridge habrían descubierto los procesos que hacen que esta forma de “dieta” reduzca la inflamación corporal.

El equipo encontró que el ácido araquidónico reducía la actividad del inflamasoma NLRP3, aunque durante mucho tiempo se había pensado que tenía el efecto contrario sobre la inflamación. "Esto provee una explicación potencial de cómo cambiar nuestra dieta (en particular mediante el ayuno) nos protege de la inflamación, sobre todo de la forma dañina que sustenta muchas enfermedades relacionadas con una dieta occidental alta en calorías", sostuvo Clare Bryant, del departamento de medicina de Cambridge.

En ese marco, El Diario Sur dialogó con nutricionistas de la región que expresaron sus opiniones sobre este tipo de dieta y dieron algunas recomendaciones.

“El ayuno intermitente es una herramienta que se utiliza en un momento determinado. También se usa para pacientes determinados, no es para todos ni para usar todo el tiempo”, remarcó Martina Sol Rodríguez, quien tiene 26 años, vive en San Vicente y es Licenciada en Nutrición.

Sobre los pacientes a los que les recomienda el ayuno, comentó: “Sus cuerpos tienen que manifestar necesidades y ellos tienen que reconocerlas, recién ahí están en condiciones de hacer algún ayuno. Al principio, cuando hay un desorden alimentario muy grande, nunca lo planteo”.

“La educación alimentaria y la buena relación con la alimentación nunca se deja de lado, el ayuno intermitente se agrega luego”, destacó Martina. Y agregó: “No tiene sentido hacer 12 horas de ayuno si después se rompe con alimentos de mala calidad”.

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Martina Sol Rodríguez vive en San Vicente y es Licenciada en Nutrición. 

Martina Sol Rodríguez vive en San Vicente y es Licenciada en Nutrición.

Por su parte, Ayelén Bellizzi, quien trabaja con la primera división de fútbol femenino del Club Atlético Banfield, sostuvo: “No recomiendo ayuno intermitente, pero sí un buen reposo digestivo, que la cena sea entre las 20 y las 21 horas para lograr una buena digestión y un buen descanso”.

“El reposo digestivo debería ser de entre 8 y 10 horas, dependiendo de la persona y de sus necesidades”, explicó la profesional.

Sobre el ayuno intermitente, señaló que “no es mágico por sí solo”. “Si yo hago un ayuno de 12 horas pero en las otras 12 como cualquier cosa, no va a haber ningún cambio. El déficit calórico lo podría hacer sin tanto esfuerzo, sin sufrir hambre, haciendo cuatro comidas a lo largo del día, de una forma equilibrada”, destacó.

“Yo no lo recomiendo nunca en deportistas porque puede ser contraproducente a largo plazo, generando una pérdida de tejido muscular”, aseguró a El Diario Sur Ayelén. Y concluyó: “Si creamos hábitos alimentarios adecuados va a ser mucho mejor y se va a perpetuar en el tiempo”.

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Ayelén Bellizzi trabaja con la primera división de fútbol femenino del Club Atlético Banfield.

Ayelén Bellizzi trabaja con la primera división de fútbol femenino del Club Atlético Banfield.

Los detalles de la investigación

“Estamos muy interesados en tratar de comprender las causas de la inflamación crónica en el contexto de muchas enfermedades humanas”, expresaron desde la Universidad de Cambridge a través de un comunicado de prensa. Sus nuevos hallazgos se publicaron en la edición del pasado 23 de enero de la revista Cell Reports.

Según informó Infobae, el equipo se enfocó en estudiar el “inflamasoma”: el sistema de “alarma” celular por el cual el cuerpo se defiende de lesiones o enfermedades, lo que desencadena inflamación.

Durante la investigación analizaron muestras de sangre de 21 personas que comieron una comida de 500 kilocalorías (kcal), y luego ayunaron durante 24 horas antes de consumir una segunda comida de 500 kcal. Así descubrieron que el ayuno aumentaba los niveles sanguíneos de ácido araquidónico, un lípido (grasa) en la sangre. Esos niveles retrocedieron de nuevo una vez que se comió.

Tras los experimentos, encontraron que el ácido araquidónico reducía la actividad del inflamasoma NLRP3, el cual durante mucho tiempo se pensó que tenía el efecto contrario sobre la inflamación.

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