Edesur, cuya sigla quiere decir Empresa Distribuidora Sur, nació en el año 1992, en el marco del proceso de privatizaciones de empresas públicas llevado a cabo por el entonces presidente Carlos Menem durante la década del ´90.
Edesur en el ojo de la tormenta por los cortes de luz en la región
La historia de Edesur está enmarcada por las deficiencias en el servicio desde su privatización. Esta semana los apagones afectaron a gran parte de la región.
La compañía que hasta entonces prestaba el suministro eléctrico en Capital Federal y Gran Buenos Aires, Servicios Eléctricos del Gran Buenos Aires (SEGBA), controlada íntegramente por el Estado, fue disuelta y privatizada. Para ese proceso quedó dividida en siete unidades de negocios: cuatro empresas generadoras y tres distribuidoras, cada una de ellas destinada a una zona distinta del AMBA.
A Edesur le fue asignada la prestación del suministro eléctrico en la zona Sur de Capital Federal y el Gran Buenos Aires. Tras una Licitación Pública Internacional de la que participaron importantes operadores del sector, el Gobierno adjudicó en agosto de 1992 el 51% de las acciones a la oferta presentada por el Consorcio Distrilec Inversora S.A., integrado en forma mayoritaria por el grupo chileno Chilectra y con la participación minoritaria de la empresa Pérez Companc.
El consorcio adjudicatario, luego de pagar 511 millones de dólares por la operación, tomó posesión de una parte de la ex SEGBA el día 1º de setiembre de 1992. A fin de 1995, el Gobierno Nacional, se desprendió del 39% de las acciones de la empresa que aún conservaba, haciendo que Edesur quedara completamente en manos del consorcio Distrilec.
La salida de Chilectra se precipitó tras un incendio en la subestación eléctrica Azopardo, en febrero de 1999, en medio de una ola de calor. El incidente provocó que miles de usuarios de la ciudad de Buenos Aires se quedaran sin luz durante casi 11 días durante el agobiante verano porteño.
A los pocos meses, Edesur cambió de manos y pasó a ser propiedad de la multinacional española de energía Endesa. A su vez, Pérez Companc vendió su participación accionaria a la petrolera Petrobras.
A Endesa le tocó enfrentar la crisis de 2001, luego de la cual se decretó el fin de la convertibilidad y más tarde, el congelamiento de las tarifas, situaciones que marcaron un antes y un después en el negocio de la energía.
A partir de esos años también comenzó a subsidiarse parte de las tarifas de los servicios públicos a los habitantes del Gran Buenos Aires, en respuesta a las consecuencias sociales de la crisis económica que se vivía y se mantuvo en el tiempo. Aunque la medida fue criticada por su alto costo – llegó a representar el 3% del PBI en 2015-, se la puede considerar como una compensación ante el desbalance entre lo que aporta la región y lo que efectivamente recibe en términos de coparticipación en relación con las otras provincias.
En este período, las inversiones en mantenimiento de redes por parte de las empresas se suspendieron, con la excusa de la falta de actualización de las tarifas, y la calidad del servicio cayó aún más. Sin embargo, a partir de 2015 las tarifas de energía salieron de su letargo y llegaron a aumentar un promedio de 500% pero eso no se reflejó en mejoras en el servicio ni en la realización de las obras de infraestructura más relevantes.
En la región, una de las obras más importantes que debe llevar a cabo Edesur es la subestación eléctrica de San Vicente, para abastecer a ese distrito que actualmente recibe electricidad de Almirante Brown y de Cañuelas. Las gestiones se iniciaron en el 2013 y recién este año se concluyó la obra civil, pero todavía faltan trabajos para que se ponga en marcha. Uno de los ejemplos más acabados de la desidia con la que se maneja la compañía.
Durante el transcurso de esos años hubo otro cambio de dueños en la empresa. En el año 2009, el grupo italiano Enel adquirió la mayoría accionaria de Endesa, entre cuyos activos estaba la distribuidora Edesur. Más tarde, en el año 2013 Petrobras cedió sus acciones en la empresa al grupo Sociedad Argentina de Energía SA (Sadesa), que mantuvo su posición en la compañía hasta diciembre de 2022, con Nicolás Caputo como uno de sus accionistas minoritarios.
En un futuro cercano, la empresa distribuidora pasará a tener un nuevo propietario, ya que la italiana Enel, al mando del CEO Francesco Starace, está en busca de compradores para algunos de los activos que posee en América Latina, entre ellos Edesur pero el pésimo servicio que presta demoró la operación y aún es incierto el futuro de la maltrecha empresa.
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