Consultados por El Diario Sur, profesores y estudiantes de la región resaltaron la importancia del crecimiento de la IA en los últimos tiempos y cómo trastocó el sistema, desde las maneras de estudiar hasta las costumbres de evaluar.
“La verdad que empieza a ser problemático el tema porque estamos tratando de aprender cómo convivir con esto. Sabemos que contra ella no se puede”, destacó Carlos Melone, titular de la cátedra de Política Educativa de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
La referencia del profesor radica en cómo acoplarse desde la educación a esta marea que lleva consigo la herramienta. ”La IA se parece al apogeo de la red en otro momento, cuando se reemplazó la lógica de la biblioteca. También viene a romper eso. Porque el alumno no necesita explorar en la red para buscar información. Hay una nueva ruptura. Ya no hay un navegante de la red, hay un solicitante que tiene a una aplicación para resolverle la búsqueda”, analizó.
Por eso, puntualizó en que “se va a aprender de otra manera y nosotros no estamos listos para eso”. El foco lo pone en los docentes porque, “en el mundo universitario los estudiantes van a aprender de otra manera, la IA vino a poner todo patas para arriba”.
Quien coincide es Micaela Dearmas, docente de la Secundaria N6 de Lanús. “Para nosotros es un nuevo desafío, porque conlleva pensar y repensar nuestras prácticas y las propuestas que brindamos”, indicó.
Por lo pronto, no cree que sea un condicionante entre el vínculo entre docentes y alumnos. “Es una herramienta más porque nunca va a sustituir lo que se da en el encuentro presencial y humano”, afirmó. Sin embargo, entiende que hay que ser cautos. Y así lo especifica: “El desafío también es la educación digital. Más allá de la IA, es vital para construir conciencia del uso responsable, ético y crítico del mundo digital”.
Ese aprendizaje está en saber “humanizar a la IA”. Y acoplarla al vínculo entre el alumno y el profesor. “Es clave el diálogo con el estudiante. Tener el cara a cara, averiguar cuáles son sus inquietudes, ese es el primer paso”, agregó.
“El hecho de pretender humanizarla no debe significar en la práctica docente volver a fórmulas conservadoras, en el que todo lo anterior estaba bien y lo de ahora no, porque tampoco va a funcionar. Lo viejo funciona, pero cuidado”, completó Melone.
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Carlos Melone, docente de la UNLZ.
Los estudiantes: “La usamos cada vez más”
Los alumnos cuentan con herramientas cada vez más ágiles para utilizar en su proceso educativo. Y para algunos se erige en un complemento de los docentes, y para otros, un reemplazo. También, en atajos para resolver trabajos prácticos y todo tipo de actividades que impliquen escribir.
“Considero que como estudiantes utilizamos cada vez más la inteligencia artificial en el ámbito universitario. Ya no sólo es consultar por una consigna en particular para un foro o un trabajo práctico a Chat GPT sino que ahora se suma pedirle que resuma textos, que resuelva ejercicios y tareas un poco más complejas a realizar”, señaló Martina, estudiante de la Universidad Nacional de Lanús y presidenta del Centro de Estudiantes de Planificación y Políticas Públicas.
Lucía, también alumna de esa casa de estudios, coincide, aunque opta por tener cierto control “No suelo usarla para la facultad, o al menos eso intento. Puede servir en algunos casos para que me explique algo que no entendía en clase o que me dé algún ejemplo, pero como último recurso”, afirmó.
Martina resalta que “no está mal tener una variedad amplia de información, siempre y cuando hagamos las consultas a consciencia”. Y recalcó que, dada su función como nexo entre alumnos y profesores “a veces se presentan conversaciones en las que se enfatiza en lo difícil que es sostener la exigencia académica en relación a la lectura”.
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Martina y Lucía, estudiantes de la Universidad de Lanús utilizan la IA para estudiar.
El impacto en la medicina
La Inteligencia Artificial está alterando todos los ámbitos en los que tiene intervención el ser humano, incluyendo la medicina. La IA ya es usada por muchos profesionales en el ámbito de la investigación dentro del área, aunque siempre con las precauciones del caso.
“Esta tecnología está ahora en un período de efervescencia con constantes recursos para nuevas respuestas a viejos problemas”, explicó Gabriel Lijteroff, quien es médico diabetólogo y trabaja en el Hospital Santamarina de Monte Grande desde hace décadas. Y aseguró que usa la inteligencia artificial para “buscar evidencia científica de distintos tratamientos y acceder a las referencias bibliográficas de estudios que los avalan, la actividad asistencial y especialmente en la actividad de docencia médica”.
Aunque también reconoció que la tecnología está aún en desarrollo y puede llegar a dar algunas respuestas que no son del todo correctas. “Confieso que chequeo además con otros buscadores a los que todavía les tengo más confianza, pues obtuve algunas respuestas inexactas”, dijo el médico.
Sin embargo, una de las preocupaciones más importantes en lo que tiene que ver con el uso de la IA en el ámbito médico es la de los pacientes, que muchas veces caen en auto diagnósticos erróneos. “Un mismo síntoma puede responder a muy distintas situaciones. Así,la búsqueda de tranquilidad termina generando un efecto contrario, llevar a una interpretación o lo que es peor, un tratamiento sin orientación ni fundamento”, puntualizó Lijteroff.
En ese marco, el médico remarcó que siempre es importante contar con asesoramiento profesional. “Quien estudió y conoce a quien porte ese síntoma puede interpretarlo en forma personalizada, además de tener la experiencia de saber que fuente es confiable y en qué contexto de salud se da el síntoma”, concluyó Lijteroff.
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Gabriel Lijteroff, especialista en medicina interna y magister en diabetología.
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“La IA puede llegar a acabar con el trabajo como lo conocemos en el presente”
El economista Félix Schmidt compartió con El Diario Sur las implicancias que tiene la Inteligencia Artificial para la economía en cuanto ciencia. En ese marco, contó: “La utilizo mucho para buscar fuentes, o datos extremadamente puntuales que son necesarios para realizar cualquier tipo de análisis económico”.
De esta forma, Schmidt aseguró que esta tecnología “a pesar de no tener mucha precisión con los 'datos finos' es un gran reservorio de fuentes y datos y al poder procesar mejor la información respecto a un buscador de internet es mucho más efectivo”. “Aunque hay que estar controlando sobre la veracidad de los datos o chequeando fuentes más fácilmente”, matizó.
“La IA ocupa un lugar muy interesante en mi trabajo, es uno de los motores del cambio tecnológico a nivel global, y entender las disputas a su alrededor te lleva a entender muchas de las problemáticas geopolíticas y de actualidad en el mundo, y las distorsiones en la economía en un contexto de nueva guerra comercial”, explicó el economista.
En ese contexto, Schmidt planteó que “el impacto económico de la IA es imposible en la actualidad, ya que está cambiando la forma de trabajo en todos los campos”. Y agregó: “Su combinación con la robótica está amenazando a cualquier tipo de empleo”.
“Pensar el mundo con lógicas antiguas, nos puede llevar a un error, porque la revolución laboral que están llevando las IA, puede llegar a acabar con el trabajo como lo conocemos en el presente”, destacó el economista de la UNDAV. “Xiaomi inauguró una fábrica totalmente automatizada por IA, con producción de un teléfono por segundo sin la necesidad de ningún empleado de forma presencial”, subrayó.
“Los cientistas sociales tenemos que empezar a debatir sobre el futuro del trabajo. Los cambios en la innovación son muy significativos, y el mundo está tomando cuenta de ello, aunque en nuestro país, sigamos anclados en discusiones del desarrollo propias de hace 50 años”, finalizó Schmidt.
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Félix Schmidt, economista de la Universidad de Avellaneda.