La irrupción del coronavirus produjo dos situaciones contradictorias entre sí: el cierre de gimnasios y una mayor preocupación por la salud y el estado físico. En ese contexto, El Diario Sur dialogó con entrenadores, maratonistas y dueños de gimnasios de San Vicente sobre el fenómeno.
Crece la demanda por hacer actividad física en San Vicente: temporada alta para los entrenadores
Con los gimnasios limitados, los personal trainer de San Vicente tienen cada vez más trabajo. Vecinos conscientes por el cuidado de la salud.
El maratonista Jorge Mourelle cree que esto ocurre por la información disponible que existe hoy en día, con los que “la gente va conociendo ciertos beneficios y comienza a adquirir buenos hábitos alimenticios y a realizar actividad física para mejorar su calidad de vida”.
El sanvicentino entrena a un grupo de maratonistas hace más de 14 años, el Running Team San Vicente, equipo que “hoy está integrado por casi 100 personas”. El boom del running está enmarcado dentro de la conciencia por cuidar de la salud física y mental: “Año a año crece la demanda en todo lo relacionado con la actividad deportiva, aunque también cada vez hay más entrenadores”.
Uno de ellos es Sebastián Torres, de Alejandro Korn, quien trabaja hace más de 12 años como personal trainer, que coincide con el maratonista. “Hay mucha gente interesada en la actividad física como también una gran oferta de entrenadores. Todo está vinculado con la forma que vivimos”, sentencia Torres. Y agrega: “Hay muchos trabajos que son sedentarios, más ahora con el home office, y muchos adolescentes que están todo el día con el celular. La manera en la que vivimos también hace que uno pueda encontrar miles de opciones diferentes de entrenamiento con la misma facilidad que se pide que le traigan una hamburguesa a su casa”.
Sebastián Torres es una de esas personas a las que les aumentó el trabajo durante la pandemia. “Como muchos gimnasios están cerrados, varios empezaron a preguntar por los entrenamientos personalizados”, cuenta en diálogo con El Diario Sur, aunque se lamenta no poder atender a todos: “El problema es que con los protocolos trabajo con pequeños grupos de 3 o 4 personas distribuidos a lo largo de todo el día e incluso con menos franjas horarias, porque antes terminaba a las diez, pero ahora a las ocho todos tenemos que estar en casa”.
Con esa misma suerte no corre Gastón Calleja, de 23 años, dueño del gimnasio “Vida Sana”, ubicado en la esquina de Uruguay y Lorenzini, en Alejandro Korn, que está cerrado desde la imposición de las restricciones y tuvo que adaptarse a los tiempos pandémicos.
“Puedo asegurar que el gimnasio es un centro de salud: me llaman clientes que están sin entrar diciéndome que les volvieron a aparecer dolores de espalda, la rodilla les empezó a molestar, les subió la presión, que les dio mal el examen del colesterol o se les disparó la diabetes. Ni hablar de la parte psicológica y el estrés por la situación que se está viviendo, que uno por el gimnasio la puede canalizar a través de la actividad”, reflexiona Calleja en torno a la importancia de la actividad deportiva como parte del cuidado de la salud física y mental. Y sentencia: “Es importante que la persona se mantenga en actividad y evite el sedentarismo. Con la cuarentena la gente empieza a alimentarse mal y a no dormir bien. Las autoridades nunca lo tuvieron en cuenta”.
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Los gimnasios como centro de salud
A pesar de que el decreto N° 241 dictaminó la suspensión de las “actividades deportivas en ambientes cerrados” desde el 16 de abril pasado, los gimnasios permanecieron abiertos por varios días más, dado que desde la Cámara de Gimnasios de Argentina (CGA) manifestaron que dichos establecimientos son “agentes de salud”, donde no se realizan “actividades recreativas ni deportivas, sino actividad física". Las autoridades luego aclararon la situación y obligaron a cerrar los gimnasios. Tras esa letra chica, Gastón Calleja y otros dueños de gimnasios de San Vicente también se unieron al reclamo: “Firmamos un petitorio elevado al intendente para ver si hay posibilidades de abrir con un protocolo bien armado y las medidas de precaución que se debe tener”.