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Sequía histórica en San Vicente: cerró un tambo de más de 100 años

Un productor de 75 años de San Vicente tuvo que cerrar su histórico tambo: "Lloré el día que cargaron las vacas".

“Tengo 75 años, desde que nací existe el tambo. Primero fue de mis abuelos, después estuvo mi madre, se sumó mi padre, siguieron mis tíos y yo con mis hermanos”, así habla el vecino de Alejandro Korn Horacio Darré sobre su tambo, todavía en presente, aunque hace unos diez días que ya no existe más.

Por la situación crítica de la sequía que afecta a la región de San Vicente, este histórico productor agropecuario, que tiene su campo sobre el fondo de la calle San Martín en Alejandro Korn, cerró este marzo su tambo, que tenía más de 100 años de antigüedad. Las más de 140 vacas que estaban en ordeñe fueron cargadas en camiones y trasladadas a la feria de hacienda para venderse en un remate.

“Soy un hombre grande, pero el día que cargaron las vacas me hicieron llorar. Pensé en el destino que iban a tener las vacas, las terneritas que yo inseminé. Esto no era solo negocio, se hacía con amor, con dedicación. Es un trabajo de toda la vida. El campo está regado con mis lágrimas, con mi sudor, hasta con mi sangre de haberme lastimado siendo chico. Ha sido una vida de mucho sacrificio. Con mi hermano éramos bestias de trabajo, de mucho esfuerzo y poco talento. Pero bueno, por más que llorara la decisión ya estaba tomada”, refleja Horacio, con dificultades para contener la emoción.

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Horacio Darré (de gorro rojo), vecino que perdió su tambo a causa de la sequía.

Horacio Darré (de gorro rojo), vecino que perdió su tambo a causa de la sequía.

Para llegar a la sentencia del cierre, antes, Horacio, ya sin su hermano y compañero de toda la vida, tuvo que enfrentar solo con sus tres empleados la sequía más grande de la que se tenga memoria en la región. A eso se sumó un violento robo que sufrió en el campo su sobrina en diciembre del año pasado, lo cual también influyó en la decisión.

“Hablabas con gente de Brandsen y de Cañuelas y nadie tenía comida para venderte. Hemos traído rollos de Córdoba, pero cuestan 25 mil pesos, y las vacas te comen cinco rollos por día, más el costo del balanceado. Pude sostenerlas a fuerza de bolsillo, pero ya no se podía más. Sentía como que estaba en el casino y me tenía que retirar antes de seguir perdiendo. Me recomendaban que aguantara hasta abril, pero ni loco, ya era imposible”, describió Horacio, que en su tambo se dedicaba a elaborar masa de mozzarella para vender a fábricas de la zona.

Ahora, el vecino de 75 años se sigue levantando temprano para recorrer el campo y trabaja en terminar de desarmar las diferentes estructuras que tenía el tambo. También paga deudas y hace trámites relacionados al cierre. “No tengo muy claro qué hacer todavía, ya veré”, dice con nostalgia, pero también con la satisfacción del deber cumplido: “La verdad que hasta acá llegué”.

En el campo de San Vicente aseguran que es la peor sequía de la historia

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La situación de los productores rurales en San Vicente ya está en una fase crítica. La sequía extrema y las nueve olas de calor que se vivieron este verano dejaron los campos “pelados”, como dicen los vecinos de la zona rural en diálogo con El Diario Sur. La postal se completa con vacas cada vez peor alimentadas y decenas muertas; pérdidas de siembras; arroyos y lagunas completamente desaparecidas; y hasta algunos trabajadores que ya empiezan a tirar la toalla y cerrar sus establecimientos, como el caso del histórico tambero de Alejandro Korn Horacio Darré.

“Este invierno va a ser terrible, porque no hay comida, no hay pasto, nadie pudo hacer reservas, así que por más que ahora empiece a llover, la situación es un desastre”, afirmó en diálogo con El Diario Sur el presidente de la Sociedad Rural de San Vicente, Horacio De Ciancio, quien también tiene un campo con hacienda de cría y admitió que está “pensando en achicar” su producción para afrontar menores costos.

La desesperación por la falta de alimentos es tal que muchos productores de San Vicente están comprando rollos de pasturas en provincias como Santiago del Estero o Córdoba, donde la sequía no fue tan dañina. “Lo que tiene es que el costo del transporte es carísimo y en un viaje podés traer 20, 30 rollos, que se te terminan enseguida”, relató Deciancio.

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Las precipitaciones escasas de los últimos meses fueron históricas. En lo que va de marzo, cayeron alrededor de 10 milímetros, con variaciones según la zona. En febrero habían sido 20, en enero 100, en diciembre 40 y en noviembre 14 milímetros. Todos valores muy por debajo del promedio de la zona, que suele ser superior a los 1.200 milímetros anuales. Lo peor es el efecto acumulativo. Se trata del tercer verano signado por el fenómeno de “La Niña”, que implica menores lluvias. En 2020 y 2021 llovió alrededor de la mitad que en años normales, y en 2022, un tercio. Por eso las reservas de alimentos a esta altura son nulas en la zona.

“No hay historia de que se haya dado una cosa así, nunca se vio nada igual acá. Y yo soy de los más grandes”, comentó Horacio Darré, que dos semanas atrás cargó las 140 vacas que tenía en ordeñe y las vendió en la feria, dando por finalizada la actividad de un tambo que atravesó a generaciones de su familia y que funcionaba en Alejandro Korn hacía más de 100 años.

“La gente del campo está resignada. Muchos están tratando de vender hacienda para proteger el plantel que les queda. Pero ante la desesperación por vender, los precios bajaron”, marcó Deciancio. Y ejemplificó con el caso extremo de un productor que sufrió la muerte de más de 100 vacas en su campo.

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“En la parte agrícola la situación es un apocalipsis, hay hectáreas y hectáreas completamente perdidas, con la inversión que conlleva sembrar”, sostuvo el ingeniero agropecuario y productor Bernardo Althabe. “Y la ganadería está igual de mal. Entrar al invierno sin reservas de pasto es un problema enorme, ya no hablando en términos productivos sino para subsistencia de la hacienda. Muchas cabezas de ganado que corren riesgo de desaparecer por la falta de comida”, describe.

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