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"¿Qué es la esquizofrenia?": Salud mental y psiquiatría, por el Dr. Matías Varela

Bajo el diagnóstico de esquizofrenia se agrupan una serie de trastornos mentales graves y de características crónicas que tienen en común algún grado de desorganización neuropsicológica y una comprensión alterada de la realidad, lo cual puede afectar los hábitos y conductas de la persona que la padece.

Se estima que el 1% de la población mundial sufre de alguna forma de esquizofrenia. Si bien no existe una única causa establecida, existen factores genéticos que implican una mayor predisposición a padecerla, a la vez que se reconocen algunos factores ambientales -como el consumo de sustancias- que pueden desencadenar o empeorar los síntomas.

Se distinguen, en general, dos grandes universos de síntomas: los “positivos”, que se “suman” al pensamiento como las alucinaciones y delirios; y los “negativos”, aquellos que “restan”. En general, en el curso de la vida de una persona esquizofrénica, predominan estos últimos.

El curso de la enfermedad suele darse en brotes, durante los cuales predominan los síntomas positivos, seguidos de periodos de remisión en los que imperan los síntomas negativos como la falta de motivación, perdida de higiene y aspectos básicos de autocuidado, dificultad para iniciar o mantener actividades cotidianas.

Es durante los brotes que se observa la mayor perdida del sentido de realidad, las alucinaciones y los delirios. Las alucinaciones, en general auditivas que se experimentan como “voces” que comentan los actos del paciente o que dan órdenes, son para el paciente indistinguibles de la realidad. De la misma manera, los delirios -ideas fijas e irreductibles que no se coinciden con la realidad- tienen carácter de verdad absoluta para la lógica de la persona con esquizofrenia, independientemente de lo bizarras o fantásticas que puedan parecer.

Es durante los periodos de brote cuando las alucinaciones o los delirios pueden condicionar la conducta de la persona con esquizofrenia, en ocasiones manifestándose de forma violenta contra ellos mismos o contra terceros. Es asimismo en estos períodos agudos de la enfermedad cuando resulta más determinante la intervención médica. Un tratamiento adecuado puede abortar el brote, disminuyendo considerablemente el riesgo tanto para el paciente como para quienes lo rodean, y disminuyendo el deterioro que cada brote ocasiona en el aparato psíquico de quien lo sufre.

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