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"¿Qué pasa con el Clonazepam?": Salud mental y psiquiatría, por el Dr. Matías Varela

Clona, rivo, clonachu, un cuartito…Es quizás el fármaco más famoso de la historia de la psiqiuatría, el que más permeó a la cultura popular y el que más ha extendido su uso. Es también el principal representante del grupo químico de las benzodiacepinas, una familia de medicamentos que incluye a otras superestrellas como el Valium, el Lexotanil y el Alplax. Su éxito comercial y terapéutico puede medirse también por la cantidad de canciones y otras alabanzas recibidas.

Las benzodiacepinas son los principales fármacos sedantes, indicados para tratar síntomas de ansiedad, algunas formas de epilepsia y otras enfermedades neurológicas. Fueron descubiertos en la década del ‘50 por el químico polaco-estadounidense Leo Sternbach, y para principios de los ‘70 el Valium (diazepam) encabezaba las listas de los fármacos más vendidos. Desde entonces, distintos análogos han salido al mercado, con distintos perfiles farmacocinéticos, entre ellos el clonazepam patentado en 1964.

Este éxito comercial inicial se explica en parte por lo seguras que resultan las benzodiacepinas en contraste con su antecesor, los barbitúricos. Por empezar, es prácticamente imposible que una sobredosis de benzodiacepinas cause la muerte. Ademas, los reportes iniciales mostraban un menor riesgo de abuso que con los barbitúricos. Las benzodiacepinas eran un éxito que desbancaria el uso de todas las drogas que el hombre ha inventado para manejar su ansiedad, empezando por el alcohol ocho mil años atrás.

Pasaron veinte años desde la introducción del Valium hasta que se empezaron a identificar en gran escala los efectos del uso prolongado y su potencial adictivo inclusive a dosis normales. Es decir, personas que consumen Clonazepam dentro de las dosis terapéuticas y según su esquema médico indicado, también pueden volverse adictos. Estos primeros estudios fueron más que validados con el correr de las décadas, y hoy su potencial como droga de abuso, su riesgo adictivo y el mayor riesgo de deterioro cognitivo que provoca son efectos adversos bien sabidos y estudiados.

Aun asi, en la Argentina se estima que hasta un 15% de la población total consume o consumió benzodiacepinas recetadas, y esas cifras crecen si se tiene en cuenta el consumo sin prescripción médica. Del total de la prescripción de benzodiacepinas, el Clonazepam representa un 60%.

Entonces, ¿que pasa con el Clonazepam?. A 60 años de su descubrimiento, siguen pasando muchas cosas con el Clonazepam que hacen válida la pregunta.

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