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Votamos, que no es poco

Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).

Es domingo y amanece, que no es poco. Votamos, que no es poco. Con miedo y angustia o quizás con esperanza. Preocupados por lo que pueda pasar con el dólar, los mercados, la inflación y la mercadería este lunes, o envueltos en una linda nube de pedos electoral, con la escarapela puesta y los videos de Alfonsín recitando el preámbulo como banda de sonora para ejecutar el sagrado derecho cívico. Con unas pastas o un asadito en familia, o a las puteadas porque llovió y está todo embarrado y cuesta conseguir remís que entre el barrio para que nos lleve a la escuela. O quizás todo eso a la vez. Pero votamos, que no es poco.

Yo escribo esto el viernes por la tarde, entre las corridas del cierre del “papel”, como le decimos nosotros, mientras Crónica muestra en vivo cómo los comerciantes remarcan precios en el Once, Infobae cuenta que el dólar blue cerró a 900 pesos pero que en realidad se consigue a mil, TN anticipa que la jueza Servini de Cubría rechazó el pedido de hacerles tests psicofísicos a los candidatos a presidente, y La Nación+ transmite desde Israel imágenes de los brutales ataques terroristas de Hamas.

Aunque la cobertura en los medios tiene presente la situación en Gaza e Israel, de lo que se habla bastante poco, especialmente desde la dirigencia política, es de los al menos diez ciudadanos argentinos que están secuestrados por los terroristas islámicos. La Organización Sionista Argentina (OSA) difundió esta semana los nombres de las víctimas: Clara Marman (63); Gabriela Leimberg (59); Luis Har (70); Ron Sherman (19); Ofelia Feler de Roitman (77); Karina Engelbert (50); José Luis Silberman (67); Iair Horn (45); Lior Rudaeff (61) y Eitan Horn (37). Son compatriotas con plenos derechos, cuyas desapariciones deberían ser motivo de consternación para todos, mientras que el Gobierno, a través de la Cancillería y los cuerpos diplomáticos, debería coordinar esfuerzos y reclamos pidiendo por su vida y su integridad. Más allá de la repatriación en vuelos estatales de los argentinos que pidieron volver al país tras el recrudecimiento del conflicto, todos los tuits de esta semana del canciller Santiago Cafiero están vinculados a la campaña presidencial de Massa.

El impacto de la guerra en Medio Oriente podría, también, servirnos para ver aunque sea un pedacito de vaso lleno. No solo votamos. Tampoco caen bombas sobre nuestra población civil ni hay tiroteos en las escuelas por el acceso indiscriminado a las armas.

Ojalá podamos decidir nuestro voto a partir de los consensos que hicieron de este país un lugar tan querible: la democracia, la paz, la convivencia ejemplar entre personas de diferentes nacionalidades, etnias y credos, la educación pública. Claro que nada de eso se puede sostener sin una economía que dé respuestas razonables a las demandas materiales de la gente ni una clase política que esté en condiciones de representar a los votantes. La situación de millones de argentinos es crítica, el deterioro se profundiza mes a mes y la paciencia con los dirigentes parece estar agotada.

Con esta crisis económica y de representación vamos a las urnas este domingo. Y con la certeza de que, pase lo que pase, el lunes va a ser un día complicado. Pero ya sabemos un poco de qué se trata, ¿no?

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