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Emojis de bananas

Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).

Octubre de 2019. En la previa de las elecciones generales, el Gobierno de Mauricio Macri se jugaba sus últimos cartuchos para tratar de emparejar la competencia contra la fórmula de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, que lo había vapuleado en las PASO. Con el slogan de “El Gato la da Vuelta”, Macri realizaba caravanas de campaña y ponía en marcha su propio “plan Platita”: se entregaba un bono para trabajadores del sector privado y otro para beneficiarios de programas sociales. Como resultado, había filas de varias cuadras en las puertas de las delegaciones de Anses del Conurbano, y también en las casas de cambio. Así como recibía el ingreso extra, mucha gente se daba vuelta y cambiaba los pesos por dólares; otros buscaban protegerse ante la inminente escalada inflacionaria. Escenas de populismo explícito, aun en la gestión que había llegado para combatirlo.

Septiembre de 2023. Otro gobierno en apuros, ante una muy posible derrota electoral. Sergio Massa decide patear el tablero del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional y saca a la cancha una batería de medidas en modo “plan Platita”: se termina el Impuesto a las Ganancias, se le devuelve el IVA en la compra de alimentos a los trabajadores (¡con sorteos de autos, motos y electrodomésticos, insertar emojis de bananas!) y hay bonos para asalariados del sector público y privado y también para los jubilados. No hay filas en las delegaciones de Anses porque Massa apuesta ahora a una retórica de reducción de impuestos. Pero el agujero fiscal es el mismo: el déficit aumenta de igual modo cuando el Estado gasta más o cuando recauda menos.

Donde sí se notaron colas fue en los bancos. Luego del triunfo de Milei en las PASO empezaron a caer los depósitos en dólares de los ahorristas, que peregrinaron por sucursales y sucursales en busca de los billetes “cara grande” (más emojis de bananas por favor). El mercado no confía en quien dice ser el adalid del mercado, y en sus inconsistentes planes de dolarización a la ecuatoriana.

Milei está parecido a Menem. No solo por el padrinazgo de Luis Barrionuevo para salir a la caza de los peronistas marginales, sino porque sus declaraciones delirantes ya se parecen a la del vuelo a la estratósfera que prometía el riojano, que según el mito surgió como parte de una apuesta. El nuevo anzuelo que lanzó Milei para indignar a los que todavía se toman en serio lo que dice mezcla su negacionismo del cambio climático con una teoría conspirativa sobre el aborto. “El cambio climático es parte de la agenda socialista y esa agenda además tiene una parte más oscura que es la agenda del aborto, porque como consecuencia de que los humanos le hacen mal al planeta entonces promueven el asesinato de personas en el vientre de la madre, que es el aborto”, le dijo al periodista norteamericano Tucker Carlson, entre otras gemas, como un análisis sobre por qué Buenos Aires está plagada de “edificios socialistas” anti estéticos.

Todo esto podría ser divertido: las andanzas de Massa, el libro “De un día para el otro” de Patricia Bullrich, la salud mental de los libertarios, los papelones de Máximo Kirchner destapando la interna con Axel Kicillof… Pero no: 12,4% de inflación en agosto, 43% de pobreza, deuda gigante con el FMI… Es, como dice la canción que usa Milei para entrar a sus actos, un panic show a plena luz del día.

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