Edición Impresa | Opinión | Manuel Nieto | política

Un gran remedio para un gran mal

Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).

Javier Milei atravesó esta semana la línea de llegada a su primer año de Gobierno. Lo hizo con rituales autocelebratorios que se entienden en el contexto de los muchos pronósticos que le auguraban un reinado breve, de unos pocos meses. En su cadena nacional aniversario, “anunció” el final de la recesión. En una entrevista con El Gordo Dan argumentó que está haciendo “el mejor gobierno de la historia de la humanidad” y se dedicó a pegarle a todo el mundo: periodistas, opositores, economistas, los de siempre. Festejó también otro dato de inflación a la baja publicado por el INDEC: 2,4%, el más leve en tres años. Por supuesto que lo pasó por el filtro de su grandilocuencia: según sus cálculos, la situación actual ya es de deflación.

En cualquier caso, la baja de la inflación es el gran logro de la gestión Milei. En “La Parabellum del buen psicópata”, los Redonditos de Ricota hablaban de “un gran remedio para un gran mal”. Ante ese “gran mal” de la inflación persistente por casi 20 años –que siempre perjudica más a los trabajadores informales, quienes no tienen una defensa de sus salarios en paritarias- los argentinos eligieron “un gran remedio”. Como todo medicamento fuerte, tiene efectos adversos de alto impacto. El PBI se contrajo un 6% en solo dos trimestres. Aumentaron la pobreza y el desempleo. El paciente se la está bancando, al menos por ahora.

Para explicar el triunfalismo de La Libertad Avanza, además de hacer un balance sobre su inesperadamente sólido primer año en el poder, también hay que analizar lo que hicieron en estos doce meses sus opositores y eventuales competidores. No solo hay dispersión en la oposición, sino que las internas a cielo abierto no parecen portar ninguna discusión real sobre un proyecto de país, solo disputas circunstanciales por cargos y espacios de poder.

El caso paradigmático es del gobernador Axel Kicillof con la ex Presidenta Cristina Fernández de Kirchner. ¿Por qué se pelean? ¿Qué desacuerdos programáticos tienen? ¿Están representando intereses distintos? Las respuestas son nebulosas. Ideológicamente están en baldosas idénticas.

Un ejercicio análogo se puede hacer con el enfrentamiento entre Mauricio Macri y Patricia Bullrich, que esta semana dio a entender que el ex Presidente representaba un freno en sus iniciativas para controlar las manifestaciones callejeras durante la gestión de 2015-2019. Los radicales también están atravesados por internas (como toda la vida).

Las encuestas reflejan números auspiciosos para el gobierno, sí. Pero hay, a grandes rasgos, casi una mitad de la sociedad que no banca a Milei, ya sea por sus formas, los valores que representa o los resultados de su programa económico. Son millones que no tienen representación.

Adenda I. En la enumeración de opositores y sus internas quedó colgado Horacio Rodríguez Larreta, al que, en estado de intrascendencia, ya nadie lo enfrenta (solo Milei cada tanto se acuerda de llamarlo “El Maligno”). El ex intendente porteño quedó como la patrulla perdida del ultra coacheo, lejos de la naturalidad que pide la época. Si su fastuoso casamiento debía estar al servicio de dar una imagen cercana y natural, hay que reconocer que, al menos, el evento lo mostró tal como es: millonario.

Adenda II. A propósito de los hombres de fortuna, el Gobierno no quiere soltar al senador contrabandista Edgardo Kueider, dado que perderlo implicaría una reducción en un terreno especialmente complicado como es la Cámara Alta. Primero quisieron exponer a una expulsión al cristinista Oscar Parrilli –algo sin pies ni cabeza, principalmente porque si el peronismo no avala una expulsión, es imposible llegar a los dos tercios que se requieren. Ahora exploran la posibilidad de pedir la nulidad de la sesión porque estuvo comandada por la vicepresidenta Villarruel, quien ese momento debía estar ejerciendo la Presidencia de la Nación por el viaje de Milei a Italia. Uno puede ponerse garantista y decir que para expulsar a Kueider del Senado habría que esperar a que avance el proceso judicial en Paraguay o seguir los pasos de suspenderlo primero en el Senado y luego expulsarlo. Pero en la época supersónica de las redes sociales, todas esas lentitudes solo pueden ser interpretadas como movimientos dilatorios para proteger a un delincuente. Hay casos que tienen matices, como el de los rugbiers franceses acusados por una violación en Mendoza que terminaron sobreseídos. Y hay otros en los que simplemente vemos algo que ladra y mueve la cola: es un perro.

Leé también: El veranito cambiario, Kueider y el recorte de PAMI: cambios que impresionan

Dejá tu comentario