Viernes, 18.48. Me pongo a escribir la columna tarde, tardísimo, mientras le pido paciencia a la gente de la imprenta. Las tapas ya las tenemos cerradas, hay alguna nota demorada y esperamos una imagen (que al final no va a llegar) para completar la página 6. Los cierres siempre tienen algo de caos y adrenalina, y el de este viernes un poco más, porque es el Día del Periodista y nos tuvimos que repartir para ir a los agasajos de los municipios de Esteban Echeverría, Almirante Brown, Lomas de Zamora y San Vicente. Así que corremos algo más que de costumbre después de un día colmado de hidratos de carbono: sanguchitos de miga y medialunas no faltaron, como corresponde para celebrar nuestra actividad.
Ir, ver y contar
Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).
Podemos hablar de que quizás nuestra profesión no esté pasando por su mejor momento, con algunos temas coyunturales, como los ataques del Presidente Javier Milei de forma personal y directa a muchos periodistas y medios, o el cierre de Télam, la agencia de noticias del Estado, lo que representa un golpe al acceso a la información de forma democrática en nuestro país. También podríamos volver al pasado reciente y recordar las prácticas de ataque a los medios que tuvo el kirchnerismo, o hacer un “¿Y por casa cómo andamos?” y reflexionar sobre aquello que los periodistas y comunicadores podemos estar haciendo mal para habilitar esos discursos.
Otro punto de primera magnitud en estos tiempos es cómo nos paramos ante la disrupción tecnológica: la industria de los medios no termina de acomodarse ante los cambios del ecosistema digital, que ya tiene que convivir y utilizar a la inteligencia artificial, algo que puede marcar un punto de inflexión para muchas actividades humanas (o que hasta ahora creíamos “humanas”).
Pero con la acidez de tantos sanguchitos y masitas, y con la imprenta reclamando que mandemos los archivos, que sino mañana se van a demorar con la entrega (y esa demora se puede trasladar a los canillitas), prefiero quedarme con los más nobles protagonistas de este día, que son los periodistas de a pie, que cada día salen a buscar noticias e historias, porque de eso viven y no conciben a su profesión de otra manera. Quieren estar donde pasan cosas para poder contarlo, tan simple como eso. Ese es el espíritu de los periodistas y colaboradores de El Diario Sur y de muchos otros medios como el nuestro. Podemos tener errores, como todos, pero estamos seguros de que defender el periodismo es también defender la democracia, y en el caso de los que hacemos periodismo local y regional, es también apostar por el sentido de pertenencia a una comunidad. Esas son nuestras banderas y siempre vamos a hacer lo posible por llevarlas en alto.
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