Edición Impresa | Opinión | Manuel Nieto | Política

No habrá otro igual

Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).

¿Por qué no salió esta semana la ley de Ficha Limpia que hubiese impedido a quienes tengan condenas firmes presentarse a elecciones nacionales? ¿Es porque el gobierno de Milei tiene un pacto con el kirchnerismo, porque quiere mantener a Cristina con chances electorales para eventualmente enfrentarla y ganarle o simplemente fue un desafío a los integrantes del establishment (Macri, el Grupo Clarín) que impulsaban la ley? Otra alternativa, aunque menos probable: un error de cálculo político, creyeron que tenían los votos en el Senado pero no contemplaron el giro de los dos legisladores de Misiones. Una opción más: fue por convicción, porque no consideran conveniente acrecentar el poder de la Justicia para inmiscuirse en cuestiones electorales, con los ejemplos de Donald Trump y Jair Bolsonaro afectados por sus causas judiciales.

En cualquier caso, hasta ahora no quedó claro si al gobierno le escapó la tortuga o la dejó escapar. En el marco de la campaña para legisladores porteños, el PRO, con su candidata Silvia Lospenatto, sacó rédito político: se pudo diferenciar del gobierno con el que compite por un mismo electorado en la Capital Federal. Quedaron como los opositores más firmes al kirchnerismo.

¿Cuál fue la reacción de Milei? Como siempre, acelerar en las curvas y seguir con sus humoradas acerca de la posibilidad de meter presos periodistas por decreto. Incluso avanzó más allá y radicó denuncias penales contra Carlos Pagni, Viviana Canosa y Ari Lijalad: el primero un prestigioso intelectual de La Nación, la segunda una amiga del presidente que proviene del mundo de la farándula y el tercero una pluma identificada con el kirchnerismo. Repartió para todos lados para que ningún comunicador se sienta a salvo de las amenazas del poder.

Leé más:

Ser fuerte con los débiles y sacar pecho

Pero Milei no es de esos que ante cualquier conflicto se limita a instruir a sus abogados para que actúen. En una maratónica conversación (no entrevista porque entrevista es otra cosa) en el canal de streaming libertario Carajo, que duró seis horas, Milei calificó a los periodistas en general de “mierda humana”, afirmó que “son las prostitutas de los políticos” y pidió “odiar más a los periodistas porque cobran para hacer lo que el político no hace”. Además, entre muchos otros insultos, le hizo un apriete a Jorge Macri, el jefe de gobierno porteño: “Jorge, digamos eh, el que tiene problemas con fotos que anda pagando gente para que no las publiquen”.

Tengo para mí que este Milei tan desbocado de las últimas semanas es, en parte, posibilitado por la ausencia del Papa Francisco. Como si la muerte de Bergoglio hubiera significado la caída de un dique de contención que servía, al menos, para que diera aunque sea un poco de vergüenza profetizar el odio tan explícitamente o afirmar que "no existe la explotación laboral” y que “en todo caso son los trabajadores los que explotan a los empresarios”, como dijo Milei esta semana.

La carta de presentación del nuevo Papa León XIV lo muestra como un hombre recto y piadoso, con la experiencia misionera que pedía Jorge Bergoglio para su Iglesia. Pero queda claro que, para los argentinos, no habrá otro igual a Francisco, que no solo ha sido el argentino más influyente de la historia, y un fenómeno moral y político en el mundo, sino que también sonreía, hacía chistes y le cebaba mates a su neurosis. Eso le vendría bien al Presidente: cebarle mates a su neurosis en vez de ponerla a hablar seis horas seguidas frente a “el Gordo Dan”.

Dejá tu comentario