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¿Y ahora cómo sigue?

Por Manuel Nieto (NietoManuelOk)

¿Tendrá razón Javier Milei al caracterizar como “un partido despedida” la masiva movilización del kirchnerismo en apoyo a Cristina Fernández de Kirchner tras quedar detenida en su casa e inhabilitada para ejercer cargos públicos? ¿O, como buscan instalar desde las huestes de la ex Presidenta, este marco de la Plaza de Mayo llena de gente cantando “vamos a volver” ha sido el puntapié para un rearmado del peronismo que tendrá, como siempre en las últimas décadas, al kirchnerismo en el centro?

Cada uno tiene sus argumentos. Milei ve en los datos de su economía una inflación a la baja que parece un milagro luego de la traumática experiencia de Alberto Fernández y Sergio Massa en 2022 y 2023. Contempla las cuentas fiscales ordenadas, el dólar sin grandes turbulencias y las encuestas que le sonríen porque en gran parte de los argentinos sigue predominando la sensación de “esperanza” y algo de optimismo de cara al futuro. No le preocupa la centralidad de Cristina: le conviene que se mantenga en el escenario para polarizar con ella.

El Kirchnerismo, en tanto, se queda con la otra mitad de la foto. Las hordas de hinchas de River y Boca en Estados Unidos por el Mundial de Clubes hablan de un tipo de cambio que no pareciera ser sostenible en el mediano plazo, lo que auguraría un deterioro inevitable para el Gobierno cuando eventualmente se produzca el sinceramiento. Están también los datos de empleo, que mostraron un índice de desempleo del 7,9% en el primer trimestre del año y que en el Conurbano Bonaerense, donde está la mayor actividad industrial, llega al 9,1%, según el INDEC. No es casual que el Kirchnerismo busque atrincherarse en la populosa tercera sección electoral para representar a ese sector que sería el más golpeado por las políticas de Milei. Tampoco es casual que la movilización del miércoles se haya nutrido especialmente a través del Tren Roca, con militantes de la Zona Sur.

Una causa, dos relatos

Para el Kirchnerismo es solo una cuestión de tiempo que Milei se desinfle, aunque quizás gane las elecciones de medio término. Mientras tanto, con innegable habilidad y coraje, Cristina aprovechó la confirmación de su condena para revivir una épica y mostrarse como víctima de una persecución y proscripción como la que sufrió Juan Domingo Perón, sin necesidad de hacer mención a la causa en la que fue hallada culpable. Exhibió entonces su poder de movilización y espera tener la voz preponderante en el armado de las listas del peronismo bonaerense. El primer objetivo sería instalar a su hijo Máximo en la candidatura a diputada provincial que ella dejó vacante.

Desde La Libertad Avanza no se preocupan. Seguramente estén encantados con una candidatura de Máximo, otro con altísimos niveles de imagen negativa, que obture cualquier aparición de otros nombres en las boletas que puedan insinuar a una renovación. Así, nos encaminamos a tener que elegir entre el modelo del ajuste y el desempleo vs el modelo del déficit y la inflación.

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