Esteban Echeverría | El Jagüel | Argentina | Antártida

Una vecina de El Jagüel es la primera médica mujer en la Base Antártica más austral de la Argentina

En febrero pasado, Guadalupe Nuss llegó en el Rompehielos Almirante Irízar a la Base Belgrano II como jefa del Pelotón de Sanidad.

La vecina de El Jagüel, Esteban Echeverría, Guadalupe Nuss se convirtió en la primera médica mujer en incorporarse a la Base Antártica Belgrano II, la más austral de las instalaciones permanentes de la Argentina en el continente antártico. Desde febrero de este año, dejó atrás el clima templado de El Jagüel, donde vivió toda su vida, por el frío extremo que llega hasta los 38 grados bajo cero y la “noche polar” que se extiende por cuatro meses sin ver la luz del día.

“Es un lugar inhóspito y es duro estar tan lejos de mi familia. Pero la verdad es que me siento feliz, agradecida y orgullosa. Acá la calidad humana florece”, destacó en diálogo con El Diario Sur.

Guadalupe tiene 30 años y se recibió de médica en la Universidad Abierta Interamericana el año pasado. Fue en su universidad donde surgió el proyecto de sumarse a la campaña antártica del Estado Argentino. Eligió hacerlo como personal militar, por lo que hizo su ingreso al Ejército y ahora es Teniente Primera. “Me gustó la propuesta y además me permite, a la vuelta, hacer la residencia en el Hospital Militar”, dice la vecina, que asistió al Colegio Privado de El Jagüel y egresó del Instituto Naciones Unidas de Monte Grande.

La preparación de la aventura antártica empezó en 2023. Guadalupe recibió entrenamiento y capacitación para su tarea actual como jefa del pelotón de sanidad de la Base Belgrano II. En febrero de este año, los 27 futuros integrantes de la Base partieron hacia Ushuaia y, desde allí, en el Rompehielos Almirante Irízar de la Armada Argentina con rumbo al continente blanco. La aventura duró diez días, con paradas para ir dejando a los diferentes grupos que iban a ocupar otras bases.

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“Es un lugar inhóspito y es duro estar tan lejos de mi familia", sostuvo Guadalupe. 

“Es un lugar inhóspito y es duro estar tan lejos de mi familia", sostuvo Guadalupe.

“Me gustó un montón el viaje, por los paisajes y los vínculos que fuimos generando. Y también nos íbamos aproximando más al frío, porque de Ushuaia salimos en remera”, relata Guadalupe. Desde la embarcación hasta la base se sigue con un viaje de diez minutos en helicóptero. La aeronave tuvo que ir y venir 130 veces por los traslados de personal, víveres y equipamiento. Los responsables anteriores de la Base dejaron su lugar a los 27 recién llegados.

Ya con tres meses de campaña, e iniciando la noche polar con temperaturas de -38 grados, Guadalupe relata cómo es su día a día: “Mi trabajo fundamentalmente tiene que ver con la prevención. Todos los días chequeo en cada dependencia cómo se encuentra el personal. Y también participo de los grupos que salen a hacer acopio de hielo para abastecer de agua a la base. Rompemos el hielo con picos y palas y lo cargamos en trineos. Al principio era sacrificado por el frío, pero después te vas acostumbrando”. En cuanto a los cuidados, complejos multivitamínicos y vitamina B son herramientas fundamentales para el personal, por la falta de contacto con la luz solar y la ausencia de frutas y verduras frescas en la dieta. Guadalupe también colabora con los científicos que trabajan allí con un proyecto de investigación sobre “cronobiología”, que estudia el vínculo entre la exposición al sol con los ciclos circadianos.

Como una de las tres mujeres que integra la Base, la médica de Esteban Echeverría destaca las comodidades de las instalaciones, en las que cada integrante tiene su propia habitación y baño. Y remarca el espíritu de grupo: “Somos como una familia. Nos llevamos muy bien. Creo que acá me gané 24 hermanos varones. Son todos muy caballeros y se armó un vínculo muy estrecho. En momentos difíciles siempre estamos para ayudarnos. Por ejemplo tuvimos la situación con un compañero que falleció el padre”.

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La vecina de El Jagüel en una cueva de hielo. 

El grupo recién podrá volver al continente en febrero de 2025, cuando llegue hasta allí nuevamente el Rompehielos Irízar (salvo en caso de alguna urgencia médica que requiera un traslado en helicóptero). En ese contexto, los vínculos humanos y el ocio ocupan un lugar fundamental. “Los viernes hacemos noche de películas y los sábados cocinamos pizzas entre todos. Hacemos campeonatos de pool, de ping pong y hasta se jugó al fútbol en la nieve. Internet es limitada, así que nos ponemos de acuerdo cuando alguno toma alguna clase por videollamada o actividades de ese estilo. El jefe pide ver a River, así que cuando hay partido lo vemos todos juntos”, describe.

Guadalupe reemplazó el verde de El Jagüel y las noches de luces LED y motos con caños de escape ruidosos por el blanco perpetuo de la Antártida y las hipnóticas auroras australes. En casa, a 4.953 kilómetros, su papá, que es mecánico, su mamá, que es ama de casa, y su hermano, que estudia derecho, la esperan y la extrañan. “Al principio les costó aceptar mi decisión. Pero están contentos y orgullosos. Yo siempre quise ser médica y ellos esperaban que ya me dedique al consultorio, pero se presentó esta oportunidad y es un sueño para mí”, dice. A su alrededor todo es hielo. Y si se asoma por la ventana, entre la oscuridad de la noche polar, puede ver cómo, gracias al esfuerzo de personas como ella, flamea la bandera argentina más austral del planeta.

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El tiempo libre entre campeonatos de pool, películas y hasta fútbol en la nieve

El grupo recién podrá volver al continente en febrero de 2025, cuando llegue hasta allí nuevamente el Rompehielos Irízar (salvo en caso de alguna urgencia médica que requiera un traslado en helicóptero). En ese contexto, los vínculos humanos y el ocio ocupan un lugar fundamental. “Los viernes hacemos noche de películas y los sábados cocinamos pizzas entre todos. Hacemos campeonatos de pool, de ping pong y hasta se jugó al fútbol en la nieve. Internet es limitada, así que nos ponemos de acuerdo cuando alguno toma alguna clase por videollamada o actividades de ese estilo. El jefe pide ver a River, así que cuando juega lo vemos todos juntos”, describe.

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Fútbol en la nieve.

Fútbol en la nieve.

La historia de la Base

La Base Belgrano II se fundó en 1979 para continuar con investigaciones científicas que se venían desarrollando en la primera Base Belgrano, que se desactivó en 1980 porque se desprendieron los hielos donde se ubicaba. Constituye la base permanente más austral de la República Argentina. Se encuentra a 1.300 km del Polo Sur y se caracteriza por tener cuatro meses de noche polar y cuatro meses de día. Desde allí, durante la noche, se observan abundantes "auroras polares". Cuenta con un laboratorio y una estación meteorológica, donde se desarrollan estudios sobre la capa de ozono, análisis de las variaciones del campo magnético; estudios del comportamiento de la ionosfera, ruidos cósmicos y silbidos atmosféricos, entre otros.

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