En plena calle Hernández, a metros de la estación de Luis Guillón, la relojería “Ariel” cumple este mes 20 años de trayectoria en la ciudad. El local, atendido por Claudia Ferrarese y Marcelo Parafieniuk, se convirtió en un punto de referencia para vecinos que buscan reparar o restaurar relojes, joyas y piezas de plata y oro.
La relojería "Ariel" de Luis Guillón celebra su 20° aniversario: una historia de oficio y perseverancia
El histórico local de la calle Hernández cumple dos décadas en el corazón comercial de Luis Guillón. Sus dueños contaron cómo mantienen vivo su oficio.
La historia del comercio comenzó con el tío de Claudia, quien fue el primer relojero en instalarse en la zona. Años después, la pareja decidió continuar con su legado, trasladando el local a la cuadra actual y sumando su propio sello al oficio familiar. “Arrancamos con una cartera de clientes muy importante que nos dejó mi tío, y con el tiempo sumamos muchos más”, contó Claudia.
Marcelo, relojero de profesión, aprendió el oficio de manera autodidacta y con la guía de su familia. “Desde chico me gustaba desarmar relojes para ver qué tenían adentro. Después me fui perfeccionando con los años”, relató. En el local, se dedica tanto a la reparación de relojes modernos y antiguos como a la restauración de piezas.
“Cada reloj es un desafío nuevo”, explicó, destacando la paciencia y la precisión que requiere el trabajo artesanal. En un contexto donde cada vez hay menos relojeros en actividad, ambos remarcan la importancia de mantener vivo el oficio, que demanda práctica, tiempo y buena vista.
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Un vínculo de cercanía con los vecinos
Además de las reparaciones, la relojería ofrece una variedad de productos de joyería, acero y moda. Claudia, que se encarga de la atención al público y la selección de piezas, destaca la relación de confianza con los clientes que los acompañan desde el inicio. “Tenemos muchos clientes de muchos años, desde el día uno, que siguen siendo fieles. Eso es lo más importante”, expresó.
Ambos son vecinos de Luis Guillón, y aseguran que la zona les brinda todo lo necesario para seguir trabajando. “Nos gusta el barrio, la gente, el comercio. Estamos agradecidos por el apoyo de todos estos años”, dijo Marcelo. Cabe destacar que por su local ya han pasado distintas generaciones de las mismas familias: "Hoy en día atendemos chicas cuyas abuelas eran nuestras clientas".
Hoy, a dos décadas de haber levantado la persiana por primera vez y luego de haber sostenido su local durante tantos años, incluso con la pandemia de por medio, Claudia y Marcelo celebran el aniversario agradeciendo a la comunidad que los acompañó durante estos 20 años y que sigue eligiéndolos para poner en hora sus relojes y sus recuerdos.




