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Día de la Emprendedora en Esteban Echeverría: dos historias de esfuerzo y crecimiento

Dos vecinas de Esteban Echeverría comparen sus trayectorias, los desafíos del camino emprendedor y el mensaje que dejan para quienes quieren empezar.

La vecina de El Jagüel que convirtió una bici y un hornito en “La Chica de la Chipa”

En El Jagüel, entre el aroma a masa recién salida del horno y la calidez de un emprendimiento hecho a pulmón, Ayelén Giglio escribió su propia historia de crecimiento. “La Chica de la Chipa”, nació el 1° de julio de 2021, cuando Ayelén salió de la pandemia decidida a reinventarse. Empezó con una bicicleta, un pequeño horno que aún conserva y unas rosquitas que, con el tiempo, dieron paso al producto que marcó su rumbo: la chipa.

La dificultad para conseguir chipa fresca y de calidad fue lo que la impulsó a probar. Descubrió un universo de recetas libres de gluten y se volcó de lleno al mundo celíaco. Hoy, todo lo que vende es 100% sin TACC, elaborada con fécula de mandioca y pensada para un público que, en muchos casos, no encontraba opciones confiables. Su menú es enorme: chipas clásicas y saborizadas, tostados, dips de queso, sopa paraguaya, mbejú, chipanchitos, chipizza e incluso propuestas agridulces que planea sumar.

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El crecimiento llegó rápido. Pasó de trabajar sola a necesitar ayuda, un desafío que implicó reorganizarse y asumir el compromiso de incorporar personal. Aun así, mantuvo una premisa firme: no hacer reventa para preservar la calidad de su producto. “Quiero explotar este lugar”, repite con orgullo.

Hoy, su local es un punto de encuentro barrial. Vecinos de Jagüel pasan a diario, y también llegan pedidos desde Lomas, Ezeiza e incluso Pilar. La repercusión la sorprende, pero no la frena: sueña con expandirse más.

En el Día de la Emprendedora, Ayelén deja un mensaje claro para quienes quieran animarse: “Sin miedo al éxito. El miedo es la primera barrera. Emprender es a todo o nada”. Su historia lo confirma.

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La historia de la vecina de Monte Grande que encontró en el cuero un camino para salir adelante

En Monte Grande, entre ferias, showrooms y desfiles, Romina Arce construyó un emprendimiento ("Reina Romy Bags") que no solo le dio un oficio, sino también una forma de sanar. Hace carteras de cuero vacuno completamente cosidas a mano, una tarea que empezó en un momento difícil de su vida y que terminó convirtiéndose en un motor personal. “Estaba enferma, y esto me permitió olvidarme un poco de eso”, recuerda.

Su marca creció paso a paso, con dedicación artesanal y mucha constancia. Hoy se la puede encontrar en el showroom Sinergia y también recorriendo distintas ferias de la zona, donde las vecinas se acercan atraídas por el cuidado del detalle y la calidad del cuero. Romina cuenta que el contexto actual se volvió más complejo: las trabas en las exportaciones y la incertidumbre del sector encarecen materiales y frenan oportunidades. Aun así, sigue firme. “Estamos tratando de mantenernos, no queremos dejar de vender”, asegura con determinación.

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Este año, su trabajo llegó todavía más lejos. Participó en varios desfiles, entre ellos uno del atelier Pucheta Paz, y continúa recibiendo invitaciones para mostrar sus productos en nuevos espacios. Ese reconocimiento, dice, es una prueba de que el esfuerzo rinde sus frutos.

En el marco del Día de la Emprendedora, Romina deja un mensaje para quienes quieren empezar pero todavía dudan: “No hay que aflojar ni pensar en las cosas malas, hay que enfocarse en dónde uno quiere llegar”. Y suma un detalle importante: la comunidad acompaña. “La gente de Monte Grande es muy generosa. Si empezás, te van a ayudar”.

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