Los restos de Antero Daniel Esquivel, un hombre que se encontraba desaparecido desde 1977, cuando fue secuestrado por un grupo de tareas de la última dictadura militar, fueron identificados en el Cementerio de Lomas de Zamora, luego de que se le practicara un examen de ADN a la hermana melliza de la víctima, Genoveva, que está cerca de cumplir 80 años y que lo buscó desde su desaparición.
Electricista, catequista y militante: la historia del desaparecido al que su hermana buscó durante 50 años
Antero Daniel Esquivel era de Lanús y lo secuestró la dictadura en 1977. Su melliza lo buscó durante casi 50 años hasta que reconocieron sus restos en el Cementerio de Lomas.
“Apenas lo secuestraron mi abuela comenzó con la búsqueda. Ella escribía cartas con ayuda de los curas, monjas, amigos y compañeros, pero nunca obtuvo respuesta”, explicó la mujer, que tiene 35 años. “Después pudo averiguar con personas que habían sido secuestradas con Daniel que lo metieron en un Falcon gris atado de las manos y le taparon los ojos”, contó Daniela, quien es nieta de Genoveva, hermana de Daniel, dialogó con El Diario Sur, sobre el largo proceso que atravesó su abuela para llegar a encontrar a su hermano.
“Los policías la citaban mucho a mi abuela cada una o dos semanas para ver si ella cambiaba el testimonio y le decían que se deje de buscar porque a ella también la iban a llevar”, recordó Daniela. Y remarcó: “Se tuvo que ir de donde vivía en Villa Caraza porque la venían a buscar seguido los policías, se tuvo que escapar durante la noche y dejar todas sus cosas”.
“La familia no la quiso ayudar con la búsqueda porque los amenazaban a ellos también y le decían a mi abuela que no siga con la búsqueda porque la iban a llevar a ella también”, detalló la mujer, que indicó que Genoveva tuvo que dejar su casa en Villa Caraza una noche e irse con lo puesto por miedo a que la secuestraran a ella también.
Esquivel había sido capturado en esa casa el 2 de febrero de 1977 y de acuerdo con la reconstrucción de las autoridades habría sido conducido en primer lugar a la Brigada de Investigaciones de Lanús con asiento en Avellaneda para luego ser trasladado al Centro Clandestino de Detención El Vesubio, ubicado en Aldo Bonzi.
El hombre era de nacionalidad paraguaya y se desempeñaba como electricista, además de su labor como catequista en Acción Católica de Lomas de Zamora, militante de la Juventud Obrera Católica e integrante de la parroquia Virgen de Los Trabajadores en Villa Caraza. Tenía 33 años cuando lo secuestraron.
Su hermana melliza Genoveva lo encontró casi 50 años después de su desaparición luego de que compararan su ADN con una serie de restos hallados en el Cementerio de Lomas en febrero de 2005, junto a otras ocho personas que habían sido enterrados como NN en ese lugar.
“La gente del Equipo de Antropología Forense vino a sacarle sangre a mi abuela y ella ya presentía que era él”, contó Daniela, que acompañó a su abuela en todo el proceso. “Fuimos a la Ex ESMA a ver los restos, fue muy fuerte el momento en el que pusieron en una mesa todos los restos óseos para que mi abuela lo pudiera ver y sintió la presencia de Daniel, como una conexión. Ella es su otra mitad, eran mellizos”, dijo emocionada.
“Nosotros seguimos el legado de Daniel”
“Él era electricista y catequista, la gente lo quería mucho, estaba estudiando para sacerdote”, comentó Daniela sobre la historia de vida de su tío abuelo. “Junto a sus amigos que vinieron de Paraguay armaron la Juventud Obrera Católica y fundaron el Equipo Pastoral Paraguayo”, agregó la mujer.
“Fue una persona muy humilde, ayudaba mucho a las personas necesitadas en Villa Caraza, cuando era día de reyes magos se venían con los compañeros y entregaban golosinas y juguetes a los chicos”, rememoró Daniela, que hoy vive junto a su abuela.
“En la familia lo recordamos con orgullo y seguimos su legado de ayudar a los más necesitados, con comida y merienda cuando tenemos y podemos. Hacemos comida a leña, todo a pulmón”, finalizó la mujer que junto a su abuela y otros familiares tienen un comedor solidario en la localidad de Villa Fiorito, donde se mudó Genoveva en la década del 70.
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