“A la gente le gusta la mierda, lo bizarro. Que te metan la mano en el orto y saquen un sorete. Y yo hago mierda, todo ese contenido de mierda que le encanta a la gente”. Así habla entre risas y con voz grave ante El Diario Sur “El Gordo que fuma”, un extraño fenómeno viral que se volvió ícono y meme en las redes sociales y que es vecino de Lomas de Zamora.
El Gordo que fuma, el peor influencer de Zona Sur: "Soy un símbolo de la decadencia"
Se llama Rodrigo Pereyra y es conocido como “El Gordo que fuma”. La historia del vecino de Lomas de Zamora detrás del viral.
12 de julio de 2025 - 11:31
¿Quién -o mejor dicho qué- es “El Gordo que fuma”? Es un personaje de estética trash (basura en inglés) que hace gala de su mala vida: exceso de alcohol, comentarios políticamente incorrectos sobre mujeres, flatulencias, lenguaje vulgar y chistes de mal gusto, siempre con un cigarrillo en la boca. Su actitud grotesca y desinhibida y su entorno decadente y marginal completan el cuadro, que, por las arbitrariedades de esta época, acumula cientos de miles de seguidores y millones de reproducciones.
Detrás de todo eso hay un vecino del centro de Lomas de Zamora que tiene 54 años, se llama Rodrigo Pereyra y trabaja repartiendo latas de pintura en su Renault Kangoo. El vehículo tiene un ploteo con su imagen y ofrece la presencia de “El Gordo que fuma” para animar eventos.
A diferencia de su personaje, en el encuentro en la zona de Lomitas con El Diario Sur, Rodrigo es amable y respetuoso, aunque entre pucho y pucho afloran los modismos “sarpados” del “Gordo”. “Mis amigos me dicen que no es un personaje, que es mi verdadero yo. Tan guacho no soy, pero me gusta hinchar las pelotas, molestar a la gente. Y el escabio me encanta, soy borracho desde los 15 años. Como asado y tomo vino a morir. El asado y las mujeres son lo más lindo de la Argentina”, comenta en una entrevista en un café céntrico.
La fama acentúa la confusión entre persona y personaje. Lo invitan de boliches, bares y eventos para hacer presencia y él no desperdicia ningún trago. “La otra vez me tomé siete negronis y después seguí tomando champagne. Con el escabio me la banco bastante”, sostiene. Caminando por la calle Italia, lo paran chicos y chicas para pedirle fotos y “el Gordo” cumple con las respuestas alocadas que esperan de él.
“Ser conocido la verdad que te abre muchas puertas. La otra vez fui a hacer la Verificación Policial y no tuve ni que hacer cola”, se enorgullece. También comenta que mucha gente que entra en el código del personaje lo insulta por la calle: “Me dicen gordo de mierda, gordo sorete, atorrante, gordo hijo de puta… Y a mí eso me encanta. ¿Qué más lindo que te puteen?”.
“La gente está loca. Vienen madres con pibitas chiquitas, me piden una foto y me dicen ‘ay, mi hija te ama’. Cómo puede ser que una nena consuma esa mierda. Yo creo que soy un símbolo de la decadencia. Pero me quieren, qué sé yo”, reflexionaba el influencer en la esquina de Italia y Colombres, mientras, en la mano de enfrente, un transeúnte que lo filmaba sufría el robo de su celular a manos de un motochorro. La realidad parecía hacerle un guiño y darle la razón a la mirada decadentista de “El Gordo que fuma”.
La inspiración en el humor de los 90
“Me gusta el humor de los 90, que jode con las minas, con el quilombo, con lo bizarro”, afirma “El Gordo que fuma” y marca entre sus referentes a popes del humor como Alberto Olmedo, Jorge Porcel y Diego Capusotto, todas figuras que han encarnado algunos registros “trash” como el que busca el vecino de Lomas de Zamora.
Con esa inspiración noventosa surgió el personaje de “El Gordo”, que en poco tiempo se volvió un boom en redes, y que debió afrontar varias penalizaciones de las plataformas por su contenido subido de tono y por la permanente presencia de cigarrillos, además de una cara pelea con un community manager.
“A mí me gusta hinchar las pelotas todo el día”, declara. Antes de ser “El Gordo” hizo colaboraciones con youtubers e interpretaciones para cortos. Uno de sus hits es un beso apasionado con el youtuber “Caspi”. Dice que no entra en el mundo de la actuación porque le dan pereza las esperas en los castings. Así que sueña con un proyecto personal: grabar la “Torrente argentina”, para lo cual dice contar con el visto bueno del realizador español Santiago Segura, responsable de la famosa comedia policial de humor bizarro.
A la espera de avanzar con su carrera en las redes, para lo que cuenta con el asesoramiento de un manager, Rodrigo Pereyra sigue a cargo de su reparto de pintura en el sur del conurbano. Anda en una Renault Kangoo ploteada con su cara y su teléfono de contrataciones. La butaca está totalmente destartalada. Entre risas, confiesa que su fama lo ayuda a pasar la VTV.
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