Columnista |

ABRAZO DE GOL

El fin de año trae consigo balances aún cuando uno no se los proponga.

El fin de año trae consigo balances aún cuando uno no se los proponga.

La anualidad y el calendario suelen darnos una excusa para pensar lo sucedido y tratar de proyectar el futuro, ya sea personal, empresarial o institucional, y también de la macro política (municipal, provincial y nacional).

La política económica y la realidad social terminan de configurar un 2018 como un año duro. Ninguna de las variables previstas en el presupuesto en 2017 se cumplieron. Se duplicaron el dólar y la inflación proyectada; creció la pobreza e indigencia; los ajustes salariales nunca compensaron los traslados inflacionarios a precios (generando una sensible baja del poder adquisitivo); subieron el desempleo y el riesgo país se disparó a valores que congelaron las promocionadas PPP (mecanismo de inversión publico/privada); la obra pública (motor de economías regionales y fuente laboral para jornaleros y empleados menos calificados) fue “hackeada” por los cuadernos de Centeno; de la justicia (que mira y no ve) se sigue esperando más de lo que ofrece. En fin...

A la hora de buscar las noticias positivas (a nivel nacional) se destaca la organización del G-20. La Argentina tenía mucho más para peder que para ganar, y el saldo fue positivo. Más desde la geopolítica internacional que desde lo anecdótico que el balance resultó la actuación en el Colón o de cuántos litros de nafta premium cargó “la bestia” en la Shell de Av. Figueroa Alcorta.

2018 será un punto de inflexión en la historia de la lucha de los derechos de las mujeres. Este año el debate sobre la despenalización del aborto avanzó en diputados y naufragó en senadores, obturando la discusión hasta 2019 (cuando menos). A eso le siguieron una serie de denuncias sobre distintas situaciones de acoso, abuso e incluso violación, en una escalada que seguramente generará cambios permanentes. La naturalización del machismo en distintos estratos sociales y diferentes relaciones entre géneros, fue. Ya nada volverá a ser como fue y eso hay que celebrarlo. Las evoluciones de las sociedades son irreversibles. Así sucedió cada vez que la mujer “avanzó”, sea desde la conquista del voto femenino a cada nueva conquista. En éste camino no son todas rosas, y a veces se producen situaciones encontradas (que pueden expresar posiciones indeseables), como la que se dio esta semana tras la denuncia de Geraldine Neuman al cocinero televisivo Ariel Rodríguez Palacios. Jorge Otamendi, marido de Neuman, se refirió a la denuncia de su mujer en las redes “celebrando” la condena mediática que sufriría Palacios... No debiera tratarse de condenar social o mediaticamente a responsables de delitos. Debe actuar la justicia. En la era de las redes sociales se transforma en peligroso ir sólo por esa condena, porque es gratuita e inmediata.

La justicia es uno los poderes constitutivos de la República. Es (o debiera ser) independiente. Vivimos enfrentando discursivamente la corrupción política del poder Ejecutivo, mirando la acción sinuosa del Legislativo y resignados con el Judicial, como si no fuera tan (o el más) importante en la construcción de las reglas de juego de una sociedad. Cuando la justicia sea “justa” habrá menos corrupción, menos robos, menos abusos, menos estafas, menos asesinatos. La sensación de que con la justicia argentina “no pasa nada” hace que en la Argentina “pase de todo”. 

Último párrafo para destacar un festejo del jueves pasado: los 10 años de la Asociación Deportiva Country Canning. Empezamos 100 y hoy sumamos 4000 los que jugamos por amor a la camiseta (de verdad), y entendemos el deporte como una instancia de encuentro. Allí coseché grandes amigos; de River y de Boca, peronistas y radicales, judíos y cristianos. Allí se explica la importancia del trabajo en equipo y de la necesidad de apoyarse en las fortalezas del otro para lograr el “abrazo de gol”. No es fácil hacer un gol, pero genera una sensación indescriptible.

A cada lector (que celebre) le deseo un feliz encuentro a la mesa de la Navidad. La familia suelen ser quienes se sientan alrededor de esa mesa. A ellos: salud!

A todos: buena semana.

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