Hay quienes esperan que las cosas cambien y quienes deciden transformarse para cambiar su mundo. La diferencia está en aprender: no solo contenidos, sino nuevas formas de pensar, comunicarnos, relacionarnos, detectar creencias que nos limitan y ampliar recursos para gestionar mente y emociones. Cada aprendizaje profundo nos da la llave de un mundo nuevo.
Herramientas para reinventarte
Por Mónica Dreyer.
Ese aprendizaje transformador lo generan dos poderosas herramientas: la Programación Neurolingüística (PNL) y el Coaching Ontológico. Son un abanico de poderosas herramientas, muchos las llaman “Las nuevas tecnologías del éxito” Una alumna me decía: “Ahora me hago mucho menos problema porque tengo herramientas”.
Muchos preguntan qué hacen y en qué se diferencian. El miércoles daremos un taller vivencial para transmitirlo en la práctica, pero aquí va una síntesis.
La PNL nos enseña a comprender cómo funciona la mente y cómo los pensamientos influyen en sentir y actuar. Permite reprogramar creencias limitantes, cambiar hábitos, comunicarnos mejor, gestionar temores, aumentar el poder negociador, hablar en público, mejorar creatividad y aprendizaje. Brinda técnicas rápidas y prácticas que fortalecen la autoestima y la seguridad.
El Coaching Ontológico, es un proceso profundo de aprendizaje personal. Parte de una premisa clave: el lenguaje crea realidades. Lo que decimos refleja creencias y abre o cierra posibilidades. A través de conversaciones, dinámicas y autoobservación, ayuda a transformar la manera de pensar, sentir y relacionarse.
Diferencias:
La PNL entrega herramientas concretas y enfocadas en resultados inmediatos.
El Coaching Ontológico propone un camino más amplio, reflexivo y vivencial, donde incluso puedes formarte con nosotros como coach profesional lo ejerzas o no.
El mundo de hoy requiere un nuevo liderazgo; el Líder Coach y lo brindan estas dos disciplinas.
En otras palabras: la PNL es un “manual de técnicas” para tu día a día, mientras el Coaching Ontológico es una experiencia de aprendizaje que cambia tu forma de habitar el mundo.
Al final, la verdadera transformación no ocurre afuera, sino adentro. Ambos nos recuerdan que siempre podemos progresar y reinventarnos.


