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"Del resto se van a encargar ustedes"

Por Manuel Nieto (@NietoManuelOk).

“Para hacer gradualismo por sobre todo hay que tener tiempo y financiamiento (dos aspectos que no teníamos). Estamos generando las condiciones para que Argentina vuelva a crecer, del resto se van a encargar ustedes”. Así habló el Presidente Javier Milei ante los empresarios más importantes del país en Bariloche, en el Foro Llao Llao. Es un resumen perfecto sobre la visión de la economía que tiene el Gobierno: ajuste a los hachazos para llegar al equilibrio fiscal y bajar la inflación, y confiar en que las fuerzas del mercado (o del cielo) van a premiar este esfuerzo con inversiones.

“No creo en una economía dirigista”, fue otra de las frases, típica de su repertorio, aunque, si se la observa bien, es mucho más moderada que “la bomba en el Banco Central” o las metáforas del Estado como una asociación ilícita que roba a través de los impuestos. Ese paso hacia al centro se explica porque esta semana el Presidente tuvo que darse un baño de moderación en sus ideas radicalizadas al lanzar su batalla para que las prepagas retrotraigan los aumentos, luego de la liberación de precios que había dispuesto el Gobierno ni bien asumió. Milei tuvo que soportar críticas por derecha de parte de algunos talibanes del libertarianismo y también la sorna de todo el arco político que le dijo: “¿No era que las regulaciones eran crímenes aberrantes?”. Apenas chicanas.

Lo importante es que el episodio de las prepagas puede servir como botón de muestra. El Gobierno salió con todo contra algunas empresas y en especial contra el dueño de Swiss Medical, Claudio Belocopitt: amenazas judiciales, campaña en los medios por haber cobrado subsidios estatales durante la pandemia, asociación de su figura a la de Sergio Massa. Parecen métodos bastante kirchneristas, ¿no?

Entonces, acá tuvimos un caso de liberación del mercado que no dio los resultados esperado y el Gobierno, aunque desgano y repartiendo culpas entre todos, aceptó dejar de lado su biblioteca e intervenir. ¿Qué pasará, entonces, cuando llegue ese momento al que Milei hace alusión en su discurso cuando les dice a los empresarios “del resto se van a encargar ustedes”? En primer lugar, cabe la posibilidad de que efectivamente la fuerza de la iniciativa privada sea suficiente para trazar un camino de progreso económico que, más o menos, llegue a todos los argentinos, y que eventualmente el Estado recupere su capacidad de inversión en las áreas fundamentales como seguridad, salud, educación.

Pero, ¿Y si no? ¿Cómo reaccionará Milei si ve que, después del “ajuste más grande de la historia de la humanidad”, como le gusta decirle a él, los empresarios no “se encargan del resto” y la depresión económica se mantiene de forma indefinida? Milei puede desafiar todo el tiempo los límites que le ponen las instituciones, los políticos o el periodismo crítico (todos son “la casta). Hasta ahora viene teniendo éxito, de la mano de sus destacados índices de imagen ante la opinión pública. Pero los límites materiales son infranqueables: a los números no se les puede gritar.

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