Argentina está cerca de llegar al 40% de vacunados con al menos una dosis: unas 17.966.575 de personas ya recibieron la primera aplicación. La cifra, que representa al 39,59% de la población total del país, y el paulatino retorno a la normalidad abrieron ciertas áreas de debate en vistas al futuro: uno de ellos, ¿cuándo se dejarán de usar los barbijos?
Tal como sucede en el hemisferio norte, donde ya varios países de Europa levantaron la obligatoriedad del uso de los barbijos producto tanto de la puesta en marcha de sus planes de vacunación como de la llegada del verano, el panorama en Argentina ya es inevitable pensar que algún día ocurrirá lo mismo.
En países como España, Francia o Estados Unidos, ya se puede permanecer al aire libre sin la necesidad de utilizar los barbijos. Israel es otro ejemplo de ello, aunque tuvo que dar marcha atrás en la flexibilización del tapabocas: a pesar de contar con un 85% de vacunados, los casos volvieron a subir producto de la variante Delta y el gobierno decidió reincorporar los barbijos en espacios cerrados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconsejó que “la vacunación sola no va a detener la transmisión comunitaria” y que se necesita que “la gente siga usando los barbijos consistentemente” en espacial en regiones como América Latina: “Allí la gente no puede sentirse a salvo solo porque tuvo sus dos dosis. Siguen necesitando protegerse”.
Sin embargo, otros expertos epidemiológicos consideran que se puede utilizar un porcentaje de vacunados para evaluar la no obligación de los barbijos. En Estados Unidos, por si acaso, el gobierno ratificó que con dos tercios de la población vacunadas, los tapabocas no son necesarios.
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La recomendación es que recién con un 70% de vacunados se empiece a repensar la posibilidad de quitarse los barbijos. Con casi el 40% de la población vacunada en la Argentina, se prevé que en pocos meses se alcance a una cifra optimista que permita plantear el decirle adiós a los barbijos.
Si bien la OMS no lo aconseja (en especial ante la arremetida de la variante Delta), no ilusionarse con caminar sin barbijos es una tarea imposible y que, cuando llegue el momento, el gobierno deberá analizar qué medida tomar.