Rodrigo Páez, un joven de 21 años oriundo de Lanús, y la pareja de su mamá, Daniel, de 41 años, viven juntos desde que el joven tenía un año. Desde ese momento tuvieron una relación de padre e hijo que se prolonga hasta el día de hoy. Por eso, Rodrigo decidió tomar definitivamente el apellido de Daniel y filmó el momento en el que se lo pidió, en un video conmovedor que se volvió viral.
Adopciones integrativas, tutores legales y papás del corazón: lazos no tradicionales entre padres e hijos que superan todas las barreras
Se volvió viral un video en el que un joven de Lanús le pidió a la pareja de su mamá que sea oficialmente su papá adoptivo. Reavivó el debate sobre adopción.
El trámite que inició el joven se llama adopción integrativa y está previsto por el Código Civil para casos en los que la pareja del padre o la madre biológica decide adoptar al hijo de su cónyuge. “Desde muy chico estoy con él, siempre pensé en ponerme su apellido, me lo debía y se lo debía por todo lo que hizo por mí”, señaló Rodrigo, en diálogo con El Diario Sur.
“Ya en 2021 hice una cita con una abogada para iniciar el trámite que terminaba con la firma de mi papá para que acepte adoptarme, es un proceso complicado”, comentó el joven que volvió mucho más reconocido a este tipo de adopción por la gran repercusión que tuvo el video en el que le pide a la pareja de su mamá que lo adopte y que sea su papá.
“Si, siempre fuiste mío”, fue la respuesta emotiva que obtuvo por parte de Daniel en el clip que tiene más de un millón y medio de reproducciones en TikTok. “La verdad que yo no esperaba esta repercusión, lo hice más que nada para tener un lindo recuerdo, que me quede guardado en las redes. Está todo grabado naturalmente, con la ropa en el tender atrás”, contó Rodrigo.
El proceso de adopción fue iniciado por Rodrigo en el año 2021, unos meses después de cumplir 18 años. Se trató de un proceso extenso que recién se pudo terminar en el mes de mayo, cuando Daniel puso la firma para que Rodrigo pueda llevar el apellido que soñó tener desde que tenía 6 años. No obstante, aún resta llevar ese oficio hasta el Registro Civil para que se practique la inscripción definitiva del apellido, un proceso que puede llevar hasta tres meses más.
“Mi idea había sido cambiarme el apellido a los 6 años pero mi mamá me pedía que espere. Si lo hacía de chico tenía que llevar cosas imposibles. Mi mamá iba a quedar expuesta porque iban a pensar que tenía enojo con mi progenitor y que me cambió el apellido sin preguntarme”, señaló el joven que nunca tuvo relación con su padre biológico.
“Fue una sorpresa grata”, recordó por su parte Daniel sobre el momento en el que le pidió ser su papá. “Cuando supe que Rodrigo me estaba diciendo esto se me desplomó el corazón, fue mucha emoción. Tenía un año cuando lo conocí solamente bastó con una mirada, fue un amor a primera vista, siempre lo sentí como mi hijo”, aseguró el hombre.
Qué es la adopción integrativa
Florencia Aquino, quien representó a Rodrigo Páez en el trámite que inició ante la Justicia explicó qué significa la adopción integrativa, el proceso que abrió el joven de Lanús.
“Lo puede iniciar también el adoptante, la pareja de la madre del menor, de hecho tengo dos casos más donde lo inicio el marido de la mamá o sino como en este caso el adoptado pero en este caso es más fácil cuando supera la mayoría de edad”, indicó Aquino.
“Son casos bastante usuales. En el caso de Rodrigo fue un trámite que se inició en el 2021, ahora solicitaron la conformidad del adoptante. Lo que queda es esperar que el juez ordene la inscripción y luego librar el oficio al registro para el cambio de apellido”, aseguró Aquino.
“Hay poca gente que conoce del trámite ya que la nueva modificación del código civil en 2015 dio más herramientas al respecto”, manifestó la abogada. Y agregó que ese cambio legal también volvió más sencillo el proceso de adopción y posibilitó la adopción homoparental -entre parejas del mismo sexo- o unipersonal por ejemplo.
Guido soñaba con tener el apellido de su “papá del corazón”, pero no pudo por su fallecimiento
Guido, de 27 años, joven de Llavallol, conoció a su padre adoptivo cuando tenía casi un año de vida y Carlos Rubén Pérez comenzó a ser la pareja de su mamá, integrándose como uno más de la familia.
“Al poco tiempo de cumplir un año tuve un accidente y tuve que ser internado 5 meses en el hospital porque me caí arriba de una parrilla, ahí fue cuando el empezó a estar siempre cuidando de mi hermana, mi mamá y de mí”, contó Guido.
“Pasamos momentos malos, pero él siempre estuvo con buena onda al lado nuestro y haciéndose cargo de todas las necesidades de mi hermana y mías. Siempre estuve viéndolo como un ejemplo a seguir tanto de trabajador como de persona”, rememoró el joven de Llavallol.
Carlos falleció el año pasado tras una larga enfermedad. Lamentablemente Guido no logró llevar a cabo el trámite de la adopción integrativa para llevar el apellido de su “papá del corazón” pero siempre lo recordará como tal.
“Siempre quise hacer el cambio de apellido, pero no tuve tiempo de hacer el trámite, igualmente llevo su apellido para todo, de hecho en mis redes sociales soy Guido Pérez”, concluyó el joven que nunca tuvo mucho trato con su padre biológico.
Rodrigo fue adoptado por los primos de su madre biológica y él también quiere adoptar para ser papá
Rodrigo Agüero tiene 30 años, es de Lomas de Zamora y desde muy chico sospechaba que era adoptado pero nunca tuvo la certeza hasta que fue a hacer un trámite junto a su mamá y lo descubrió definitivamente.
“Toda la vida sospeché que era adoptado, hasta que se confirmó; primero porque nunca vi una foto de mi mamá amamantándome y segundo por la edad de mis padres de corazón. Me adoptaron a los 43 años de ellos, en el año 1992”, relató Rodrigo.
“Todo se descubrió a fines del año 2010 cuando fui a renovar el DNI de 16 años, me atrasé 2 años y lo hice a los 18 años. En ese entonces había dos filas, una adentro y otra afuera. Mi mamá me pide que me adelante en la fila de adentro mientras hablaba ella con alguien que le pide los documentos de adopción, ella se puso mal porque yo me estaba enterando en ese momento que era adoptado”, recordó Agüero.
Dos años después, Rodrigo finalmente encontró los documentos de adopción y descubrió la verdad que su mamá no le pudo contar. “Resultó ser que mi madre biológica es la prima hermana de mi padre de corazón, vive a la vuelta del domicilio donde yo vivía antes y me dio en adopción porque la familia no aceptaba que ella fuera madre”, contó Rodrigo.
Por otro lado, el joven aclaró que todos merecemos una segunda oportunidad de recomenzar la vida si la familia biológica no da los elementos necesarios para una crianza. En ese sentido, afirmó que está dispuesto a adoptar sí se dan las circunstancias. “Soy homosexual y a futuro estando solo o con una pareja estable, me gustaría adoptar y darle a ese niño o esa niña una calidad de vida digna”, finalizó.
Ser tutor legal: la experiencia de Luis Alejandro Cardona y “Choclo”
“No puedo adoptarlo porque él no está en situación de adopción, tiene madre y padre. Que la madre no se haga cargo es una cosa distinta, pero él no esta en un hogar. No quiero que pase por eso”, explicó a El Diario Sur Luis Alejandro Cardona, quien tiene 26 años, es vecino de Longchamps y tutor legal de Danilo, o“Choclo”, como decidió llamarlo, un niño de 12 años que conoció mientras juntaba basura en la puerta de su casa.
El padre del pequeño se encuentra internado, realizando un tratamiento debido al consumo de drogas. “A su papá le gustaría tenerlo con él, pero no puede debido a sus condiciones económicas y sociales”, remarcó Luis. Y aclaró: “Yo lo respeto mucho porque eligió la mejor opción para su hijo, que esté conmigo, vaya a la escuela y mejore su futuro, en lugar de que esté en la calle buscando comida o trabajando”.
“Al no tener contacto con la madre ni él ni yo, la adopción es un proceso complicadísimo. Ser tutor legal no es tan difícil porque solo necesito el consentimiento del padre”, aseguró Cardona, quien todavía continúa el proceso legal mientras ya convive con “Choclo”.
Durante los primeros días de la pandemia del Covid 19, allá por marzo del 2020, Alejandro vio que el niño estaba revolviendo residuos en la puerta de su casa. Desde ese entonces, entablaron una relación y comenzaron a juntarse con mucha frecuencia, cinco veces por semana para entrenar, ir a la plaza y jugar a la Play Station. Todo iba bien hasta que un día la casilla en la que vivía el niño con su familia se incendió y quedaron en la calle. Ante esta situación, Alejandro hizo todo lo posible para que viva con él.
Es de Monte Grande y perdió a su padre adoptivo en un accidente de tránsito
José Nicolás tiene 30 años y vive en Monte Grande. Fue adoptado cuando tenía una semana de vida por Antonio de Padua Pons Gornes y Ana María Minnock. “Siempre desde que tengo consciencia me dijeron que era adoptado, nunca me lo ocultaron ni lo sufrí de ninguna forma”, contó el joven en diálogo con El Diario Sur.
José Nicolás pasó su infancia en Tecka, un pueblo de Chubut, donde tuvo una excelente relación con sus dos padres “del corazón”. Luego los tres se trasladaron a Monte Grande, donde se establecieron hace algún tiempo.
“Con mi papá tuve una relación hermosa, hasta que falleció en 2010 en un accidente de tránsito”, relató el joven que lleva su apellido con orgullo. “Me hubiera gustado tener el apellido de mi madre también, pero en ese momento solo pudieron poner el de mi papá porque era un apellido compuesto”, agregó.
En cuanto a la adopción, remarcó que es una gran ocasión para que el menor pueda tener una segunda oportunidad y lo propio ocurre con los padres. “Me parece que está perfecto adoptar y dar todo el amor del mundo. Sino cuentan con la posibilidad de tener hijos, es una excelente opción”, finalizó José Nicolás.
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