Cuando se habla de videojuegos, ya no solo se puede limitar a mencionar a los gamers, esta industria se ha abierto paso a otros espacios, ofreciendo a todos una forma más amena y fácil de interactuar, de entretenerse e incluso de hacer crecer sus respectivos negocios.
Los videojuegos se han convertido en una manera única de expresarse, lo que los convierte en auténticas obras de arte en la que los desarrolladores y creadores no solo vierten toda su creatividad, sino que además incluyen un propósito y un compromiso para con el jugador.
El arte de los videojuegos
En términos generales cuando se va a desarrollar un juego se emplean tres diferentes perspectivas: la del creador que se encarga de visualizar en el mundo que desea compartir,
la del juego que va de su mecánica que va a emplear, su funcionamiento y cómo se presentará al jugador y la tercera perspectiva es la del jugador.
Un ejemplo sencillo son los juegos de ruleta, cuya interacción tendrá una respuesta personal en la experiencia del usuario; estos tres factores deben tener una armonía para que el juego pueda tener éxito.
Conceptualizar a los videojuegos como obras de arte ha generado controversias importantes dentro de la industria, es cierto que han recibido como obras creativas protección legal por la Corte Suprema de los Estados Unidos, pero aún se cuestiona que estos sean obras de arte incluso cuando disponen de narraciones, gráficos y música.
Pero si se parte de la premisa que el arte genera emociones entonces, este gran debate se complica ya que no solo son reconocidos por narrativa e imágenes sino por brindar una experiencia emocional para el jugador en el que más destaca la empatía y esto parte de la desarrollo del material en el que se busca que los jugadores se suscriban al mundo emocional de los personajes.
El desarrollo conceptual del videojuego
La industria de los videojuegos han tenido grandes logros que los ha ido acercando a su meta de ser considerados obras de arte, por un lado, está el reconocimiento de la Suprema Corte de Estados Unidos en 2011, que dictaminó la protección de los videojuegos como formas de arte, más adelante en 2018, Alemania reconoce su naturaleza artística.
Pero las dudas siguen existiendo y por ende las iniciativas que sustenten su relación de diseño y arte, actualmente el museo de Arte Modernos de en Nueva York se está encargando de reunir más de 40 videojuegos que tengan importancia histórica en su formato de origen para ser exhibidos, mostrando él deseó de interfaz y celebrar a los juegos como una manera de expresión artística.
Crear un videojuego implica el diseño de muchos elementos como el diseño artístico, fotografía, guión, interacción, banda sonora, entre otros. Pero además debemos sumarle un factor muy importante, la documentación con profesionales de la salud mental, lo que demuestra un compromiso no solo con la industria del arte y el entretenimiento sino con el usuario.
¿Cómo los videojuegos influyen en el compromiso afectivo?
Los juegos no solo funcionan para brindar entretenimiento a los jugadores, sino que se han convertido en toda una herramienta de aprendizaje y mejora del bienestar. Hay una variedad de autores que han comprobado el potencial de estos en la enseñanza de jóvenes y adultos. Por su carácter multidisciplinar, tiene la capacidad de involucrar y motivar a los usuarios, lo que se traduce en un compromiso relacionado con inmersión, flujo, presencia y absorción.
Si se busca vivir una experiencia inmersiva entonces se debe localizar un videojuego, estos sumergen a las personas en la historia dándoles la sensación de formar parte de la trama, por esta razón el compromiso que toma es tomado por el jugador ayuda al aumento de sus ganas de aprender más.
Asimismo, les puede proporcionar un compromiso cognitivo y afectivo; tal es el caso de aquellos juegos que invitan a la resolución de acertijos, si el jugador obtiene una respuesta positiva, este desarrollará un mayor interés en progresar.
La creatividad del desarrollador y el jugador
Está claro que para desarrollar un buen juego se necesita de mucha creatividad por parte de todos los involucrados, por lo que no es de extrañar que su diseño optimice el desarrollo de la creatividad y un mejoramiento de las habilidades visuales y espaciales en los usuarios.
Esto se debe a que cada juego tiene una serie de retos y desafíos que el usuario debe superar y entre mayor dificultad tenga más racionamiento debe ser aplicado, de esta manera se aparta un poco el pensamiento lineal para dar paso a formas más creativas de solucionar dichos retos.
Cómo se ha podido ver, el éxito de un videojuego va a depender de muchos factores internos para poder no solo llamar la atención de potenciales usuarios, sino generar un compromiso por parte de ellos que les motive y además repercute en su vida cotidiana de manera positiva y contribuya a su bienestar mental.
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