El doble femicidio de Luna Giardina y Mariel Zamudio en Córdoba, expuso el rol de comunidades digitales que promueven el odio hacia las mujeres. Pablo Laurta, acusado del crimen, integraba Varones Unidos, grupo uruguayo que se presenta como defensor de los hombres pero difunde mensajes antifeministas y teorías de persecución judicial.
Doble femicidio en Córdoba: ¿Qué es el grupo Varones Unidos que está en la mira?
Tras el doble femicidio en Córdoba, crece la atención sobre Varones Unidos, el grupo antifeminista que replican discursos de odio desde redes sociales.
De blog a red de odio
Lo que comenzó como un blog de “defensa de los hombres” se transformó en un espacio donde se cuestionaban las leyes de género y se deslegitiman las denuncias de violencia. Varones Unidos ganó notoriedad regional por impulsar campañas contra normas de protección a las mujeres y por su vínculo con figuras ultraconservadoras como Agustín Laje y Nicolás Márquez, con quienes Laurta compartió actos públicos en 2018.
En su sitio web, el grupo difundió textos sobre “el caso Pedro Laurta”, donde el sospechoso relataba su conflicto judicial por la tenencia de su hijo. Allí se lo presentaba como una víctima del sistema judicial y se publicaban acusaciones sin sustento contra su expareja y su entorno.
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Del “caso Johnny Depp” al discurso de la deslegitimación
Durante el juicio entre Amber Heard y Johnny Depp, distintas comunidades digitales reprodujeron mensajes antifeministas que circularon globalmente en redes. Según una investigación de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), titulada “¿Quién es la próxima Amber Heard?: Violencia simbólica y deslegitimación en la era de TikTok”, ese caso se convirtió en un ejemplo paradigmático de violencia simbólica digital.
El trabajo, realizado por Guillermina Cruz, Rocio López, Yrina Viveros y Luis Mansilla, analiza cómo la figura de Heard fue objeto de una campaña de desprestigio sostenida por comunidades antifeministas —entre ellas Varones Unidos—, que promovieron una lectura en clave de “falsa víctima” y trasladaron esa lógica a debates locales. La investigación concluye que este tipo de discursos construyen opinión pública a partir de la ridiculización de las denunciantes y la exaltación de la masculinidad “víctima”, un patrón que conecta los entornos digitales con casos de violencia real, como el ocurrido en Córdoba.
La lógica digital del odio
El caso Laurta y la defensa de Depp revelan una misma matriz discursiva: una narrativa de victimización masculina que convierte la misoginia en sentido común. Al igual que los foros incel o los movimientos “Men’s Rights Activists”, estos espacios se retroalimentan a partir de la frustración, la pertenencia grupal y el rechazo a las transformaciones impulsadas por los feminismos.
En esa dinámica, la violencia simbólica precede a la violencia física. Los grupos construyen identidades sobre el resentimiento y la sospecha hacia las mujeres, generando un terreno fértil donde la agresión se justifica como reacción o defensa.
Entre la ideología y el crimen
El recorrido de Laurta —de activista antifeminista a posible femicida— expone el modo en que el discurso digital puede transformarse en acción violenta. En el universo de Varones Unidos, las mujeres son representadas como enemigas del orden y los varones como perseguidos. Esa distorsión ideológica, sostenida durante años en redes, termina por moldear subjetividades dispuestas a ejercer la violencia como forma de “justicia personal”.