Por Manuel Nieto
Los nuevos goles del Kun Agüero
La postura del Kun Agüero sobre los impuestos se inserta en un debate vigente entre los tributaristas sobre la conveniencia de aumentar la presión impositiva sobre los ingresos o sobre el patrimonio.
Tristemente retirado del fútbol a los 33 años por un problema cardíaco y ahora reconvertido en streamer, Sergio “Kun” Agüero se convirtió en un personaje estelar del debate público en las últimas semanas. Sus intervenciones inocentes, pero llenas de sentido común, despertaron debates en torno a la economía, la estructura del sistema tributario, la obra pública y hasta se ganó elogios por rechazar una entrevista como una señal de lealtad a su amigo Lionel Messi.
Ya lejos de las redes que inflaba en las ligas europeas con su potencia y confianza, el Kun se colgó la semana pasada una medalla que no es precisamente la dorada de Beijing 2008 (que había obtenido junto a Messi y Ángel Di María). La nueva hazaña del hombre criado entre Quilmes y Florencio Varela fue lograr el arreglo de los baches de la Ruta 6. Luego de quejarse en una de sus transmisiones en la plataforma Twich por el estado de la autovía y la repercusión que esto tuvo en los medios, el área de Vialidad se apuró a hacer reparaciones.
El Kun expuso a los funcionarios responsables doblemente. Primero, por el mal estado de una ruta que se supone troncal para la provincia, con tramos inaugurados y reinaugurados por cada gestión de gobierno, y hasta con tres peajes fantasmas instalados por la administración de María Eugenia Vidal que quedaron como una especie de monumento a la improvisación. Segundo, quedó en evidencia la lógica de especulación política que los lleva a actuar únicamente cuando un personaje famoso hace mención al tema y los medios se hacen eco. ¿Por qué no hubo arreglos antes de que el Kun hablara? ¿Y de repente se volvió prioritario después?
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La otra jugada del ex Independiente se dio en el área de la economía. Aplicando su sentido común, se quejó de tener que pagar impuestos al patrimonio (Bienes personales). “A mí no me molesta pagar por ingresos, porque si tenés ingresos claramente estás trabajando y te va bien. No pasa nada si pago el ingreso del 30%, 35%, en Inglaterra es del 50%. Vos estás generando plata, está bien, pagás. Lo que no me convence es que vos pagues un porcentaje anual del patrimonio que tengas, me parece una locura. Si vos ya pagaste impuestos por el ingreso, ¿por qué tenés que seguir pagando más plata?”, argumentó.
De su posición se colgaron los ultraliberales Ricardo López Murphy y Javier Milei, que aprovecharon para hablar de la estructura tributaria “confiscatoria” del país. En portales más afines al gobierno, en tanto, se publicaron columnas de opinión acerca de la tendencia de aumento que tiene la brecha de desigualdad en el mundo y defendieron a los impuestos como la herramienta para tratar de equiparar esa distorsión.
Hubo voces kirchneristas que defendieron el rol del Estado para posibilitar el surgimiento de milagros como Agüero y la justicia de que estas estrellas retribuyan lo que recibieron. Otros recordaron que el Kun nació en una villa, donde no hubo mucho “Estado presente” para ayudarlo.
En rigor, la postura del Kun sobre los impuestos se inserta en un debate vigente entre los tributaristas sobre la conveniencia de aumentar la presión impositiva sobre los ingresos (lo que “castigaría” la actividad productiva y podría desmotivar la inversión) o sobre el patrimonio (que sería menos nocivo para la actividad económica pero aumenta la tendencia a que los más ricos “se la lleven afuera”).
Esta discusión tiene una actualidad urgente en la Argentina. El pre acuerdo con el Fondo Monetario Internacional establece que debe haber una reducción progresiva del déficit fiscal. El Gobierno se muestra renuente a bajar el gasto, por lo que su único camino sería subir impuestos. Pero la oposición de Juntos por el Cambio se niega a votar en el Congreso medidas que refuercen la presión fiscal.
En esta encerrona estamos, mientras el Kun sigue con sus streams y cuenta que canceló una entrevista con una revista francesa luego de que criticaran a Messi por su performance en el último partido del París Saint Germain. Así como desde un sector de la grieta lo habían criticado por olvidarse de sus orígenes humildes cuando planteó su opinión sobre los impuestos al patrimonio, el rechazo a la entrevista le podría haber valido el calificativo de autoritario e intolerante con el periodismo crítico. Pero no: por suerte el grado de locura todavía no llegó hasta ese punto.