Volver o no volver.... Es la cuestión

En mis prácticas de Coaching descubrí que la mayor relevancia la tienen las distinciones, eso que hace que cuando te das cuenta que estuviste todo el tiempo tomando una cosa por otra, cambia –positivamente- la forma de posicionarte ante tus circunstancias. Y ya que mencioné el tiempo, lo sumo al concepto de distinción y reflexiono acerca de volver, algo que sólo existe en nuestra mente individual – nuestro software- y ni si quiera sé que tan fielmente. Años atrás, una de mis compañeras manifestó que cada vez que se anotaba en la Universidad para volver a sus estudios de psicología, asistía por un tiempo a la universidad y luego perdía el interés repetidamente. Intenté ponerme en su lugar e imaginé –en mi mente- lo que sería volver a algún evento social de mi pasado, me encargué cuidadosamente de escoger un suceso que comprometiera a personas que aún permanecían en plano físico –no sólo mental- y cuya probabilidad de encuentro era decididamente alta, y claro, concienticé lo obvio –como suele suceder- descubrí que aunque hiciera todo lo que estuviera a mi alcance para repetir ese evento, lo fenomenológico (lo que se ve, se oye y se siente) jamás será como volver a esa experiencia del pasado en mi mente. A mi compañera le pasaba lo mismo, La Universidad había sufrido algunos cambios edilicios y mobiliarios, no olía a tiza, los que serían sus compañeros no socializaban de igual modo, algunas costumbres habían cambiado, las posturas, las muletillas del lenguaje... Cuando tu cliente/paciente te hable de “Volver con sus parejas o a revivir una experiencia…” recuerda esta distinción porque no es lo mismo Volver a la universidad que continuar los estudios, planificarlos y trabajar para recibirse.